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El Rastro de la Historia. NÚMERO OCHO

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Hacia una Historia del FES (VII)

El movimiento estudiantil

De mucha mayor importancia será la entrada en el campo estudiantil, fundamentalmente en la Universidad. El SEU, convertido en una estructura burocrática alejada de cualquier sentido reivindicativo, significaba un acicate en la recuperación del modo de ser del primitivo sindicato de tiempos de la República. El FES entendía que era el eslabón que enlazaba con el SEU republicano. En aquella organización se buscaba la razón de ser de este nuevo movimiento. La entidad de control que con el mismo nombre aparecerá en la Universidad española después de la guerra era la antítesis del sindicato falangista. Su carácter monopolista y controlador, dirigido por el Estado, cercenaba las aspiraciones que otrora tuvo. El giro producido, que conllevó la muerte del sindicato puede seguirse a través de las obras de Jato Miranda, Chueca o Sáez Marín (5).

Fue el 1 de Abril de 1964 cuando el FES hizo su acto de aparición mediante un manifiesto dirigido a los estudiantes, en donde analizaba la situación de la Universidad, criticaba lo que consideraba vicios de la misma, reflejo de la sociedad española, y señalaba cuál era el derrotero que había que seguir (6). Por aquellos tiempos, la destrucción del SEU era el común empeño de los distintos grupos universitarios con independencia de las diferencias existentes entre ellos.

Para el FES, el SEU no tenía razón de ser. Desde el Congreso de Estudiantes del 53 había un generalizado desencanto en el estudiantado hacia el sindicato, pero su desaparición no significaría el fin de los problemas universitarios. "No basta con desplazar al SEU y sustituirlo en su papel de "botones". En un orden de prioridades el Ministerio de Gobernación y el de Educación estaban por encima de la Secretaria del Movimiento. El SEU era inservible, debía ser atacado desde posiciones falangistas por su carácter usurpador y falsificador del SEU primitivo, pero los problemas universitarios eran mucho más profundos. El tiempo vendría a dar la razón a la postura del FES. La propia parcela de representación del estudiantado se encontró, después de la separación de facultades del SEU, con prohibiciones de la autoridad académica y expedientes, lo que demostraba que el problema no se solucionaba con solo la desaparición del sindicato. 

Confirmaba el FES su postura de adjudicar al SEU un papel de completa subordinación a los Ministerios ya citados, cuando se produjo el cese de Daniel Regalado en el mes de Noviembre del 64 como Jefe del SEU. Una crítica razonable motivó la petición de su cese por parte de los catedráticos, que fue cumplida porque aquel organismo era una pieza de enlace, un organismo administrativo de control del gobierno hacia los estudiantes. Ni siquiera los intentos "desde dentro" como el de Regalado, que según David Jato, trataban de convertir al Sindicato en aguafiestas del conformismo, tuvo el menor éxito (7).

Por y contra el SEU. El FES se decía sucesor del SEU falangista de anteguerra, cuya bandera tomaba como propia, y combatía al SEU oficialista del Régimen.

 La solución de los males universitarios tendría su remedio con las medidas que el FES propuso a lo largo de su existencia y que se resumían en: Un Estatuto del estudiante que reflejara sus deberes y derechos; un sindicato único, libre, democrático y representativo; la abolición de la cátedra vitalicia con el control en cuanto a la calidad y objetividad calificadora del profesorado; y el acceso de los trabajadores a la universidad.

 Naturalmente el FES quería asumir el papel de sindicato estudiantil con las características expresadas (8), evaluador de la enseñanza de los docentes y de sus exámenes y valedor de la libertad de movimiento de los alumnos. Las secciones universitarias de otras formaciones hacían, en opinión de los falangistas, planteamientos políticos que desvirtuaban su posible validez como aglutinantes sindicales del estudiantado. El cambio necesario en la universidad posiblemente era compartido por personas de distintas opciones políticas, por ello la pertenencia al FES no conllevaba la militancia política. Tal planteamiento, copiosamente expresado, resultaría a la postre inválido. Los acontecimientos internos producidos en la organización y los externos a ella, es decir, la radicalización política de las minorías actuantes, acabarían por condenar al FES al abandono de su postura sindical primitiva y a ser un grupo estrictamente falangista y que utilizaría esas siglas como marchamo para cualquier tipo de actuación. Una vez más se planteaba la contradicción entre el proyecto teórico de aquel grupo y los acontecimientos que condicionaban sus expectativas hasta el punto de cambiarlas.

 Los problemas por los que atravesaba la universidad en Febrero del 65 se analizaron de ”violencia, arrestos y multas", pidiéndose la destitución del responsable de la brutal carga del 24 de febrero, la libertad de los detenidos y la condonación de multas, la reintegración de los profesores expedientados y la abolición del Estatuto Ordenador de la universidad de 1943 (9).

 En la Asamblea del 22 de Febrero el FES proponía no atacar sólo al SEU sino y sobre todo hacerlo con ese Estatuto ordenador. Tal postura fue apoyada por la UED; esta organización de carácter democristiano contaba con cierto respeto por parte del FES, mientras que las relaciones con la FUDE eran de enfrentamiento; para ésta, cuya actuación era tachada por los falangistas de violenta, la disidencia falangista era una "Falange de izquierdas", pero aun así manifestaban que "El falangismo no interesa en ninguna de sus formas".

 La necesidad de continuar la lucha contra la represión del Estado era ya una necesidad moral:" pensamos que es inmoral una vuelta a la normalidad por nuestra parte dejando en la estacada a compañeros y profesores que han sido multados y expedientados". La agitación era necesaria para hacer llegar a la sociedad el estado del malestar universitario agravado por las detenciones de estudiantes.

 En Octubre de 1965 hizo su aparición en Valencia una Central Valenciana de Estudiantes Sindicalistas, afín al FES. Sus puntos programáticos referidos a la Universidad eran idénticos (10) y se produjo la integración en el grupo falangista. Algo similar ocurrió con los miembros de las Falanges Universitarias de Navarra que, integradas en el FES, hicieron suyo el deseo de separación entre la Falange y el Movimiento.

También por entonces dirigía el FES una carta al Ministro de Educación en donde denunciaba la situación por la que atravesaba la Universidad, el trato a los universitarios considerándolos "párvulos" y la nula receptividad que, propuestas estudiantiles cursadas a través del SEU, habían tenido en el Ministerio de Educación.

 La mala calidad de la universidad era machaconamente repetida en los análisis del FES. El profesorado adolecía de una mala preparación y hacía negocios con sus apuntes; los planes de estudio eran largos y acientíficos, la enseñanza se realizaba sin prácticas y había falta de medios materiales. Era preciso conseguir "una revolución universitaria contra una universidad prehistórica", de ahí que con insistencia se reclamara la elaboración de un Estatuto del estudiante, marco del quehacer estudiantil.

 La época del Sindicato Democrático, contó también con la participación del FES, miembros del grupo fueron elegidos delegados en algunas facultades, aunque la extensión a todo el estudiantado no llegó a producirse nunca. Construir un sindicato seguía siendo la exigencia vital de los estudiantes. Un sindicato independiente ya que ni el SEU ni la prolongación artificiosa de las APEs podían encauzar los anhelos de reforma.

En el año 67 denunciaba el FES el traslado del selectivo de la Facultad de Filosofía a Aravaca y la reestructuración de estudios de la Escuela de Graduados Sociales; pero no tan solo la Administración era objeto de crítica: hay denuncias del FES contra el absentismo de los elegidos en alguna facultad, como ocurría en la de Ciencias Políticas.

 Fue en el mes de Abril cuando el FES convocaba a la huelga en protesta por el juicio que contra representantes del Consejo de Distrito de Barcelona se iba a celebrar. El "sistema opresor" juzgaba a quienes lo único que hacían era pedir un sindicato; aunque la estrategia de protesta que se debía utilizar era la de no sacar el conflicto del ámbito universitario. La "represión del sistema capitalista", perfectamente organizada, hacía inútil acudir con el problema a la calle; era en la universidad precisamente donde había exigencia de dedicación. 

Dos importantes documentos ven la luz en este año de 1967. Por un lado la Proclama a la Universidad española que lanza la Junta Nacional Ejecutiva reunida en Valencia (11) y por otra parte el Manifiesto a las Juventudes de España. El primero de ellos denunciaba el estado de la universidad española como reflejo de la situación social:"el pueblo español padece el chantaje de la tranquilidad y desarrollo". La universidad presentaba las características de coto cerrado por intereses de la minoría dominante que atraerá a sus filas a los universitarios que no fueran capaces de romper con esa situación circunstancial de dependencia. Carencia de humanismo, "catedráticos vendidos al capitalismo" e inexistencia de una necesaria autonomía completaban el panorama de desaliento que para el FES reunía la universidad española.  

El Manifiesto a las Juventudes de España era un llamamiento a la militancia política de la juventud española. Con un título de claros recuerdos jonsistas, insistía en la necesidad cristiana del compromiso político ante la realidad nacional, juzgada en tono pesimista. Quedaba claro que las acciones de estos falangistas estaban al margen de cualquier coordinación con los sectores de izquierdas que en Octubre del 66 habían decidido la Reforma Democrática Universitaria y la creación de una organización sindical que la posibilitara.

  El ambiente que se vivía en la universidad madrileña durante el año 68 era de tensión. Incapaz de solucionar los problemas universitarios, el Ministerio de Educación cerraba la universidad madrileña con la consiguiente protesta de los grupos universitarios, entre ellos el FES. Control policial suponía la creación de la policía universitaria, también enérgicamente rechazada por los falangistas. Estos convocaban para el 1 de Marzo a la manifestación que ante el Ministerio de Educación se iba a realizar para protestar contra la política represiva materializada en sanciones y en la existencia de policía dentro del recinto universitario. Comenzaban en esta época los inicios de reforma educativa que el tecnócrata Villar Palasí, vinculado al Opus Dei, intentaba realizar en España. Se juzgaba el intento de "liberalismo trasnochado". Asimismo el FES se manifestaba contrario a las Asociaciones de Reforma Universitaria porque significaban también el control del estudiantado. 

La crítica contra la reforma educativa ponía en el bando opositor tendencias que no eran homogéneas. El paso del tiempo ha valorado positivamente la emprendida en el 70 en donde se adecuaba en parte el sistema de enseñanza a la realidad económica que en España se daba; pero el dogmatismo de las formaciones políticas no podía aceptar aquello porque el capitalismo podía ser vencido.

 En aquellos tiempos, tras la reflexión teórica realizada años antes, los distintos grupos universitarios opositores, y principalmente los colocados a la izquierda, obtenían como consecuencia que el enemigo a derrotar era el capitalismo en su conjunto y no tan solo el régimen de Franco.

 El contagio de la rebeldía estudiantil había hecho mella también en la organización. Resulta significativo el relato que Juan Fernández Krohn, entonces militante del FES y "célebre" años más tarde por el atentado contra Juan Pablo II en Fátima, hacía a propósito del recital de Raimon en la universidad madrileña el 18 de Mayo de 1968 (12). Precisamente el vigésimo aniversario de aquel acto sirvió a dos ex‑líderes estudiantiles para exponer sus controversias en el diario El País haciendo mención expresa y distinta valoración del grupo falangista (13).

 Los universitarios falangistas elaboraron un Proyecto de reforma universitaria en donde daban cuerpo a planteamientos ya conocidos: necesidad de compromiso político y sindical, pero deslindando campos; necesidad de un estatuto con deberes y derechos; racionalidad y dignificación de las distintas categorías profesionales de los profesores; acceso de los trabajadores a la universidad y de sus hijos rompiendo los compartimentos estancos culturales que existían.

 El FES se había extendido por provincias. Valencia, Granada, Asturias, Bilbao, Salamanca, Valladolid, Zaragoza, Santander, La Coruña, Santiago de Compostela, Málaga, Alicante, Murcia... contaban con militantes de la organización. 

Había comenzado a actuar ya en algunos Institutos madrileños de Enseñanza Media la sección correspondiente del FES para estos niveles conocida como el "FES de Bachiller". Intento de vivero que preludiaba la extensión del radicalismo político estudiantil a los centros de Medias en los años 70. Aquella organización, que gozaba de cierta autonomía para su funcionamiento realizaba reuniones semanales en un local próximo a Tirso de Molina conocido como "El Sotanillo". José-Alberto Ojeda, López Créstar y José Maria Aznar eran los principales animadores de aquellas charlas o reuniones. El último de ellos escribía una carta al diario SP el 1 de Junio de 1969 marcando la distancia y la elección por una Falange alternativa no encuadrada en el Movimiento nacional: "Yo como joven, y habíéndome llegado un ejemplar de las Obras Completas (de José Antonio), ya he tomado mi decisión, que usted ya habrá adivinado".

 Continuó la actuación universitaria aunque cada vez con menor fuerza. A la propuesta de Díaz Hotleichner sobre aportación de sugerencias para su Libro Blanco de reforma educativa, el FES envió su vieja idea de acceso de los trabajadores a la universidad sin la necesidad de tener que cursar el bachiller. La idea, que según parece tuvo acogida favorable, no se desarrolló conforme a las pretensiones del FES; algo similar ocurrió con el proyecto de estatuto del estudiante (12).

 La multiplicación de grupos de la izquierda no sujetos al Partido Comunista y la intención de evitar el desviacionismo que se podría estar dando, hizo que poco a poco el FES comenzara un repliegue en su actividad universitaria, reduciéndose cada vez más a cerrarse en su papel de grupo falangista y a dedicarse en sus actividades al mundo de los que con ellos participaban de una estética y de un ritual. Posiblemente el error, en la dimensión estratégica de este conglomerado político estuvo ahí. No supo o no pudo dar el paso adelante para desengancharse de raíz de las otras falanges. Desde al año 70 disminuyó el número de panfletos dedicados al tema estudiantil y el discurso del FES se centró en temas más políticos y en el mundo de la Falange. Fenómeno similar atraviesan otras organizaciones que se centraban más en lo que era propiamente la lucha política buscando respuestas a un régimen, que por la edad de su creador y mantenedor principal parecía ya -después de muchos años de repetir que se hundía- un viejo armatoste con pocas posibilidades de recambio.

 No obstante el FES continuó su denuncia ante los métodos utilizados por la "oligarquía nacional” de reprimir al mundo del trabajo y a los universitarios; prueba de ello era la matriculación de inspectores de la Brigada Político Social en las facultades universitarias y la financiación y asesoramiento de grupos de extrema derecha como AUN. Denunciaban las medidas del numerus clausus o a las anulaciones de exámenes, pero la participación en la agitación estudiantil ya no era lo que fue.

 Como actos más destacados estuvieron la confección de un estudio, ampliamente difundido, sobre los problemas de la sanidad en España, aprovechando el conflicto de los estudiantes de Medicina en el periodo 69‑72, y la respuesta del FES ante la posible refundación del SEU. De marzo del 72 procede el estudio sobre la sanidad en donde se realizaba un serio análisis sobre el plan de estudios de Medicina, relacionándolo con la estructura sanitaria española y la industria farmacéutica. Se aportaban posibles soluciones ante el caótico mundo de la sanidad española. Hacia el mes de Octubre se inició una amplia campaña contra los intentos de resucitar el SEU, idea relanzada por el Capitán General de Cataluña, Pérez Viñeta, y secundada por los periódicos oficiales, fundamentalmente Pueblo. El FES anunciaba que "cualquier intento de montar o refundar aparatos de control estatal o SEUdosindicatos, máxime si se utiliza o se ampara tras terminología o símbolos falangistas, será atacada con la dureza que ya se ha aplicado en otras ocasiones". 

El repliegue del FES se hacía patente en el año 73. Era el año de Falange hoy, de Los falangistas en 1973 y de intentos de contactar con Falanges consideradas "traidoras" hasta entonces.

 Sectores escindidos en el año 71 algo hicieron por llenar el espacio vacante. Eran los Universitarios Falangistas, más tarde Juntas de Oposición Falangista, grupo que confluirá en la futura FE de las JONS (aut.) Llegaron a lanzar un panfleto a la ejecución del anarquista Puig Antich tratándole como a los caídos de la Falange.Tal postura sería duramente criticada desde las filas del FES. La ejecución del anarquista, que pudo haber significado la vuelta a la agitación universitaria bastante abandonada por los grupos de la izquierda, hacía sintonizar a estos con los escindidos del FES. Tal postura era muestra de "falangismo vergonzante" que era denunciada más que nunca porque había desaparecido radicalmente cualquier contacto con la izquierda. Conatos de violencia física con grupos escindidos del PCE, especialmente con el PCI, enfrentamientos, físicos y verbales, con formaciones regiministas (Fuerza Joven) o con el AUN, hacían olvidar los años sesenta en donde la convivencia con la izquierda o el intento de parcelar y definir campos con la Defensa Universitaria pudieron llevarse a cabo.

 El sistema de participación estudiantil del 74 tampoco convencía y se le acusaba de dirigismo; pero eso era ya lo de menos. Se atisbaba el final del régimen y el FES tenía que dar una opción clara en la etapa que se avecinaba. Por genio y figura el año 75 vio panfletos del FES sobre acción política y sindical en la universidad y criticaba los "actos de gamberrismo" que se producían en algunas facultades madrileñas. 

La muerte del general Franco, hecha coincidir con la del fundador de la Falange, cogió al FES en sus habituales cometidos de rememoración, que llenaban una especie de calendario litúrgico y que abarcaba el 29 de Octubre, el 20 de Noviembre y el 9 de Febrero.

NOTAS

5.-D. JATO MIRANDA, Ob.cit.- RICARDO CHUECA, Ob.cit.-J.SAEZ MARIN, Ob.cit.

6.-Ver apéndice documental.- Documentonº 6.

7.-D. JATO MIRANDA.-Ob.cit.

8.-"El FES. ¿Qué es el FES? Como su nombre indica el Frente de Estudiantes Sindicalistas. ¿Es falangista el FES?.Si entendemos por falangistas cuando hay falangistas dentro, entonces  sí. Pero si entendemos por falangista cuando para ser miembro es obligatorio el ser falangista, no. El FES  no es nada original; es una copia del SEU fundacional y se le imita, no por romanticismo, sino por su planteamiento que sigue siendo el más acertado".

9.-La Ley de 29 de Julio de 1943, que el FES pensaba había de terminarse, es considerada como la introducción en la Universidad de los ideales falangistas del nuevo estado.

12.-"Une sort d´epidemie silencieuse s´etendit  jusqu´aux meilleurs esprits...Ce soir là, je m´apercus que pratiquement tous mes camarades participaient au mouvement. A la sortie, j´exprimai ma decepción et mon  mécontentement á un amie devant ce nouveau phenoméne d´intoxicacion ideologique qui avait, pour moi, quelque chose d´artificiel. Il me repondit: "Il faut d´accepter la realité  telle que elle est". En J. FERNANDEZ KROHN, Le fou de Dieu, Paris, Pierre Marcel Favre,Publi S.A., 1986, pp. 33-34

13.-El País, "Cartas al Director", 01.06.88 y 05.06.88

14.-El correo que llevo al Ministerio de Educación las propuestas del FES fue Luis Junquera, según testimonio de José Ramón López Créstar, que le acompañó. Entrevista con el mismo de fecha 11.08.88


HACIA UNA HISTORIA DEL F.E.S.  

SUMARIO  

I.- Número 2 de la revista:  

V.- Número 6 de la revista:

Introducción.

La definición doctrinal-

Metodología.

Lo azul.

Antecedentes y controverisa ideológica.

Conceptos vertebradores.

El estado de la cuestión.

El marco católico.

II.- Número 3 de la revista:  

VI.- Número 7 de la revista:  

Antecedentes.

El movimiento obrero.

III.- Número 4 de la revista:  

VII.-Número 8 de la revista:

La aparición del F.E.S.

El movimiento estudiantil.

Formaré junto a mis compañeros.

 

IV.- Número 5 de la revista.

y VIII. Número 9 de la revista.

Estructura orgánica

El inmovilismo institucional.

La Asociación Juvenil Octubre

Notas.

El Círculo Ruiz de Alda

Epílogo.

Los militantes del F.E.S.

Bibliografía utilizada.

Publicaciones.

 

Relaciones con grupos de extrema derecha.