El
inmovilismo institucional
El
Estado del 18 de Julio apuntaló sus cimientos en el Ejército, en la
Iglesia y en el Partido único, primero FET de las JONS, más tarde
Movimiento Nacional, (sin olvidar por supuesto el decisivo concurso que el
capitalismo financiero prestó al mantenimiento de aquel Régimen). El FES
tuvo por fuerza que referirse a esos elementos (como ya se ha visto que lo
hizo con la Iglesia Católica) aun cuando su atención fuera muy dispar.
Sorprende la escasa dedicación que hacia el Ejército tuvieron las
publicaciones del FES. Tan solo un artículo de la revista Resurgir
y el apartado dedicado al tema del Manifiesto de los falangistas
independientes incidieron en el tema. Podría pensarse que tan corta
dedicación a institución de tan fuerte implante en la España del
franquismo, no mereciera la atención del grupo falangista por su falta de
participación directa en la política activa del país. Puede ser también
que se esperara, en el pensamiento utópico del grupo, la remota
posibilidad de un apoyo del Ejército a la defensa, no ya de los
postulados del FES, que era algo impensable, sino de parte del ideario de
la Falange en un momento determinado.
El
Ejército español aparecía como un ente monolítico, cuyo jefe, el
general Franco, interpretaba su sentir. Su concurso, como solución de
reserva para momentos difíciles, le confería un papel de garante del
sistema sin intervención inmediata en los asuntos políticos; pero con la
seguridad de que cualquier decisión grave se podría tomar siempre que el
Ejército no estuviera en contra.
Para
el fundador de la Falange fue deseable que "a imagen del Ejército,
informe un sentido militar de la vida toda la existencia española"
(15); a pesar de lo cual tomaba precauciones con respecto al papel que el
Ejército podía desarrollar en política. Para el FES tal argumento era válido.
El Ejército español era presa fácil del halago de la derecha y de la
ultraderecha, que mantenían tal actitud para la defensa de sus
privilegios de clase y utilizaban a las Fuerzas Armadas no para la función
que les estaba designada en el esquema ideológico de la Falange, sino
para intereses mucho más mezquinos(16).
También
sabían los falangistas que las relaciones de la Falange con el Ejército
no habían sido excesivamente buenas. La manifestación sindical del 40,
los sucesos de Begoña en el 42, el "proyecto constitucional" de
Arrese o los sucesos del 56 habían supuesto de una u otra forma el
enfrentamiento entre unos y otros. Diferencias ideológicas sustanciales
entre una buena parte de los mandos militares y la Falange habían
producido serios roces en el camino que la figura del General Franco había
conseguido neutralizar.
Bien
es cierto que militares como Muñoz Grandes, Juan Yagüe, Carlos Ruiz, Pérez
Viñeta o García Rebull entre otros, sintetizaron su formación militar
con la ideología de la Falange o de la FET, mas estos casos esporádicos
no inclinaban el peso del Ejército, ni mucho menos, hacia derroteros
falangistas.
En
tal situación el FES repetía doctrina archisabida sobre el pensamiento
de la Falange acerca del Ejército. Dada la coincidencia entre el Jefe de
la Fuerzas Armadas y el del Movimiento Nacional prefirió dejar para esta
última Institución sus más enconados ataques. Influía sin duda una
admiración "extraña" por el Ejército, que hacía a los
falangistas juzgar con benevolencia a los "halagados" ‑al
Ejército‑ de la derecha o ultraderecha y pensar que tan solo estos
últimos eran responsables de aquella relación de "lisonja".
Con
mayor detenimiento se analizaba el tema del Ejército y de la Defensa
Nacional en el año 1977, cuando el FES ya convertido en FEi preparaba de
cara a las primeras elecciones generales su programa político (17).
Concedía a la institución armada enorme importancia en cuanto a su
intervención en el marco político de un hipotético estado falangista.
Tanto es así que el Consejo de Estado que se habría de constituir para
las grandes necesidades de la nación, se apoyaría en dos soportes básicos:
Ejército y Judicatura. Y todo ello por la sencilla razón de que "si
nuestras Fuerzas Armadas han de ser necesariamente quienes en último
extremo han de acudir para salvar a la Patria de la destrucción, en caso
de incapacidad de los políticos, forzosamente han de participar en la
gestión política para evitar esas situaciones extremas". Quedaba
pues para el Ejército un papel singular en la configuración del Estado,
como bastión, no ya de reserva sino de activa participación en la
construcción de las líneas maestras.
Algo
distinto lo constituía la Defensa nacional en donde partiendo de la
necesidad de un servicio militar obligatorio, se exponía la urgente
necesidad de replantear el sistema llevado hasta entonces. Se ofrecían
como alternativas la existencia de un "ejército estable o
profesional" compuesto por una minoría de expertos, un "ejército
movilizable" con cortas movilizaciones periódicas ("al estilo
de la experiencia de Suiza") y un "apoyo a la defensa
activa" que "integraría a todos aquellos que, por sus
peculiares condiciones físicas, de edad o de sexo, no estén en
condiciones de participar en la defensa activa del país".
Tenemos
pues dos claras distinciones con respecto al Ejército:
-En
cuanto a su participación en las grandes decisiones del Estado su
concurso es obligado. Eso sí, obviando su participación política
concreta.
-En
lo referido a la "funcionalidad" de las Fuerzas Armadas se pedía
un cambio revolucionario de situación, ajustándose a parámetros más
modernos para desarrollar realmente el cometido de defender a la nación.
Mucha
mayor atención mereció el Partido único. Si el Movimiento Nacional
significaba la falsificación de la Falange, la respuesta del FES se
patentizaba en medidas de zancadilleo teniendo muy en cuenta las
posibilidades reales de acción de un grupo tan minoritario.
Los
actos rituales conmemorativos de la fundación de la Falange o de la
muerte de José Antonio fueron boicoteados por el FES, bien mediante su
asistencia para provocar incidentes denunciando el "secuestro"
que aquello significaba, bien realizando actos paralelos, "al margen
del aparato oficial". El 20 de Noviembre del 64 la organización
falangista convocaba a un funeral paralelo al organizado por el Movimiento
en el templo del Espíritu Santo, junto a Capitanía General, en donde el
grupo falangista conocía a un sacerdote oficiante en aquella iglesia. Las
fechas rituales eran aprovechadas para manifestar el descontento en la
calle. Desde la Cuesta de Santo Domingo se organizaba la salida de la
corona de laurel los 19 de Noviembre que, con destino al Valle de los Caídos,
portaban militantes juveniles del Régimen. Era la ocasión propicia.
Gritos, algarada, reparto de propaganda y contrarias consignas entre los
"falangistas alternativos" ‑señal de la existencia de
diversas opciones‑ acabaron en que las autoridades trasladaran a las
afueras de Madrid la salida del cortejo. Al nuevo emplazamiento acudían
también los militantes del FES y repartían propaganda critica hacia el Régimen,
por lo que se producían frecuentes enfrentamientos con miembros de la
francofalange, particularmente con los pertenecientes a la Guardia de
Franco, milicia parapolicial de la FET que ya por estos tiempos andaba de
capa caída (18).
La
celebración del funeral por José Antonio se trasladó a la iglesia de
San José, en la calle de Alcalá, enfrente de la Secretaría General del
Movimiento, que aparecía en tales fechas con fuerte protección policial.
Año tras año, el líder del FES, Sigfredo Hillers de Luque era citado a
comparecer en la DGS en fechas próximas al 20 de Noviembre en donde era
avisado de las consecuencias que podía tener aquella convocatoria y de su
posible proceso por parte del TOP. A la salida de la misa y tras los cánticos
de rigor la concentración se disolvía de propia voluntad
‑volviendo a reagruparse en otros lugares de Madrid para efectuar
cortes de tráfico‑ o era disuelta por la policía. De forma
parecida los 9 de Febrero y tras intensas campañas en la Universidad,
celebraba el FES un funeral por el alma de Matías Montero (19) (una
especie de patrón para los estudiantes falangistas) en la iglesia que
hace esquina a las madrileñas calles de Marqués de Urquijo y Ferraz. La
terminación del acto solía ponerla la policía que disolvía la
concentración normalmente al comenzar a entonar el "Viva la revolución"
(20) o lanzar consignas contra del Régimen. Fruto de estos altercados
fueron repetidas detenciones y apaleamientos por parte de la policía, que
si no tuvieron el carácter represivo utilizado con los comunistas sí
suponían una represión mucho mayor que la utilizada con sectores
testimoniales de oposición que recluidos en despachos apenas si tenían
presencia en la calle.
Aquel
tipo de actuaciones con las consiguientes detenciones esporádicas o
apaleamientos daban sentido al activismo del FES que veía dirigirse hacia
ellos las iras del Régimen. Se sentían una "Falange
perseguida" y presentaban aquello como la respuesta que el Estado
daba al desenmascaramiento que ellos estaban propiciando (21).
Cuando
se sometió a referéndum la Ley Orgánica del Estado, en donde el FES
solicitaba el voto negativo, se distribuyó un escrito titulado
"Carta de un falangista al Jefe del Estado" en donde Hillers,
sin que su nombre apareciese, criticaba la decisión tomada por el
general, haciéndole ver que los mismos tópicos argumentales utilizados
por él, servirían para un casi seguro cambio de régimen. Calificaba de
"burla" al referéndum en el que sólo se permitió la
propaganda a favor del sí y acusaba al Caudillo de haber colocado a los
españoles, con el plebiscito de ley orgánica, "a nivel de los países
comunistas". Varios falangistas, entre ellos el propio Hillers fueron
detenidos. Los falangistas del Movimiento hacían en tanto una fuerte
campaña a favor del sí y, como afirmaba Hillers al final de su carta en
donde justificaba el anonimato: "Tampoco faltarán jerarquías del
Movimiento dispuestas a denunciarnos". El FES salvaba el
adaptacionismo de la Falange a cualquier tipo de deseo del Jefe nacional.
Sabían de sus escasas fuerzas pero repetían y se autoconvencían de que
denunciar aquello era acabar con la confusión histórica a la que se
prestaba la Falange. Vana ilusión si examinamos hoy los análisis más
recientes sobre el mundo de la Falange (22).
Por
el año 66 la Jefatura del Movimiento de Madrid organizó una campaña de
"recuperación de la calle". Se intentaba revitalizar el Partido
único con el concurso de las bases. Oradores del Movimiento intervenían
en mítines en cines de barriadas (Las Vegas, Fígaro) de la ciudad.
Militantes del FES allí acudían enfrentándose a los oradores y a la
policía. Nuevamente se practicaba el boicot a los actos del Movimiento
porque se entendía que aquel "armatoste informe" era la
falsificación de la Falange.
De
mayor resonancia, y a juicio del FES provocado por ellos, fue la suspensión
del acto que en el Teatro de la Comedia de Madrid se celebraba el 29 de
Octubre en conmemoración de la fundación de la Falange y que pasó a
celebrarse en el Consejo Nacional del Movimiento a partir de 1969-
Gritos
e insultos contra el Ministro Secretario, reparto de propaganda y choques
físicos entre falangistas de distintas tendencias con el consiguiente
desorden público propiciaron el cambio de escenario. Para Eduardo Álvarez
Puga los gritos de "Solís traidor", empujones y peleas que allí
se producían "no pueden ser interpretados más que como impaciencias
juveniles, y el Diario "Arriba" órgano del gobierno calificaba
los hechos de "puro grito y algarada" (23); mas la consideración
de gamberros no era la más exacta para una organización pequeña pero
fuertemente articulada y donde la seriedad era norma imperante.
¿Se
trataba de buscar la pureza perdida poco a poco, culminada con la Ley Orgánica
del 66? La mayoría de analistas que estudian la época así lo entienden;
sin embargo el FES no entendió nunca que en la FET hubiera pureza
falangista ni siquiera en sus orígenes; tampoco reivindicó las figuras
de personalidades falangistas otrora en puestos de responsabilidad del
Estado, más aun, dedicó sus más fuertes críticas a quienes pudieron
hacer en falangista y no lo hicieron. En el análisis del Régimen
franquista no salían tan mal parados otros sectores (democristianos o
tecnócratas) como los propios falangistas colaboradores con el Régimen.
Puede deberse todo ello a un intento de insconciente purificación, de
autocrítica feroz en la línea que con extraordinario acierto señalaba
Heleno Saña.
Desde
los inicios, locales de la OJE eran frecuentados por miembros del FES,
algunos de los cuales con militancia en el grupo juvenil, procuraban
realizar allí sus captaciones. Fruto de esa concienciación fue el
escrito que en Noviembre del 66 realizó una comisión de 53 mandos y
militantes de la Organización Juvenil Española en donde estudiaban las
causas de la despolitización de la misma e indicaban la necesidad de que
la tal Organización estuviera politizada en una dirección muy concreta.
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Marzo
de 1968. La Granja. Frío polar e ilusiones revolucionarias.
Bastantes de los militantes del FES proceden de la OJE, algunos, de
los Boy Scouts, otros pocos, de organizaciones católicas o
simplemente, de las aulas universitarias. |
La
situación fue cambiando y la OJE interpretó el sentido de agrupación
excursionista que le estaba destinado. Militantes del Movimiento,
francofalangistas entonces aceptaban la transformación institucional. El
reparto de propaganda del FES en locales de OJE llevó a la expresa
prohibición de entrada en algunos hogares juveniles a militantes
falangistas y la amenaza de aviso a la policía en caso de que ello
ocurriera. En todo caso seguían siendo los hogares de la OJE buen lugar
para la captación de futuros miembros, buen caldo de cultivo para la
adquisición de militantes o simpatizantes.
Desde
la Delegación Nacional de la Juventud se organizaron albergues y
campamentos tendentes a la formación de una especie de frente
anticomunista universitario. Militantes del FES, que acudieron a estas
concentraciones procedieron a boicotearlas, denunciando ante los jóvenes
presentes el carácter reaccionario que aquello representaba. Se pretendía
la formación de una especie de milicias pro‑régimen que dieran la
batalla en unos de los principales focos de agitación, en la Universidad.
A tal fin en Peñíscola (1971), en el campamento de Santa Maria del Buen
Aire (1973) o en la hospedería de los Benedictinos de Onda (1974)
militantes del FES acudieron y denunciaron las intenciones de volver a
utilizar a los falangistas como fuerza de choque. Los intentos del coronel
San Martín de crear un frente antimarxista (Operación Juventud)
fracasaron con la opción falangista del FES.
Probablemente
eso justifique los intentos de aniquilación del grupo por parte del
Servicio de Información de Presidencia del Gobierno mediante la
constitución de organizaciones paralelas o utilizando el desprestigio,
amparado en argumentos tan dispares como la comunistización del FES, la
dependencia de sus dirigentes del Opus Dei y despropósitos similares.
Sin
embargo una aparente contradicción entre la dialéctica histórica FES‑Movimiento
surgía a partir 72. Tres hechos daban lugar a ello: la asesoría prestada
por José Cabanas, dirigente del FES, en la Delegación Nacional de la
Juventud, al lado del entonces Delegado Nacional Guillermo Júlvez; la
concesión de la dirección del Colegio Mayor del Movimiento "José
Miguel Guitarte" a un miembro del FES, Antonio Hermoso, y la
participación en uno de los múltiples miniatentados que contra la película
"La Prima Angélica" de Carlos Saura, se realizaron en Madrid.
Miembros del FES justifican los dos primeros hechos en una especie de
gratuita concesión que el entonces vicesecretario general del Movimiento,
el histórico francofalangista Manuel Valdés Larrañaga, hacia a los
militantes del FES. Se trataba de un intento de acercamiento que el
Movimiento ‑o mejor alguna persona, en este caso Valdés enfrentado
a Fernández Miranda‑ realizaba para fortalecer la tan decaída
presencia azul. Se dirigían hacía al grupo falangista joven mejor
organizado, perfecto conocedor de los entresijos universitarios y con una
tradición de grupo reivindicativo ya ganada en sus diez años de vida. La
asesoría de José Cabanas duró pocos meses y finalizó, lo que resulta
muy sintomático, con la llegada de un nuevo Delegado Nacional, procedente
de las filas de Defensa Universitaria, Manuel Valentín Gamazo.
La
dirección del Colegio Mayor José Miguel Guitarte permitió al FES la
elaboración de ciclos de conferencias y debates sobre temas políticos de
actualidad, la realización de cine‑forum con películas de difícil
visionado como "El acorazado Potemkim, un "Seminario de
cuestiones españolas", ciclos de reuniones políticas sobre la
Falange ("Los falangistas en el 73", charlas de Antonio Gibello...
etc.) Se disponía, con las cautelas necesarias, de otra mínima
infraestructura desde donde también se enviaban, merced a un apartado de
correos, publicaciones contra reembolso. La organización de esta especie
de almacén fantasma era dirigido por Hermoso Trigo y trabajado con
detallada pulcritud por Juan José Roldán Herrero.
En la
casa de los Perros, en 1974, Hillers, Pérez Garijo y Hermoso,
mandos de la organziación, con Antonio Flores, José-Pedro García
y López Créstar, responsables de la actividad juvenil y
universitaria.
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Precisamente
por aquellas fechas, se producía el acercamiento con históricos del
francofalangismo tildados de "Judas" hasta el día anterior. La
actitud defensiva que tomaban aquellos ante la evidencia de que el Régimen
no tenía salida encontraba puntos de contactos con el viejo sueño del
FES: la unidad de todos los falangistas; algo realmente imposible que el
tiempo se encargaría de dar testimonio. De "anzuelo" podrían
calificarse los dos "regalos" que desde el Movimiento se hacían
al FES. Conscientes de ello los jóvenes falangistas que veían ahora como
ex‑militantes de sus formaciones les echaban en cara esta nueva
etapa, justificaban su actitud diciendo que nada a cambio otorgaban, que
no había ningún tipo de venta. Sin embargo algo estaba cambiando.
Continuaban, sí, la críticas al Movimiento, pero reuniones imposibles de
prever tres o cuatro años antes se estaban dando y lo que podía resultar
más grave: se redescubría y se pregonaba, la influencia falangista en
algunas de las Leyes Fundamentales del Régimen. Decir esto en este
preciso momento, tras la historia critica desarrollada por el FES era,
cuando menos, inoportuno. Se podía tratar de prestigiar la tesis doctoral
del líder Hillers que sustentaba el tema y hacía hincapié en las
contradicciones del armazón jurídico fundamental del Estado y la
realidad. También era posible el oportunismo político del FES, que sabiéndose
o creyéndose los más preparados buscasen contingentes a los que dirigir
con sus escuetos recursos humanos. Queda también la duda sobre si se
trataba de una "amnistía" que el grupo falangista otorgaba a
francofalangistas que habían desempeñados puestos de responsabilidad.
Un
punto y aparte merece el ataque llevado a cabo contra la película La
Prima Angélica "justificado" en una escena que hacía burla
del saludo falangista. Posiblemente se trate de la única ocasión en
donde el FES actuó de forma irracional y utilizando la
violencia‑realmente en forma ridícula‑para distinta opción
que la legítima defensa. El esperpéntico boicot a la película, (24) que
junto a los realizados por "guerrilleros de Cristo Rey" y
"mortecinas fuerzas de la extrema derecha" afines contribuyó a
la propaganda del film, produjo enfrentamientos en el interior de la
organización. Consecuencia de uno de aquellos ataques fue la detención y
estancia en la prisión de Carabanchel de un militante del FES. La multa
impuesta de 25.000 pesetas fue abonada con cargo a presupuestos de la
Delegación Nacional de la Juventud y se rumoreaba que la operación de
ataque era vista con muy buenos ojos por Rodríguez de Valcárcel, a la
sazón Presidente de las Cortes del Reino.
Si
el Movimiento estaba en el punto de mira del FES no podía librarse de
ello su Jefe Nacional, aunque la figura del general Franco fuera tratada
desde el comienzo, en las publicaciones, con un cierto respeto, lo que no
evitó la crítica hacia quien detentaba los supremos resortes del poder,
creador de un Régimen contra el que se luchaba y culpable de la situación
de confusionismo en que se veía envuelta la Falange. Tan solo en dos
ocasiones ‑editorial del Misión nº 11 y en el cartel pidiendo la
abstención en el referéndum de la Reforma Política (25) ‑pudo
calificarse de irreverente la postura del FES; así al menos los
entendieron los francofalangistas, quienes nunca compartieron el análisis
que se hacía de la figura del Caudillo.
Franco
desataba las más fuertes pasiones entre aquellos inclinados a la política,
que en España eran minoría. El FES pretendía verlo lejos de la loa e
infalibilidad que le suponían sus allegados y también de la consideración
de "bestia negra" que pintaban sus encarnizados enemigos
comunistas. Incluso se llegó a transigir con la figura del general,
teniendo en cuenta que muchos falangistas tenían por él un aprecio
irracional, de tipo sentimental, al que se le definía como "devotio
ibérica" en claro paralelismo con la extremada fidelidad de los
pobladores primitivos de la Península hacia sus jefes. Nunca se le
reconoció condición de falangista por lo que nunca se le calificó de
"traidor". Las críticas que se le hacían se justificaban por
ser responsable máximo de un Estado que, al surgir de una guerra, le
situaba en una condición de privilegio con inmensas posibilidades de
transformación, lo que no había ocurrido. El culpable de aquella situación
podía silenciarse en determinados momentos para evitar el enfrentamiento
con los francofalangistas en épocas de apaciguamiento, pero cuando éstos
procuraban el elogio -en ocasiones extensible al delfín Juan
Carlos- se encontraban inexorablemente con la crítica más
implacable que salpicaba evidentemente a quienes en tareas de gobierno habían
colaborado con el general, y quienes en su afán de defensa a ultranza de
la persona del Jefe del Estado, ocultaban en el fondo, la justificación
forzosa de actuaciones poco
ortodoxas con el pensamiento falangista. En repetidas ocasiones fue la
figura de Franco la más seria controversia para los intentos de unidad
entre las distintas corrientes del falangismo. La figura del Generalísimo
producía chispas y así ocurrió en las reuniones de Santa Cruz de
Marcenado en el 75 y en el Palacio de Congreso de Madrid en 1976.
Agazapados a la sombra de una figura histórica que durante 39 años había
dirigido la política española, justificaban en la obra de creación del
Régimen su pasado político y llegaban a las expresiones más laudatorias
para el Régimen y para su jefe. Pilar Primo de Rivera no dudaba proclamar
en el año 75 que "si José Antonio pudiera ver la España de hoy
estaría contento y satisfecho"(26). Asertos parecidos probaban para
el FES la ignorancia o la mala fe de quienes los pronunciaban y a la larga
se demostró imposible de superar tan espinoso tema.
Esa
actitud equivocada estaba presente también en quienes apostaban como
salida continuadora del Régimen de una Monarquía del Movimiento
Nacional. La decisión de que fuera la monarquía la forma de gobierno
continuadora del Régimen, no podía producir más que resquemor entre las
filas falangistas. En la que podríamos llamar "época histórica de
la Falange", las alusiones a la monarquía, como institución,
salvando el respeto debido a sus representantes, eran evidentemente
negativas. Se consideraba que esa institución había tenido su momento y
que su tiempo había pasado.
Desde
el Régimen se esgrimía como argumento que la monarquía que se había
criticado en la Falange primitiva era aquella que conocieron Ledesma o
Primo de Rivera, y no la monarquía que llegaba; pero resultaba claro que
aquello era una maniobra falaz y caía por su propio peso.
La
monarquía del Régimen, traída gracias a la decisión personal del
general Franco, tenía marcado un trazado con hitos en la consulta del 47,
en el referéndum del 66 y en la votación de las Cortes del 69. Todos
esos momentos fueron objeto de crítica por parte del FES.
Quede claro que la actitud del FES ante la monarquía del Régimen
franquista no se agota ahí, y cuando ésta inició su proceso de
transformación a monarquía constitucional siguió sin recibir apoyo
alguno de los falangistas del FES. A la crítica contra la monarquía del
18 de Julio, continuadora de un Régimen calificado de injusto, se sumaría
más tarde, en el periodo de transición democrática, una nueva actitud
contraria, llegándose a afirmar que "Si la monarquía es el
"motor del cambio"... a muchos españoles tampoco les preocupará
gran cosa que el motor se pare definitivamente"(27).
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La
plana mayor de la organización en el Valle de los Caídos, en el
otoño de 1975. Franco ha muerto y acaso ¿contra Franco vivíamos
mejor? |
No
obstante y a pesar del particular republicanismo de la Falange, miembros
destacados de ella acogieron de excelente grado la designación de don
Juan Carlos como príncipe porque corroboraban todo lo que Franco dijera.
Más aún, desde sectores bien conocedores de la ideología falangista,
como era el SEU, y en la posguerra europea se hicieron, de propia
voluntad, requerimientos al Jefe del Estado para que "fuera llamado a
estudiar en su Patria el Príncipe Juan Carlos, pensando que algún día
pudiera el destino llevarle a ocupar el trono de España"(28).
Se
utilizaba desde las tribunas del Régimen la argucia de que aquello no era
una instauración monárquica ni una restauración, sino una reinstauración,
es decir, la continuación del Régimen del 18 de Julio con miembros de la
"dinastía histórica." A ello respondía el FES de forma
tajante con el repudio a la Monarquía del Movimiento Nacional.
El
FES había iniciado una campaña sin final contra la monarquía, basándose
en el peculiar republicanismo histórico de la Falange, en la faceta de
continuismo regiminista que la monarquía representaba, en la posible
transformación a una monarquía liberal y en la falta de igualdad de
oportunidades que la monarquía representaba. Dicha institución era vista
como el símbolo supremo de la realidad capitalista, dictatorial y tecnocrática
"fraudulenta y humillante para nuestro pueblo".
El
sentimiento poco favorable a la monarquía venía de atrás, aunque como
ya se ha visto un sector pragmático y posibilista de la Falange había
puesto sus esperanzas en don Juan Carlos ya en los años 40. Entre las
filas del que fuera sector más falangista del Régimen, el Frente de
Juventudes, se pudo palpar perfectamente esta situación de rechazo
expresada con rotunda claridad en el texto de Alcócer o en el estudio de
Sáez Marín sobre el tema. Por supuesto que no faltaron agrupaciones
falangistas del Régimen como la Guardia de Franco, que acabarán
aceptando la instauración monárquica y se aprestaron a rendir pleitesía
al futuro rey. Los sectores más regiministas, como Fuerza Nueva, apoyaban
también decisivamente a la monarquía continuadora del 18 de Julio. El
oportunismo de esos sectores contrastaba con la imagen de coherencia que
siempre mantuvo el FES. Estos jóvenes falangistas pensaban que no era
justo traspasar a una persona determinada la más alta magistratura, en
razón simple a cuestiones biológicas. Pensaban incluso que había una
contradicción más -de las innumerables en las que caía el Régimen-
con su primera gran ley, con el Fuero del Trabajo, que reconocía como
fuente de una nueva jerarquía de valores el esfuerzo de cada uno. Era
evidente que las contradicciones del Régimen, que había salvado el
general Franco con la legitimidad que le otorgaba él haber ganado una
guerra, no podían ser solucionadas por el sucesor designado.
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Primavera
del 76. La Losa: un grupo de militantes del FES de Madrid. No brindan hoy
por la revolución, que sigue pendiente, sino por un par de camaradas, que
han terminado sus carreras.
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Hacia
la monarquía mantuvo el FES una especie de obsesión plasmada en
numerosos carteles, artículos, panfletos... lo que la emparentaba con los
sectores de la izquierda más radical o con el Partido Socialista que
mantenían una posición más dura hacia la monarquía que la expresada
por el Partido Comunista. Salvó siempre
el FES el insulto o el chiste fácil hacia el entonces
Príncipe, convencidos que el rigor de los planteamientos no
estaba reñido con la corrección en las expresiones. Utilizaba el
FES como slogan favorito el de "República Sindical" que,
desde luego, se oponía a la
forma monárquica y que más representaba un grito en contra de algo que
una seria elaboración sobre una forma determinada de estado. Cuando ya el FES, en su época
de repliegue, y coincidiendo
con la transición hablaba de forma de
gobierno, esbozaba confusos planeamientos que optaban por un Consejo de Estado en donde estuvieran representadas las ramas
más importantes de la nación
(Justicia, Ejército, Economía... etc.).
Lejos
quedaban ya los conceptos de Republica de trabajadores a
donde parecía conducir la insistente propaganda de la "República
Sindical" realizada años atrás.
NOTAS
1.
El librito de Ceferino Maestú, lanzado a multicopista, finalizaba así:
"Camaradas: si los demás movimientos obreros se sienten fuertes
porque tienen historia, porque detrás de ellos están años de lucha,
hombres que murieron por su ideal, sacrificios y renunciaciones, también
nosotros tenemos un bagaje que nos impulsa, exige y condiciona. Que el
recuerdo de García Vara, de Montesinos, de Orellana, de Moldes, de Manuel
Mateo, de José Antonio Primo de Rivera y con todos los muertos de la
Falange y de sus sindicatos nos obliguen a conseguir, con paz o con
violencia, la Justicia y la Libertad en Nuestra Revolución"
2.
S. ELLWOOD, Ob.cit., p. 224
3.
Según el ex-militante del FES José Ramón López. Entrevista 11.08.88
4.
Los panfletos lanzados para aquella ocasión decían: "Lo que debemos
hacer los trabajadores es abstenernos de todo contacto con la Organización
Siondical que pueda ser utilizado para su engorde y sostenimiento, y
elegir en nuestras fábricas, talleres y secciones a los mejores y más
capaces, para que a expensas de la Organización Sindical y con apoyo
directo a todos nosotros, gestionen directamente nuestros intereses
laborales y resuelvan los conflictos colectivos cada vez que
surjan"."Los que se presentan y los que voten hacen el juego a
Solís. Salga lo que salga será igual. Los que mandan son los
especuladores de solares, los truquistas de finanzas, los ricos tronados
puestos a flote por la llamada acción concertada, los negociantes
protegidos, los perceptores de las grandes comisiones de compras, los
explotadores directos y afortunados de nuestros esfuerzos y de nuestro
sudor, los multipolienchufistas. La ralea de los banqueros, aliada a los
aventureros del poder político".
5.
D. JATO MIRANDA, Ob. cit.‑ RICARDO CHUECA, Ob. cit.‑ J. SÁEZ
MARIN, Ob. cit.
6.
Ver apéndice documental. Documento-º 6.
7
D. JATO MIRANDA. Ob.cit.
8.
"El FES. ¿Qué es el FES? Como su nombre indica el Frente de
Estudiantes Sindicalistas. ¿Es falangista el FES?.Si entendemos por
falangistas cuando hay falangistas dentro, entonces sí. Pero si
entendemos por falangista cuando para ser miembro es obligatorio el ser
falangista, no. El FES no es nada original; es una copia del SEU
fundacional y se le imita, no por romanticismo, sino por su planteamiento
que sigue siendo el más acertado".
9.
La ley de 29 de Julio de 1943, que el FES pensaba había de terminarse, es
considerada como la introducción en la Universidad de los ideales
falangistas del nuevo estado.
11.
Ver
apéndice documental. Documento n 7
12."Une
sort d´epidemie silencieuse s´etendit jusqu´aux meilleurs esprits... Ce
soir là, je m´apercus que pratiquement tous mes camarades participaient
au mouvement. A la sortie, j´exprimai ma decepción et mon mécontentement
á un amie devant ce nouveau phenoméne d´intoxicacion ideologique qui
avait, pour moi, quelque chose d´artificiel. Il me repondit: "Il
faut d´accepter la realité telle que elle est". En J. FERNANDEZ
KROHN, Le fou de Dieu, Paris, Pierre Marcel Favre, Publi S.A.,
1986, pp. 33‑34
13.El
País, "Cartas al Director", 01.06.88 y 05.06.88
14.
Los correos que llevaron al Ministerio de Educación las propuestas del
FES fueron Luis Junquera y José Ramón López, según entrevista con éste
de fecha 11.08.88
15.
"...es aspiración nuestra que, a imagen del Ejército, informe un
sentido militar de la vida toda la existencia española."J. A. PRIMO
DE RIVERA, Textos de doctrina... p.941
16.
Resurgir, "El Ejército en España", año 1969, pp.14,
15, 21.
17.
Manifiesto de FEi, Madrid, FES ediciones, 1977, pp.69‑77
18.
La Guardia de Franco estaba constituida por los militantes del Movimiento
a donde llegaban, normalmente, desde las Falanges Juveniles de Franco una
vez cumplidos los 21 años.
19.
Matias Montero, "El estudiante caído", fue asesinado el 9 de
Febrero del 34.La conmemoración de su muerte por los sectores de la
Falange es de las de más larga tradición junto con la de Primo de Rivera
y Ledesma Ramos.
20.
El "Viva la Revolución" se impone como canción consigna de la
Falange de oposición. Normalmente era entonada tras el Cara al Sol y
significaba el detonante para la intervención policial.
En
su origen fue himno de las Falanges andaluzas, y su texto dice:
"Viva,
viva la revolución,
viva,
viva, Falange de las JONS
muera,
muera, muera el capital.
Viva,
viva el Estado Sindical.
Que
no queremos reyes idiotas
que
no sepan gobernar
e
implantaremos porque queremos
el
Estado Sindical.
¡Abajo
el rey!"
21.
Existe la tentación de enmarcar al FES como "oposición desde
dentro" u oposición tolerada. Algunos siguiendo la clasificación de
Linz recogida por el Profesor Tusell, vendría a encuadrar a este núcleo
falangista dentro de la oposición alegal: "...habitualmente tolerada
y cuando se enfrenta de alguna manera con el poder no se puede decir que
arriesgue tanto como la ilegal." X. TUSELL GOMEZ, La España del
Siglo XX. Desde Alfonso XII a la muerte de Carrero Blanco, Barcelona,
DOPESA, 1975, p.388.‑ Las detenciones de miembros del FES si bien no
fueron numerosas sí resultaron importantes, fundamentalmente para
afianzar el prestigio interno y externo de la organización. Entre la nómina
de detenidos estuvieron Sigfredo Hillers, López Créstar, Carlos García
Alix, José Pedro García, Fernando García, A. Hermoso, Luis Molleda...
etc.
22.
Ver Apéndice documental.‑Documento nº 8
23.
E. ALVAREZ PUGA, Ob. cit.,pp. 210.211
24.
El hostigamiento al cine Amaya en donde se proyectaba "La Prima Angélica"
se realizó en varias ocasiones, siendo la más importante la de un
domingo de Octubre en donde participaron unas 60 personas lanzando bolsas
de pintura contra la pantalla, bombas fétidas al grito de "¡Saura
farsante!
25.
El balance del Referéndum de Diciembre de 1976, en donde el FES pedía la
abstención ("Ni sí, ni no, sino todo lo contrario"), fue de
seis detenidos y un militante brutalmente golpeado y pateado, con lesiones
de pronóstico reservado, a cargo de la Policía Armada.
26.
Ya, 03.07.75, p.11
27.
Del Manifiesto de FEi, p.19
28.
D. JATO, "El futuro de la monarquía" en El Alcázar,
10.04.73
EPILOGO
A
lo largo del presente trabajo se ha estudiado el tema de un grupo político
que hizo su aparición en el año 1963 y continuó su existencia hasta el
final del Régimen del general Franco, si bien derivaciones posteriores se
prolongan hasta hoy, dando muestra de un testimonialismo muy distante de
la actitud crítica y de presencia en la calle de entonces.
No
resulta fácil encuadrar al grupo. Para algunos analistas es uno más
dentro de la galaxia de grupos de la "extrema derecha"; para éstos,
"tontos útiles que hacían el juego al comunismo" y para ellos
mismos un grupo opositor al Régimen de Franco que tenía sus coordenadas
en el mundo de la Falange.
Negaron
por supuesto y de forma radical cualquier enlace con el
"fascismo" o con los movimientos fascistas. No se querían
reconocer en ellos argumentando principios filosóficos, pero por supuesto
también porque aquello había llegado a ser, en la estrategia del
lenguaje, un insulto. ¿Cómo aceptarlo con la escala "F" de
Adorno de por medio?
Al
realizar un recorrido breve, pero obligado, dada la adscripción ideológica
elegida, al mundo de la Falange opositora o "alternativa" se ha
observado que fundamentalmente era voluntarismo y animosidad de algunos
pocos ‑generalmente los mismos‑ lo que allí había. El Frente
de Estudiantes Sindicalistas empalmaba con estos movimientos, pero
mostraba características muy distintas porque se articuló fuera del
Movimiento ‑secular marco de referencia para la Falange‑ y
porque depuró el discurso falangista. Decía alejarse tanto del
revisionismo derechista de la francofalange como de los intentos histriónicos
de la Falange "auténtica" del final del franquismo, dejando en
la cuneta también, trucos de aproximación a un socialismo descafeinado o
"rosa" que algunos propusieron.
Se
ha dado un repaso a su repertorio ideológico, basado principalmente en
las teorías expuestas por José-Antonio Primo de Rivera del que fueron
fieles seguidores, dando incluso precisión a partes de su pensamiento que
se habían prestado a interpretaciones distintas.
Deformaciones
o contradicciones fueron apareciendo en su construcción teórica. Así
ocurría que, con la excesiva magnificación dada al fundador de la
Falange, se limitaban en cuanto a la utilización de otros teóricos.
Hijos fieles de la Iglesia Católica, de quien aceptaban su visión del
mundo, no entraron nunca entre las formaciones políticas posibilitadas
por aquella.
Su
condición de "conciencia de la Falange" la hacían desde
presupuestos integradores de las distintas Falanges y el resultado final
fue el fracaso de los intentos de unidad realizados. Pensaron en una
posible Falange sin líder y siempre en la organización aparecía la
autoridad de Hillers. Atacaron sañudamente al Movimiento Nacional, pero
acabaron teniendo relaciones con él y con aquellos que, en su condición
de falangistas allí integrados, más habían contribuído a la
falsificación de la Falange, según la propia interpretación del FES.
Parecía que el marco del Movimiento se hacía preciso incluso para estar
fuera de él. Se llegaba a la demostración de que una cosa era la
realidad de su discurso y otra muy distinta el discurso de la realidad. La
incidencia que tuvieron fue muy limitada y afectó fundamentalmente al
mundo de la enseñanza universitaria, lugar claro de contestación al
sistema de Franco, en una época en que tal actitud era poco frecuente.
La
dura militancia a la que fueron sometidos sus miembros terminaba un buen día
sin contrapartidas a tan enconado esfuerzo, El fracaso pudo resultar
evidente. Todo está en función de las expectativas logradas. La eterna
"revolución pendiente" continuó en tal estado. Pero para una
formación que se definía en cuanto al compromiso militante ante la vida
y que entendía antes que el triunfo político la asimilación de una ética
muy precisa, aquella etapa de juventud habría merecido la pena.
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Es
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(Madrid), nº 1, 2, 8, 9, 76, 91, 98, 127 y 132
Historia
y Vida,
(Barcelona-Madrid), nº 89
Informaciones,(Madrid),
31.10.68 y 16.05.89
La
Verdad,
(Alicante), 16.02.75
Mundo,
(Barcelona), Febrero de 1969, nº 1500‑1501
Pueblo,
(Madrid), 21.11.72
Ya,
(Madrid), 01.11.68 y 03.07.75.
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UNA HISTORIA DEL F.E.S.
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