El
movimiento estudiantil
De
mucha mayor importancia será la entrada en el campo estudiantil,
fundamentalmente en la Universidad. El SEU, convertido en una
estructura burocrática alejada de cualquier sentido reivindicativo,
significaba un acicate en la recuperación del modo de ser del
primitivo sindicato de tiempos de la República. El FES entendía
que era el eslabón que enlazaba con el SEU republicano. En aquella
organización se buscaba la razón de ser de este nuevo movimiento.
La entidad de control que con el mismo nombre aparecerá en la
Universidad española después de la guerra era la antítesis del
sindicato falangista. Su carácter monopolista y controlador,
dirigido por el Estado, cercenaba las aspiraciones que otrora tuvo.
El giro producido, que conllevó la muerte del sindicato puede
seguirse a través de las obras de Jato Miranda, Chueca o Sáez Marín
(5).
Fue
el 1 de Abril de 1964 cuando el FES hizo su acto de aparición
mediante un manifiesto dirigido a los estudiantes, en donde
analizaba la situación de la Universidad, criticaba lo que
consideraba vicios de la misma, reflejo de la sociedad española, y
señalaba cuál era el derrotero que había que seguir (6). Por
aquellos tiempos, la destrucción del SEU era el común empeño de
los distintos grupos universitarios con independencia de las
diferencias existentes entre ellos.
Para
el FES, el SEU no tenía razón de ser. Desde el Congreso de
Estudiantes del 53 había un generalizado desencanto en el
estudiantado hacia el sindicato, pero su desaparición no significaría
el fin de los problemas universitarios. "No basta con desplazar
al SEU y sustituirlo en su papel de "botones". En un orden
de prioridades el Ministerio de Gobernación y el de Educación
estaban por encima de la Secretaria del Movimiento. El SEU era
inservible, debía ser atacado desde posiciones falangistas por su
carácter usurpador y falsificador del SEU primitivo, pero los
problemas universitarios eran mucho más profundos. El tiempo vendría
a dar la razón a la postura del FES. La propia parcela de
representación del estudiantado se encontró, después de la
separación de facultades del SEU, con prohibiciones de la autoridad
académica y expedientes, lo que demostraba que el problema no se
solucionaba con solo la desaparición del sindicato.
Confirmaba
el FES su postura de adjudicar al SEU un papel de completa
subordinación a los Ministerios ya citados, cuando se produjo el
cese de Daniel Regalado en el mes de Noviembre del 64 como Jefe del
SEU. Una crítica razonable motivó la petición de su cese por
parte de los catedráticos, que fue cumplida porque aquel organismo
era una pieza de enlace, un organismo administrativo de control del
gobierno hacia los estudiantes. Ni siquiera los intentos "desde
dentro" como el de Regalado, que según David Jato, trataban de
convertir al Sindicato en aguafiestas del conformismo, tuvo el menor
éxito (7).
Por
y contra el SEU. El FES se decía sucesor del SEU falangista de
anteguerra, cuya bandera tomaba como propia, y combatía al SEU
oficialista del Régimen.
La
solución de los males universitarios tendría su remedio con las
medidas que el FES propuso a lo largo de su existencia y que se
resumían en: Un Estatuto del estudiante que reflejara sus
deberes y derechos; un sindicato único, libre, democrático
y representativo; la abolición de la cátedra vitalicia con
el control en cuanto a la calidad y objetividad calificadora del
profesorado; y el acceso de los trabajadores a la universidad.
Naturalmente
el FES quería asumir el papel de sindicato estudiantil con las
características expresadas (8), evaluador de la enseñanza de los
docentes y de sus exámenes y valedor de la libertad de movimiento
de los alumnos. Las secciones universitarias de otras formaciones
hacían, en opinión de los falangistas, planteamientos políticos
que desvirtuaban su posible validez como aglutinantes sindicales del
estudiantado. El cambio necesario en la universidad posiblemente era
compartido por personas de distintas opciones políticas, por ello
la pertenencia al FES no conllevaba la militancia política. Tal
planteamiento, copiosamente expresado, resultaría a la postre inválido.
Los acontecimientos internos producidos en la organización y los
externos a ella, es decir, la radicalización política de las minorías
actuantes, acabarían por condenar al FES al abandono de su postura
sindical primitiva y a ser un grupo estrictamente falangista y que
utilizaría esas siglas como marchamo para cualquier tipo de actuación.
Una vez más se planteaba la contradicción entre el proyecto teórico
de aquel grupo y los acontecimientos que condicionaban sus
expectativas hasta el punto de cambiarlas.
Los
problemas por los que atravesaba la universidad en Febrero del 65 se
analizaron de ”violencia, arrestos y multas", pidiéndose la
destitución del responsable de la brutal carga del 24 de febrero,
la libertad de los detenidos y la condonación de multas, la
reintegración de los profesores expedientados y la abolición del
Estatuto Ordenador de la universidad de 1943 (9).
En
la Asamblea del 22 de Febrero el FES proponía no atacar sólo al
SEU sino y sobre todo hacerlo con ese Estatuto ordenador. Tal
postura fue apoyada por la UED; esta organización de carácter
democristiano contaba con cierto respeto por parte del FES, mientras
que las relaciones con la FUDE eran de enfrentamiento; para ésta,
cuya actuación era tachada por los falangistas de violenta, la
disidencia falangista era una "Falange de izquierdas",
pero aun así manifestaban que "El falangismo no interesa en
ninguna de sus formas".
La
necesidad de continuar la lucha contra la represión del Estado era
ya una necesidad moral:" pensamos que es inmoral una vuelta a
la normalidad por nuestra parte dejando en la estacada a compañeros
y profesores que han sido multados y expedientados". La agitación
era necesaria para hacer llegar a la sociedad el estado del malestar
universitario agravado por las detenciones de estudiantes.
En
Octubre de 1965 hizo su aparición en Valencia una Central
Valenciana de Estudiantes Sindicalistas, afín al FES. Sus puntos
programáticos referidos a la Universidad eran idénticos (10) y se
produjo la integración en el grupo falangista. Algo similar ocurrió
con los miembros de las Falanges Universitarias de Navarra que,
integradas en el FES, hicieron suyo el deseo de separación entre la
Falange y el Movimiento.
También
por entonces dirigía el FES una carta al Ministro de Educación en
donde denunciaba la situación por la que atravesaba la Universidad,
el trato a los universitarios considerándolos "párvulos"
y la nula receptividad que, propuestas estudiantiles cursadas a través
del SEU, habían tenido en el Ministerio de Educación.
La
mala calidad de la universidad era machaconamente repetida en los análisis
del FES. El profesorado adolecía de una mala preparación y hacía
negocios con sus apuntes; los planes de estudio eran largos y acientíficos,
la enseñanza se realizaba sin prácticas y había falta de medios
materiales. Era preciso conseguir "una revolución
universitaria contra una universidad prehistórica", de ahí
que con insistencia se reclamara la elaboración de un Estatuto del
estudiante, marco del quehacer estudiantil.
La
época del Sindicato Democrático, contó también con la
participación del FES, miembros del grupo fueron elegidos delegados
en algunas facultades, aunque la extensión a todo el estudiantado
no llegó a producirse nunca. Construir un sindicato seguía siendo
la exigencia vital de los estudiantes. Un sindicato independiente ya
que ni el SEU ni la prolongación artificiosa de las APEs podían
encauzar los anhelos de reforma.
En
el año 67 denunciaba el FES el traslado del selectivo de la
Facultad de Filosofía a Aravaca y la reestructuración de estudios
de la Escuela de Graduados Sociales; pero no tan solo la
Administración era objeto de crítica: hay denuncias del FES contra
el absentismo de los elegidos en alguna facultad, como ocurría en
la de Ciencias Políticas.
Fue
en el mes de Abril cuando el FES convocaba a la huelga en protesta
por el juicio que contra representantes del Consejo de Distrito de
Barcelona se iba a celebrar. El "sistema opresor" juzgaba
a quienes lo único que hacían era pedir un sindicato; aunque la
estrategia de protesta que se debía utilizar era la de no sacar el
conflicto del ámbito universitario. La "represión del sistema
capitalista", perfectamente organizada, hacía inútil acudir
con el problema a la calle; era en la universidad precisamente donde
había exigencia de dedicación.
Dos
importantes documentos ven la luz en este año de 1967. Por un lado
la Proclama a la Universidad española que lanza la Junta
Nacional Ejecutiva reunida en Valencia (11) y por otra parte el Manifiesto
a las Juventudes de España. El primero de ellos denunciaba el
estado de la universidad española como reflejo de la situación
social:"el pueblo español padece el chantaje de la
tranquilidad y desarrollo". La universidad presentaba las
características de coto cerrado por intereses de la minoría
dominante que atraerá a sus filas a los universitarios que no
fueran capaces de romper con esa situación circunstancial de
dependencia. Carencia de humanismo, "catedráticos vendidos al
capitalismo" e inexistencia de una necesaria autonomía
completaban el panorama de desaliento que para el FES reunía la
universidad española.
El
Manifiesto a las Juventudes de España era un llamamiento a
la militancia política de la juventud española. Con un título de
claros recuerdos jonsistas, insistía en la necesidad cristiana del
compromiso político ante la realidad nacional, juzgada en tono
pesimista. Quedaba claro que las acciones de estos falangistas
estaban al margen de cualquier coordinación con los sectores de
izquierdas que en Octubre del 66 habían decidido la Reforma Democrática
Universitaria y la creación de una organización sindical que la
posibilitara.
El
ambiente que se vivía en la universidad madrileña durante el año
68 era de tensión. Incapaz de solucionar los problemas
universitarios, el Ministerio de Educación cerraba la universidad
madrileña con la consiguiente protesta de los grupos
universitarios, entre ellos el FES. Control policial suponía la
creación de la policía universitaria, también enérgicamente
rechazada por los falangistas. Estos convocaban para el 1 de Marzo a
la manifestación que ante el Ministerio de Educación se iba a
realizar para protestar contra la política represiva materializada
en sanciones y en la existencia de policía dentro del recinto
universitario. Comenzaban en esta época los inicios de reforma
educativa que el tecnócrata Villar Palasí, vinculado al Opus Dei,
intentaba realizar en España. Se juzgaba el intento de
"liberalismo trasnochado". Asimismo el FES se manifestaba
contrario a las Asociaciones de Reforma Universitaria porque
significaban también el control del estudiantado.
La
crítica contra la reforma educativa ponía en el bando opositor
tendencias que no eran homogéneas. El paso del tiempo ha valorado
positivamente la emprendida en el 70 en donde se adecuaba en parte
el sistema de enseñanza a la realidad económica que en España se
daba; pero el dogmatismo de las formaciones políticas no podía
aceptar aquello porque el capitalismo podía ser vencido.
En
aquellos tiempos, tras la reflexión teórica realizada años antes,
los distintos grupos universitarios opositores, y principalmente los
colocados a la izquierda, obtenían como consecuencia que el enemigo
a derrotar era el capitalismo en su conjunto y no tan solo el régimen
de Franco.
El
contagio de la rebeldía estudiantil había hecho mella también en
la organización. Resulta significativo el relato que Juan Fernández
Krohn, entonces militante del FES y "célebre" años más
tarde por el atentado contra Juan Pablo II en Fátima, hacía a propósito
del recital de Raimon en la universidad madrileña el 18 de Mayo de
1968 (12). Precisamente el vigésimo aniversario de aquel acto sirvió
a dos ex‑líderes estudiantiles para exponer sus controversias
en el diario El País haciendo mención expresa y distinta valoración
del grupo falangista (13).
Los
universitarios falangistas elaboraron un Proyecto de reforma
universitaria en donde daban cuerpo a planteamientos ya
conocidos: necesidad de compromiso político y sindical, pero
deslindando campos; necesidad de un estatuto con deberes y derechos;
racionalidad y dignificación de las distintas categorías
profesionales de los profesores; acceso de los trabajadores a la
universidad y de sus hijos rompiendo los compartimentos estancos
culturales que existían.
El
FES se había extendido por provincias. Valencia, Granada, Asturias,
Bilbao, Salamanca, Valladolid, Zaragoza, Santander, La Coruña,
Santiago de Compostela, Málaga, Alicante, Murcia... contaban con
militantes de la organización.
Había
comenzado a actuar ya en algunos Institutos madrileños de Enseñanza
Media la sección correspondiente del FES para estos niveles
conocida como el "FES de Bachiller". Intento de vivero que
preludiaba la extensión del radicalismo político estudiantil a los
centros de Medias en los años 70. Aquella organización, que gozaba
de cierta autonomía para su funcionamiento realizaba reuniones
semanales en un local próximo a Tirso de Molina conocido como
"El Sotanillo". José-Alberto Ojeda, López Créstar y José
Maria Aznar eran los principales animadores de aquellas charlas o
reuniones. El último de ellos escribía una carta al diario SP el 1
de Junio de 1969 marcando la distancia y la elección por una
Falange alternativa no encuadrada en el Movimiento nacional:
"Yo como joven, y habíéndome llegado un ejemplar de las Obras
Completas (de José Antonio), ya he tomado mi decisión, que usted
ya habrá adivinado".
Continuó
la actuación universitaria aunque cada vez con menor fuerza. A la
propuesta de Díaz Hotleichner sobre aportación de sugerencias para
su Libro Blanco de reforma educativa, el FES envió su vieja idea de
acceso de los trabajadores a la universidad sin la necesidad de
tener que cursar el bachiller. La idea, que según parece tuvo
acogida favorable, no se desarrolló conforme a las pretensiones del
FES; algo similar ocurrió con el proyecto de estatuto del
estudiante (12).
La
multiplicación de grupos de la izquierda no sujetos al Partido
Comunista y la intención de evitar el desviacionismo que se podría
estar dando, hizo que poco a poco el FES comenzara un repliegue en
su actividad universitaria, reduciéndose cada vez más a cerrarse
en su papel de grupo falangista y a dedicarse en sus actividades al
mundo de los que con ellos participaban de una estética y de un
ritual. Posiblemente el error, en la dimensión estratégica de este
conglomerado político estuvo ahí. No supo o no pudo dar el paso
adelante para desengancharse de raíz de las otras falanges. Desde
al año 70 disminuyó el número de panfletos dedicados al tema
estudiantil y el discurso del FES se centró en temas más políticos
y en el mundo de la Falange. Fenómeno similar atraviesan otras
organizaciones que se centraban más en lo que era propiamente la
lucha política buscando respuestas a un régimen, que por la edad
de su creador y mantenedor principal parecía ya -después de muchos
años de repetir que se hundía- un viejo armatoste con pocas
posibilidades de recambio.
No
obstante el FES continuó su denuncia ante los métodos utilizados
por la "oligarquía nacional” de reprimir al mundo del
trabajo y a los universitarios; prueba de ello era la matriculación
de inspectores de la Brigada Político Social en las facultades
universitarias y la financiación y asesoramiento de grupos de
extrema derecha como AUN. Denunciaban las medidas del numerus
clausus o a las anulaciones de exámenes, pero la participación en
la agitación estudiantil ya no era lo que fue.
Como
actos más destacados estuvieron la confección de un estudio,
ampliamente difundido, sobre los problemas de la sanidad en España,
aprovechando el conflicto de los estudiantes de Medicina en el
periodo 69‑72, y la respuesta del FES ante la posible
refundación del SEU. De marzo del 72 procede el estudio sobre la
sanidad en donde se realizaba un serio análisis sobre el plan de
estudios de Medicina, relacionándolo con la estructura sanitaria
española y la industria farmacéutica. Se aportaban posibles
soluciones ante el caótico mundo de la sanidad española. Hacia el
mes de Octubre se inició una amplia campaña contra los intentos de
resucitar el SEU, idea relanzada por el Capitán General de Cataluña,
Pérez Viñeta, y secundada por los periódicos oficiales,
fundamentalmente Pueblo. El FES anunciaba que "cualquier
intento de montar o refundar aparatos de control estatal o
SEUdosindicatos, máxime si se utiliza o se ampara tras terminología
o símbolos falangistas, será atacada con la dureza que ya se ha
aplicado en otras ocasiones".
El
repliegue del FES se hacía patente en el año 73. Era el año de Falange
hoy, de Los falangistas en 1973 y de intentos de
contactar con Falanges consideradas "traidoras" hasta
entonces.
Sectores
escindidos en el año 71 algo hicieron por llenar el espacio
vacante. Eran los Universitarios Falangistas, más tarde Juntas de
Oposición Falangista, grupo que confluirá en la futura FE de las
JONS (aut.) Llegaron a lanzar un panfleto a la ejecución del
anarquista Puig Antich tratándole como a los caídos de la
Falange.Tal postura sería duramente criticada desde las filas del
FES. La ejecución del anarquista, que pudo haber significado la
vuelta a la agitación universitaria bastante abandonada por los
grupos de la izquierda, hacía sintonizar a estos con los escindidos
del FES. Tal postura era muestra de "falangismo
vergonzante" que era denunciada más que nunca porque había
desaparecido radicalmente cualquier contacto con la izquierda.
Conatos de violencia física con grupos escindidos del PCE,
especialmente con el PCI, enfrentamientos, físicos y verbales, con
formaciones regiministas (Fuerza Joven) o con el AUN, hacían
olvidar los años sesenta en donde la convivencia con la izquierda o
el intento de parcelar y definir campos con la Defensa Universitaria
pudieron llevarse a cabo.
El
sistema de participación estudiantil del 74 tampoco convencía y se
le acusaba de dirigismo; pero eso era ya lo de menos. Se atisbaba el
final del régimen y el FES tenía que dar una opción clara en la
etapa que se avecinaba. Por genio y figura el año 75 vio panfletos
del FES sobre acción política y sindical en la universidad y
criticaba los "actos de gamberrismo" que se producían en
algunas facultades madrileñas.
La
muerte del general Franco, hecha coincidir con la del fundador de la
Falange, cogió al FES en sus habituales cometidos de rememoración,
que llenaban una especie de calendario litúrgico y que abarcaba el
29 de Octubre, el 20 de Noviembre y el
9 de Febrero.
NOTAS
5.-D. JATO MIRANDA, Ob.cit.- RICARDO CHUECA, Ob.cit.-J.SAEZ MARIN, Ob.cit.
6.-Ver apéndice documental.- Documentonº 6.
7.-D. JATO MIRANDA.-Ob.cit.
8.-"El FES. ¿Qué es el FES? Como su nombre indica el Frente de
Estudiantes Sindicalistas. ¿Es falangista el FES?.Si entendemos por
falangistas cuando hay falangistas dentro, entonces
sí. Pero si entendemos por falangista cuando para ser
miembro es obligatorio el ser falangista, no. El FES
no es nada original; es una copia del SEU fundacional y se le
imita, no por romanticismo, sino por su planteamiento que sigue
siendo el más acertado".
9.-La Ley de 29 de Julio de 1943, que el FES pensaba había de terminarse,
es considerada como la introducción en la Universidad de los
ideales falangistas del nuevo estado.
12.-"Une sort d´epidemie silencieuse s´etendit
jusqu´aux meilleurs esprits...Ce soir là, je m´apercus que
pratiquement tous mes camarades participaient au mouvement. A la
sortie, j´exprimai ma decepción et mon
mécontentement á un amie devant ce nouveau phenoméne d´intoxicacion
ideologique qui avait, pour moi, quelque chose d´artificiel. Il me
repondit: "Il faut d´accepter la realité
telle que elle est". En J. FERNANDEZ KROHN, Le fou de
Dieu, Paris, Pierre Marcel Favre,Publi S.A., 1986, pp. 33-34
13.-El País, "Cartas al Director", 01.06.88 y 05.06.88
14.-El correo que llevo al Ministerio de Educación las propuestas del FES
fue Luis Junquera, según testimonio de José Ramón López Créstar,
que le acompañó. Entrevista con el mismo de fecha 11.08.88
HACIA
UNA HISTORIA DEL F.E.S.
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SUMARIO
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