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La
actitud de estar en contra del régimen pero mantenerse dentro de él se intentó
superar con la creación en 1963 de los núcleos iniciales que conformarían el
FES. Esta vez los falangistas relanzaban la idea de la Falange, pero ni se
vinculaban a organizaciones del Movimiento ni pretendían falangistizar el régimen.
Desde el extranjero y por las fechas de fundación del FES se justificaba la
aparición de una oposición falangista basada en la pérdida de competencias en
el Estado. El FES no admitió estas
premisas y las calificó de simplistas. Sobre
la consideración de oposición al régimen de estas disidencias falangistas
muchos historiadores muestran fuertes reticencias. Xavier Tusell (14) utilizaba
como condiciones de la oposición el luchar por conseguir una situación política
acorde con las democracias europeas. Evidentemente ese planteamiento no era el
contemplado por los falangistas del FES. Sí, acaso, por una disidencia
falangista de muy última hora, extremadamente confusa, que con el nombre de
"Falange Española de las JONS auténtica" reclamaba libertades políticas.
Es posible también observar en el estudio del grupo FES peticiones de
libertades
políticas y sindicales en la España de la Dictadura; pero ello se hacía para
reclamar la coherencia a un régimen que, con una estructura económica
capitalista, impedía el lógico establecimiento de cauces adecuados de
participación, que serían los sindicatos y los partidos políticos. Desde
luego en el hipotético Estado falangista propugnado por los falangistas del FES
los conceptos de libertades de las democracias europeas quedaban fuera de sitio. Para
Ellwood la oposición global que plantean los falangistas en los años 60 era
una oposición tolerada, aunque en algunos momentos la represión -una
represión pequeña- fuera por ellos sufrida, lo que de paso ayudada a la
Falange como instrumento de propaganda (15). Valentina
Fernández,autora del libro La resistencia interior en la
España de
Franco tampoco
estaba por
conceder la
etiqueta de oposición a las disidencias falangistas, centrándolas todas
erróneamente en torno al "hedillismo" y presuponiendo en ellas la búsqueda
de un fascismo más puro que el que el franquismo suministraba. Valentina Fernández
da muestra de desconocimiento de la existencia del FES pues al referirse a la
Falange disidente dice que no incluye los intentos "de reconstruir la
"Falange auténtica" como el de 1968 llevado a cabo por Hedilla".
Resulta muy discutible que el FNAL, al que debe referirse la historiadora fuera
un intento
de reconstruir
la Falange auténtica, como
queda de manifiesto en el apartado del trabajo dedicado a las relaciones del FES
con otros grupos falangistas (16). Tales
consideraciones restrictivas apuestan
claramente porque la salida democrática era la única vía válida. Desde la
perspectiva del año 90 ello parece lo lógico; sin embargo el planteamiento nos
parece que entraña juicios de valor y que se encuentra bastante ideologizado. Mucho
antes de que se escribieran estas valoraciones opositoras, en tiempo de la
Dictadura, el papel disidente del FES era ya puesto de manifiesto. Los
análisis que evitan su encasillamiento
automático como "grupo de extrema derecha" permitían y permiten
descubrir posturas que para nada eran tenidos en cuenta por otras formaciones
que poblaban el mencionado apartado "extrema derecha". En 1970 la
revista Índice publicaba con la firma de Heleno Saña un acertado
estudio sobre la Falange (17). La última parte dedicada a lo que el autor
llamaba "La Falange proscrita" mostraba un buen análisis y unas
certeras conclusiones sobre la naturaleza del FES, a pesar de la controversia
mantenida con uno de sus militantes, Fernando García, en donde Heleno Saña,
además de contradecir al falangista, ironizaba con la exagerada conciencia de
clandestinidad que asumían . Para el escritor la hostilidad que había entre
la Falange y la República se repetía entre la
Falange disidente
y el
régimen. Se destacaba
en el FES la actitud de rebeldía fundamentada en la desilusión ante el aparato
del Movimiento; la sublimación del mensaje humano y doctrinal de José Antonio
y la expresión de un idealismo común a las generaciones jóvenes. La
manifestación de pureza moral que se esforzaba por irradiar el FES se
justificaba en la conciencia de culpa ante la trayectoria de la Falange, que
necesitaba de expiación. Ese sentimiento de culpabilidad había provocado
fuertes críticas en el FES hacia quienes habían hecho de ser falangista un
negocio, un modo de vida. Si la Falange no tuvo el poder si lo habían tenido
ciertos falangistas. No era convincente para el FES que francofalangistas,
anclados aún en los resortes del mando, hablaran de que la Falange había sido
utilizada o disculparan la no realización de los postulados revolucionarios
culpando de ello a las circunstancias (18). Para Heleno Saña la actitud del FES
era una especie de "socialismo revolucionario antimarxista", solidario
con los perseguidos del régimen
y comportaba presupuestos izquierdistas, aun cuando no era específicamente de
izquierdas. La
disidencia falangista frente a la sumisión de cualquier consigna del régimen -propia
de la francofalange- era recogida en informe del Servicio de Documentación
de Presidencia del Gobierno El
periodo que abarcaba el estudio era el de 1969-73.En él se situaba a la
"Falange disidente" en cuarto lugar en cuanto a publicaciones por detrás
del PCE,CCOO y del PCE (m-l). Del documento se desprenden las siguientes
conclusiones: a.-Existencia
de grupos falangistas disidentes bastante nuclearizados. b.-Profusión
de propaganda falangista entre la que destaca el periódico Misión órgano
del FES. c.-
Importancia a niveles provinciales y
locales de los grupos
falangistas y escasa importancia a
nivel nacional. d.-Proliferación
de publicaciones
falangistas en
el sector de la enseñanza, representando el 11% . e.-La
calificación de "extremistas disidentes" que se da a esta opción, al
igual que se hace con los carlistas. Parece
ser que el Coronel San Martín, Jefe de los Servicios de Información en la época
del Almirante Carrero, confirmaba, después del cambio del régimen franquista,
el intento de acabar con grupos como el FES. Para San Martín la única valoración
del FES era su actividad antirrégimen. La sistemática negativa a formar parte
de una coalición juvenil anticomunista inducían a los Servicios de Información
a terminar con el grupo falangista. Una
de las maniobras realizadas fue la creación en el año 70 de un grupo paralelo,
que con las siglas FENS y la reproducción de textos similares movía a la
confusión. Sus dirigentes procedían del grupo universitario financiado por
Presidencia del Gobierno que con las siglas AUN actuaba en la Universidad. En
la revista ANUE, en artículo dedicado a grupos políticos que actuaban
en la Universidad, se cita al FES como grupo falangista que "últimamente
ha mantenido choques violentos en la Universidad con
Fuerza Joven (F.J.) y con el PCE (sic).Se dicen falangistas ortodoxos y
se proclaman "rabiosamente revolucionarios" y joseantonianos"
(19). Para
la revista Plataforma, el FES lo componían falangistas de izquierdas y
los incluía en el apartado de "Grupos Sindicalistas" junto a otras
opciones falangistas de disidencia como FSR o FSU. Dedicaba especial atención
al FES: "este cuenta ya con una larga historia en la Universidad española",
hablaba de su influencia en otros grupos falangistas, de su extensión
provincial
y de la aminoración que se había producido en su activismo más reciente (20). Obras
publicadas al comienzo de la transición democrática y referidas a las
publicaciones clandestinas habidas en época de la Dictadura situaban al FES
como grupo universitario de la oposición, colocado en la vanguardia de las
reivindicaciones estudiantiles, opuesto a cualquier tipo de sumisión hacia el régimen
y enfrentado a grupos universitarios de defensa del sistema.(21)
Formaré
junto a mis compañeros En
la época en que aparecen las Juventudes Falangistas y el FES, en los años 1963
y 64, existían otros grupos que se autotitulaban falangistas. Podrían
diferenciarse entre ellos, aquellos que orgánicamente estaban
integrados en el Movimiento, como la Sección Femenina o la Guardia de
Franco, y aquellos otros que con estatus legal, aun no estando orgánicamente
vinculados al Movimiento mantenían con él contactos y cierta
dependencia legal, así ocurría con los Círculos Doctrinales José
Antonio y con la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes.
Ambas organizaciones recogían sobre todo
a falangistas que veían con nostalgia el cambio que se estaba produciendo
dentro del régimen. Tan solo las Juventudes Falangistas
y el FES eran organizaciones
falangistas al margen del Movimiento. Esta
diversificación de la oferta falangista, producto de la historia misma de la
Falange y de la falta de concreción de los pensamientos de José Antonio, fue
analizada por el FES de dos formas bien distintas. Al principio se consideraba
la existencia de una verdadera Falange- ellos- y de otras formaciones más
o menos espurias y alejadas de la ortodoxia. Se trataba de una postura
excluyente, basada en el análisis riguroso e intransigente. Con el tiempo
aquella visión se fue suavizando y se juzgaría la variedad de manera positiva,
intuyendo el posibilismo político. Estimaría entonces el FES que cada uno de
los grupos había tenido "especializaciones" distintas y que en la
unidad, una vez conseguida, se verían las ventajas que ello aportaría. Había
una dosis de optimismo que se podría resumir en el refrán de "no hay mal
que por bien no venga". La división, las traiciones y la separación de años
habrían producidos "expertos" en distintas materias . Una vez
conseguida la unidad, cada antigua sociedad aportaría su saber en la
"división" correspondiente de ese "ejército" que habría
de ser la Falange. Naturalmente el papel del "Estado Mayor", se
pensaba el FES, habría de ser para ellos. Si
se puede considerar
como objetivo primero del FES la diferenciación de la Falange y del
Movimiento, fueron los intentos de unión de los falangistas, objetivo también
preferente de la organización. En 1965 se iniciaron contactos con la AAMMFJJ en
donde ya aparecía la opción por la que apostaría el FES a lo largo de su
historia: formar una "Federación de grupos falangistas". Manuel
Cantarero del Castillo, entonces Presidente Nacional de AAMMFJJ, dándose cuenta
de la variedad tan dispar en la opción del falangismo,
era partidario de la celebración de un "congreso ideológico"
en donde se fijaran las ideas esenciales comunes‑si las hubiera‑ de
los falangistas. No se llegó a ningún acuerdo concreto que favoreciera la
unidad. Por
aquellos años tanto el FES como los Círculos Doctrinales José Antonio (22)
acudían todos los años, el 19 de Noviembre, a la despedida de la corona que,
desde la Cuesta de Santo de Domingo
de Madrid, se encaminaba al Valle de los Caídos. Aquella era
ocasión propicia para la manifestación y la exteriorización de
discrepancias; pero mientras los miembros de los Círculos coreaban consignas
como "Arrese al poder" o "Arrese, Girón, revolución",
los militantes del FES gritaban su "Falange
sí, Dictadura no" o "Falange sí, Movimiento no". Desde 1965 habían abandonado los Círculos los personajes más significativos de la francofalange, afiliados a ellos desde la fundación. Contactos esporádicos con el FES fraguaron en 1969. El 29 de Noviembre de aquel año se anunciaban los intentos de formar la asociación FE de las JONS. Ya en 1970 se crearon unas Juntas Promotoras de FE de las JONS. Se procedía a la crítica contra quienes habían entendido el ser falangista, primero, como un oficio y, más tarde, como una vergüenza inconfesable. Volvía a hacer su aparición el providencialismo anticomunista: las únicas soluciones para España se encerraban en la vieja dialéctica comunismo-falangismo.
Dos
militantes del FES y dos socios de los Círculos depositan una corona sobre la
tumba de José-Antonio: son los años de la esperanza en la unidad. La
normativa provisional de las Juntas Promotoras establecía mínimos de 10 y 50
afiliados respectivamente para las
futuras Juntas que en localidades o en capitales se crearan. El objetivo
esencial era la incorporación de todos los falangistas, y se vetaba explícitamente
a quienes desempeñaban cargos políticos por designación. Hojas
informativas ponían al corriente de las actividades que se llevaban a cabo, en
las que, junto a reflexiones doctrinales en torno al pensamiento falangista,
criticaban -lo que no dejaba de ser un contrasentido- la decisión de la
Permanente del Consejo Nacional de trasladar la rememoración de la fundación
de la Falange, del teatro de La Comedia al Consejo Nacional. Aquella retirada
ha sido calificada por el FES como el lógico resultado de los incidentes
que promovían en el teatro. Objeto también de crítica era el adaptacionismo a
los nuevos tiempos que para la Falange se exigía desde el periódico Arriba
(23). Aquel intento de unidad tuvo su mayor realización en la concentración falangista celebrada en Alicante en 1970, reprimida por la Policía y Guardia Civil y en donde fueron detenidos militantes de los Círculos y del FES (24). Presenció el año siguiente el final del proyecto unitario. Una nueva concentración, esta vez en el Valle de los Caídos, se vio desasistida por parte de los Círculos, quienes en una maniobra de confusión, convocaron en día distinto. 150.000 Ptas., pagadas por la Secretaria General del Movimiento, según el Frente de Estudiantes Sindicalistas, habían propiciado la ruptura (25). Resultaba difícil que personas afines a las parcelas del Movimiento pudieran plantarle cara de forma continuada. Para los jóvenes falangistas los Círculos pasaban a ser "vehículos de la corrupción". La ruptura se había consumado y no volverían a establecerse conversaciones entre ellos de forma bilateral. Alguno de los múltiples intentos de la unidad falangista los reuniría, junto a otras formaciones, en estériles coloquios que finalizaban con mayores disensiones que las que había al comienzo.
Sigfredo
Hillers y Diego Márquez presiden un acto en al Valle de los Caídos. Les
flanquean Zaldívar, Nieto y Eguilaz. Muy pronto esa colaboración sería
torpedeada por la Secretaría General del Movimiento. Efectivamente
los Círculos José Antonio jugaban con dos caras. Ya en 1962 la Delegación
Nacional de Organizaciones de la Secretaría General del Movimiento al hablar de
la nula penetración en Cataluña no olvidaba reseñar que ese fracaso también
era compartido por los Círculos José Antonio, tal y como de una organización
propia se tratase. Pero de mayor importancia por el interminable proceso de
unidad de los falangistas, fueron las percepciones económicas que los Círculos
recibían y donde la denuncia del FES quedó absolutamente corta. La Delegación
Nacional de Acción Política y Participación giraba fondos a aquellos
falangistas. En Febrero del 72, por considerar al Círculo de Madrid una entidad
con fines de "colaboración política" y al no poder cubrir ellos
mismos sus gastos, se les concedía una subvención de 40.000,- pesetas,
"correspondientes al mes de Febrero (lo que hace pensar que se hacía mes
tras mes). El 13 de Novbre de 1973, el Vicesecretario General dispuso un
incremento de 150.000.- pesetas para los círculos José Antonio, casi con
seguridad para sufragar un
"Acto Nacional de Afirmación Falangista" que se iba a celebrar en
Toledo el 25 de Noviembre. Consecuencia de la dureza verbal de los oradores
fueron suspendidas por tres meses las actividades de los Círculos y se les privó
de las 40.000,- pesetas mensuales que recibían; pero la componenda no tardó en
lograrse y el Vicepresidente Nacional de los Círculos enviaba a su
"estimado amigo y camarada" Delegado Nacional de Acción Política y
Participación una carta en donde le pedía, con carácter retroactivo
las cantidades no abonadas. Durante el año de 1974 recibieron en el primer
trimestre la cantidad de 157.725 Ptas. y en el apartado de "Subvenciones
para el Departamento de Actividades Específicas" tenían acogida
mensualmente y obtenían 40.000,- pesetas la agrupación de Madrid y 10.000,-
pesetas las de Alicante, Tenerife y Las Palmas. Todavía en 1976 continuaban
recibiendo las últimas cantidades señaladas los Círculos de Madrid y
Alicante. Todo ello demuestra que las acusaciones del FES fueron excesivamente
prudentes con relación a la dependencia económica que tenían de la SGM y que
les impedía cualquier ataque frontal contra ella de quien formaban de una u
otra forma parte. Quedaba también
claro que sólo tres o cuatro provincias tenían funcionamiento, pero que
incluso en estas el nivel de militancia, por muy repletos que se encontraran los
ficheros, dejaba mucho que desear hasta el extremo que muchachas que realizaban
el servicio social eran enviadas por Sección Femenina para colaborar en tareas
burocráticas (no asumidas por los socios) al domicilio madrileño del Círculo
José Antonio en la calle de Ferraz.
Shelag
Ellwood que realizó un trabajo sobre el tema de las Falanges alternativa, volvía
a dejarse guiar por su intuición, que no por la búsqueda documental de la que
su obra es huérfana, y atinaba en el sentido de que la clausura a la que se
vieron sometidos los Círculos constituía una "valiosa propaganda
antimovimientista" (246). Constancia de ello queda en el texto de Onrubia
(Pág.21) donde los alborotos producidos por el descontento en un acto de los Círculos
José Antonio fue causa de la clausura de los mismos. Más aquel timbre de gloría,
demagógicamente utilizado por algunos no se correspondió con la realidad de
los hechos. La
Permanente del Consejo Nacional del Movimiento recibía el asesoramiento de sus
letrados en este tema mediante dos documentos cuyo título es claramente
indicativo: "Para una solución política" y "Para una solución
reglamentaría". En el primero de ellos se estimaba que el considerar falta
de motivos la clausura de los Círculos dejaba en mal lugar al ya exministro
Fdez. Miranda, pero decretar una definitiva suspensión pudiera parecer al
Ministro Utrera "una solución de extremada gravedad". Se abogaba por
dejar transcurrir un plazo de uno o dos meses y que el propio Ministro
considerando el tiempo transcurrido como bastante castigo, levantara la suspensión
a "una Asociación que puede prestar en el sentido amplio de la palabra,
una integración de voluntades y buenos servicios al Movimiento Nacional". La
solución reglamentaría iba también a favor de restituir la legalidad de
actuaciones a los Círculos, pues se estimaba una carencia normativa de los
preceptos conculcados por los actos de Toledo y que afectaban a los Art. 22 y 23
de la LOM y se pedía un documento de descargo por parte de los dirigentes de la
Asociación política. Siguiendo
aquella trama cuyo final estaba claro, sobre todo cuando Fernández Miranda ya
no era Ministro, el Presidente de los Círculos Diego Márquez dirigía un
escrito de descargo al Consejo Nacional del Movimiento en donde afirmaba
radicalmente " Que ningún Círculo José Antonio legalmente constituido ha
realizado actividades contrarias a los Principios del Movimiento y demás Leyes
Fundamentales". Tras resaltar la falta de normativa y la situación de
indefensión jurídica en que se hallaban señalaba que en el acto de Toledo se
había indicado repetidas veces el sentido individual de las intervenciones no
siendo vinculantes como declaración propia de los Círculos y que los
incidentes promovidos fueron por activistas infiltrados ajenos a los Círculos.
Se llegaba incluso a afirmar que los Círculos expulsaron a aquellos de sus
miembros "que en el teatro simpatizaron con dicho grupo activista". La
repulsa de Márquez sobre aquello llegaba a indicar que "la inmensa mayoría
de los asistentes, que eran varios miles, repudió la acción de dicho grupo
activista allí mismo, y con posterioridad al acto han sido enviados a Madrid,
así como a los conferenciantes, cartas y telegramas de repulsa hacia los hecho
por este grupo, por parte de todos los Círculos José Antonio" (12 del 12
del 73 dirigido al Pte del C.N. y entregado por José Torres Osuna el 13 de
Dicbre en el registro del C.N.). En
1973 se publicaba el libro Falange hoy (26), en donde falangistas
pertenecientes a las distintas Falanges exponían sus puntos de vista al
cuestionario que los periodistas Veyrat y Navas les habían suministrado. Aparecía,
en las respuestas de muchos de ellos, clara la diferenciación entre la Falange
y el Movimiento, lo que el FES llegó a valorar como algo conseguido por ellos
tras años de lucha en diferenciar una
cosa de la otra. Los
más comprometidos con el régimen, los falangistas históricos, seguían
manteniendo la vieja idea de identificarse con lo que fue el Partido único. Era
la única posibilidad de tranquilizar sus conciencias por los servicios
prestados y una deuda de gratitud hacia el Jefe Nacional, el general Franco, a
quienes debían, en algunos casos, la vida y, en otros muchos, la promoción a
puesto de responsabilidad en el Estado. A
pesar de tanta controversia se había abierto una vía de diálogo entre las
distintas corrientes. El envejecimiento del Jefe del Estado, los poderes de
otras familias del régimen, los interrogantes sobre la salida a la muerte del
Generalísimo auspiciaban estos intentos que a la larga se demostrarían inútiles. El
9 de Abril de 1973 en el Colegio Mayor "José Miguel Guitarte",
dirigido en aquella época por un miembro del FES, el médico Antonio Hermoso,
se organizaba una charla coloquio con la participación de Sigfredo Hillers,
Manuel Cantarero y Raimundo Fernández Cuesta. Repetían sus ya conocidas
posiciones, aunque el hecho de hacer un acto conjunto posturas que hasta hacía
poco eran antagónicas, daba lugar a la esperanza. Con
el pretexto de presentación del Libro Falange hoy a los falangistas en
el club Don Hilarión, José Gárate Murillo, considerado hombre de
confianza de José Antonio Girón, propuso a Hillers establecer de forma
ordenada, reuniones entre los distintos grupos falangistas. Participaban en
aquel nuevo intento Raimundo Fernández Cuesta por la Falange histórica, Carlos
Ruiz Soto y Diego Márquez por los Círculos, Hillers por el FES y David Jato
Miranda, auténtico catalizador de las reuniones, en nombre de una asociación
casi desconocida, Antiguos Miembros del SEU. Un acto conjunto de nuevo en el Club
Don Hilarión, servía para que cada uno repitiera sus tesis, perfectamente
conocidas por los demás. Aquello era un diálogo de sordos donde el acercamiento
era más aparente que real. Prosiguieron
los contactos y se llegó incluso a conseguir la vieja aspiración del FES,
formar una Federación de Grupos Falangistas. Era la época de las asociaciones
de Arias y la Federación se aprestaba a formar una con el nombre de Frente Español,
cuyas iniciales coincidían con las de Falange Española, titulación que
"al ser patrimonio de todos los españoles" no se otorgaba a ningún
intento asociativo. La
Federación llegó a su fin en julio del 75. La figura del general Franco y todo
lo que ella representaba era un obstáculo
insalvable para los falangistas. Fernández
Cuesta mantenía la
necesidad de elogio al general, mientras el FES anunciaba su crítica. La "devotio
ibérica" de los falangistas históricos no era asumida en absoluto por
los jóvenes falangistas y lo que resultaba más grave, remover aquello, que no
era sino analizar la historia, destapaba la caja de los truenos. Según algunos
de los presentes, por allí planeó el fantasma de Salamanca, abril de 1937 y
pudo terminar la reunión "como el rosario de la aurora" (27). Un
intento a la desesperada, conocido como el
"Pacto de Matute" logró José Gárate. El grupo falangista que
consiguiera el nombre de Falange Española convocaría un Congreso con todos los
demás. El
30 de Julio el sector falangista procedente del Movimiento, con Raimundo Fernández
Cuesta a la cabeza pedía a la Comisión Permanente del Consejo en escrito
encabezado por Villegas Girón la autorización para la creación del Frente
Español con un programa de 27 puntos. La respuesta del organismo que otorgaba
la patente de funcionamiento para las asociaciones exigió el cambio de nombre
por evitar las siglas F.E. y la transformación de los puntos del programa en un
número que no fuera el de 27. La tarea de despropósitos estaba servida. El
alto organismo del Movimiento que desde 1937 olvidó la norma programática nº
27 de la Falange de José Antonio y redujo a 26 las del Partido, exigía ahora
que el número no coincidiera con el del programa de la Falange primitiva, pero
ocurría además que quienes habían aceptado durante años la vigencia nominal
de los "26 puntos de la Falange" se acordaban ahora de que tal número
no era el correcto. Estas dificultades formales, que entrañaban problemas de
fondo con poso del tiempo transcurrido, se evitaron con el cambio de siglas por
Frente Nacional Español y con la refundición de los puntos 18 y 19 en uno sólo
para que el total llegase sólo a 26. La
lucha por el nombre histórico de Falange Española de las JONS continuó. El 2
de Octubre de 1976 informaba el Diario Arriba que ya habían sido
legalizados 10 partidos. Tres sectores falangistas reclamaban el histórico
nombre: Pedro Conde y Miguel Hedilla por parte de los hedillistas; De Zulueta
Pobes y Marquez Horrillo por los Círculos José Antonio y Sigfredo Hillers y
Antonio Flores por el FES. A ninguno de ellos se le permitió el registro del
nombre porque la asociación FNE se había convertido en el partido Falange Española
de las JONS. Una extraña agrupación con el nombre de Defensa de Falange
Española promovida por Luis Ortiz Medina y Dativo Fuentes Calero quedaba
pendiente de estudio. De
entre las revisiones del falangismo estuvo una que por su originalidad llamaba
la atención,
sobre todo a
los posibilistas evolucionistas del pensamiento de Primo de Rivera, era
la que venía proponiendo,
desde hacia ya tiempo, Manuel
Cantarero del Castillo, Presidente de la Agrupación de Antiguos Miembros del
Frente de Juventudes, quien pretendía reconciliar el pensamiento falangista con
la doctrina del socialismo democrático. Para Eduardo Adsuara, el intento de
Cantarero era simétrico a la revisión socialdemócrata que había sufrido el
marxismo. Para el FES, el análisis del Cantarero era absolutamente inválido,
y fue calificado de "socialismo rosa". La Falange no podía enlazar
con el pensamiento socialista cuyas raíces, hundidas en el materialismo
marxista, nada tenían que ver con los fundamentos filosóficos de José Antonio
Primo de Rivera. Únicamente se podía establecer un puente con el socialismo utópico,
radicalmente distinto del socialismo científico. Se acusaba a Cantarero de
realizar un doble juego consistente en su "posición vergonzante"
hacia la Falange por un lado y su colaboración en la revista "Haz"
desde donde había propugnado la resurrección del SEU. Cuando
en 1973 Manuel Cantarero dio forma de libro a sus conclusiones, ya conocidas por
artículos y conferencias, Sigfredo Hillers, líder del FES, preparó toda la
artillería a su alcance para responder
al texto Falange y Socialismo (28) . Algunos militantes del FES dedicaron
largas temporadas en aquel nuevo empeño de Hillers que a la larga dio como
resultado un abultado tratados sobre el socialismo europeo. Manuel
Cantarero pasaba para el FES de ser un revisionista al que se le reconocían
valores, a la consideración de hereje‑ oportunista. Su antigua
pertenencia a cargos en la Delegación de la Juventud o como Secretario Nacional
del SEU eran recordados por Hillers en el año 75. Se había iniciado una campaña,
que algunos juzgaron desproporcionada, en cuanto consumió mucho tiempo y
esfuerzos, para contestar las elucubraciones de un falangista revisionista que,
con el tiempo y tras su ensayo frustado con la asociación Reforma Social Española,
acabaría de diputado en el grupo Popular. Otro
grupo, el Frente de Estudiantes Nacional Sindicalista siempre fue juzgado por el
FES como la artimaña de grupo paralelo perfectamente orquestado por el Servicio
de Información de Presidencia del Gobierno contra ellos. La anterior
pertenencia al AUN de sus dirigentes y el mimetismo casi absoluto en los nombres
utilizados no hacía sino justificar los recelos del FES. En los finales del
franquismo la opción del FENS se unió a otros grupos para formar una
"Falange auténtica" de mayor envergadura en cuanto a la resonancia de
sus actuaciones. Aunque
la disidencia falangista suele contar con el adjetivo del hedillismo, nunca el
FES utilizó tal calificativo. Muy al final del régimen surgirían grupos
"hedillistas" que desplegaron amplias campañas de propaganda y
mantuvieron relaciones hostiles con el FES. La
figura del que fuera 2º Jefe Nacional de FE de las JONS presentaba para el FES
sentimientos encontrados. La dimensión personal de Manuel Hedilla, su fidelidad
a José Antonio, su talante organizador de la Falange en los primeros meses del
Alzamiento y el sufrimiento a que se vio sometido tras la Unificación, eran
dignos de la más profunda admiración de los falangistas; sin embargo su
postura política presentaba claroscuros que dificultaban la adhesión del FES. Después
de conseguida su libertad en 1947, Hedilla no reivindicó nunca el nombre de
Falange Española ni la vigencia de la doctrina falangista. Cuando en 1965 el
FES, de la mano de Narciso Perales, inició contactos con Hedilla, éste que
simpatizaba con el proyecto falangista que se estaba creando por aquel
entonces, no quiso sin embargo aceptar ningún compromiso por el riesgo que
significaría su entrada en política activa
mediante un proyecto ilegal. Conversaciones posteriores con Hedilla en el año
68 no llevaron sino al enfrentamiento. Desde las páginas de Resurgir se
dirigía un fuerte ataque a Hedilla en el artículo titulado "Gerontocracia
(la coalición de los abuelos o el afán de mandar)"(29). Por aquella época el FSR, producto de una escisión del FES, ya había hecho su aparición intentando evitar las formas falangistas para hacer más vendible su mercancía. Según la historiadora inglesa Ellwood(30) actuaba como Presidente del FSR Manuel Hedillla quien aprovechando un viaje de Narciso Perales, auténtico líder del grupo, a Iberoamérica, había convertido el FSR en Frente Nacional de Alianza Libre.
Militantes
del FES cantan el Cara al Sol en las cercanías del lugar en que fue asesinado
Matías Montero. Instantes después, intentarían subir por la calle Marqués de
Urquijo, en manifestación no autorizada. El intento se saldaría con varios
heridos y detenidos.
La
versión anterior es puesta en entredicho por el FES para quienes los años del
fundación del FSR que suministra la historiadora son erróneos y la creación
del FNAL fue el producto de una especie de engaño al que se sometió a Hedilla
presentándole a miembros del FSR de Madrid como delegados del FNAL en
provincias. La titulación de este grupo respondía a los deseos
explícitos de Hedilla para quien ni la palabra Falange ni la palabra
revolución habrían de aparecer en cualquier intento en que él estuviera
presente. De resultar esto cierto, difícilmente pudo Hedilla ser líder del
Frente Sindicalista Revolucionario, y según comentó el diario Ya,
(5.2.70) Manuel Hedilla pretendía al amparo del previsible asociacionismo de
1969 incluir el FNAL como asociación, evidentemente dentro de los cauces que
marcara el régimen. Es perfectamente comprensible la actitud de reserva de
Hedilla y su huida de aventuras peligrosas después de la experiencia vivida. Si
hacia la figura de Hedilla tuvo el FES cierta admiración no hubo ningún tipo
de concesión hacia los denominados "hedillistas" que aparecieron en
el tardofranquismo y asumieron una estrategia de propaganda con golpes de
efectos. Los miembros de este movimiento hedillista,
que acabarán
como FE de las JONS aut. eran producto de escisiones del FES de los años
67 y 72, miembros del FNAL reconvertidos y afiliados al Movimiento que veían su
barco hundirse. Buscaron la "pureza falangista" al borde de la
desaparición del
régimen y se mantuvieron en
el candelero de las publicaciones hasta el 79 en que, como consecuencias
de divisiones internas, terminaron por
desaparecer. La opinión pública durante la transición identificaba la
rebeldía falangista con el "hedillismo" y, como hilar fino resulta
trabajoso, a la disidencia falangista como tal se la conoció. Este
calificativo, que difícilmente se conjugaba cn los pensamientos y las actitudes
que tuvo el II Jefe Nacional del Falange Española, era reivindicado como
marchamo que otorgaba la pureza del nacionalsindicalismo. El líder hedillista
Pedro Conde declaraba que "Hedilla es la referencia para distinguirnos de
otros grupos falangistas" (Bol. inform. FE JONS nº 3, copia de entrevista
en revista Personas) La
existencia de esta nueva versión de la Falange Española Auténtica estuvo
marcada por la fugacidad. Desde el 72, grupos de activistas del FES escindidos
de esa organización y conocidos internamente como "lupulinos" (por su
afición a la cerveza), formaron unas Juntas de Oposición Falangista (JOF) con
un carácter muy próximo a la izquierda radical. En el 75 tomaron contactos con
núcleos extremadamente minoritarios, caso de la Acción Revolucionaria
Sindicalista (ARS) dirigida por un funcionario de la Organización Sindical de
apellido Cantalapiedra, con el FENS y con otros falangistas o núcleos azules
formando una especie de agrupamiento de lo más heterogéneo. En efecto, allí
convergían desde antiguos miembros de la Defensa Universitaria, al hijo de
Manuel Hedilla -militante del FENS. Aparecían falangistas inconformistas de
siempre como el caso del histórico Narciso Perales Herrero junto a militantes
juveniles de la OJE que se
incluyeron en las filas de aquel nuevo proyecto. Presidió
su actividad el radicalismo más completo, pretendiendo pasar por la izquierda a
quienes desde ese bando llevaban ya muchos años de lucha. A sus peticiones de
amnistía política juntaron el rechazo a los actos de posibilismo político
tales como Los Pactos de la Moncloa. El ataque a la política
institucional se hacía en la petición de un referéndum para determinar
la forma de gobierno en España o la denuncia a los partidos presentes en las
Cortes acerca de su negativa por rebajar la edad de voto a los 18 años. En
aquel conglomerado tan dispar se jugaba con un infantil izquierdismo por parte
de algunos camaradas mientras otros asistían, por ejemplo,en la ponencia de
Sanidad del II Congreso con quien la dirigía, el Doctor Franco Manera de quien
no se le recuerdan actividades antirrégimen. Al
calor del antifranquismo que se produjo a la muerte del General, militantes de
esta organización, muchos de ellos con carné del Movimiento aún en el
bolsillo, pegaban en las farolas de las calles madrileñas carteles en donde
junto a un juicio histórico admisible sobre el comportamiento de los Fernández
Cuesta, Valdés o Girón, aparecía enmarcada la foto del primero de ellos, como
si de un vulgar forajido se tratase. Aquel tratamiento, afeado ya por el FES al
protonucleo de la JOF por su absoluta carencia de estilo falangista, correspondía
a la línea de conducta propia de los nuevos conversos.
Tuvieron
una fulgurante expansión, aunque los resultados de las urnas no les fueran
satisfactorios. El 29 de Octubre de 1977 celebraron la conmemoración de la
fundación de Falange en 40 provincias con actos centrales programados en la
fiesta de las cocheras Sanz de Barcelona, en la Asamblea de Militantes de la
Provincial de La Mancha y en el mitin del Cine Madrid. Su jefe Perales dio paso
de inmediato a un trabajador de la FASA de Valladolid, Pedro Conde Soladana,
quien unía a su buen talante personal una imagen falangista distinta,
presentable, pero carecía de la capacidad de sujetar a los dispares elementos
que se le iban a juntar. Se
arrogaron una "legimitidad de origen y de ejercicio" al emparentarse
con la disidencia falangista narrada al principio del trabajo y contaban para
ello con el apellido Hedilla, pronto convertido en Jefe de Madrid y con la entrañable
figura de Narciso Perales, pero carecían de nexos o puentes sólidos con la
disidencia falangista más reciente; si acaso podían argumentar su condición
de ex‑militantes expulsados o escindidos del FES. A pesar de lo cual bajo
el amparo de aquella autootorgada legitimidad
el Secretario Nacional José Luis Arroyo -otro elemento antiguo miembro
del FES- llegó a pedir al Ministro de la Presidencia, Otero Novas, las
cabeceras del diario Arriba y Libertad que fueron "voceros
del citado "Movimiento Nacional", que por otra parte nosotros
reputamos como expureo (sic)". Su legimitidad les ensoberbecía al punto de
negarse a cualquier tipo de conversación en pro de la unidad falangista
por considerar que esa unidad ya estaba realizada en su organización
(comunicado del 21.10.77 a propósito de una Asamblea Unitaria Falangista en
Barcelona). Su
complejo de izquierdismo les llevaba a buscar el espaldarazo de su actividad en
figuras del anarquismo represaliado (entrevista con Fernando Carballo en Patria
Sindicalista nº2, 4.4.77 pp.6-7), en las peticiones de amnistía, en las campañas
de retiradas de símbolos falangistas de las calles o del metro de Madrid o en
la petición de que se destruyeran los ficheros con antecedentes políticos
obrantes en la DGS, en la SGM o en poder del Servicio de Información de
Presidencia o en el SIM. Realizaban
actividades desconocidas en las familias falangistas. En Octubre del 77 dirigían
escritos a las embajadas de Guinea
Ecuatorial, Argentina, Chile y Uruguay porque no se respetaban en esos países
los derechos humanos, así como protestas a Marruecos y Mauritania por el tema
del Sáhara. Unían a su actitud, pionera del falangismo preocupado ahora por
los derechos humanos, el olvido de los países de más allá del telón del
acero. La utilización de los "derechos
humanos", no el Derecho de gentes, había sido históricamente denunciado
por los falangistas argumentado la falacia y la hipocresía de pregonar derechos
individuales "en casa de los famélicos"; también su visceral
anticomunismo, esencial punto de referencia, era ahora olvidado por los
falangistas auténticos. Aquella
sintonía con la izquierda llevó incluso al Sindicato Unitario de la ORT a la
intentona de engullirlos en su organización, pretensión que había sido
abortada (Patria Sindicalista nº 7 Febrero de 1978) Si
el primero de sus Congresos, celebrado en Mayo de 1976 y en donde decidieron
constituirse como Partido no fue legalizado, si lo fue el segundo, celebrado en
el Hotel Don Quijote de Madrid el 19‑20 de Marzo de 1977 con la asistencia
de 550 delegados provinciales. Posiblemente fueron las relaciones entre el
sindicato estudiantil -FSU- y obrero -CONS- con el Partido los motivos fundamentales de
discusión. Su
ideario, para no ser menos que los demás, se resumía en 27 puntos, ajustados
lo más posible a los de la Falange primitiva, limando por supuesto aquel
lenguaje que se hacía impresentable. Así el punto 3, aparecía con un
"Tenemos vocación universal..." en vez del "Tenemos vocación de
Imperio...". se ponía el mayor énfasis en el aspecto sindical y en una utópica
transformación económica de imposible realización, común denominador de los
grupos falangistas, tales como nacionalización de la banca, de los servicios públicos,
de los seguros y de "toda empresa que por necesidad nacional sea
conveniente" (punto 14). En lo referente a la Iglesia, tras
"reconocer" la dimensión religiosa del hombre (lo cual por otra parte
no era decir nada) y saberse inspirados en la ética cristiana, exigía la
absoluta separación entre Iglesia y Estado "sometiendo a la primera a ley
civil en materia secular". Ya
en 1978 las tensiones entre los sectores allí presentes estallaron. En el mes
de Febrero el sindicato CONS se reconvertía en C.T.S. (Confederación de
Trabajadores Sindicalistas) que mantendría el histórico nombre de las
centrales falangistas para su órgano de difusión. El 18 de ese mismo mes, y
como actitud premonitoria de lo que pasaría unos días más tarde, el jefe
Provincial del Málaga, José Antonio Assiego Verdugo (más tarde líder del
sindicato ultraderechista Frente Nacional de Trabajadores) atacaba en El Sol
de Málaga (16 de Febrero) a la Junta Nacional a quien acusaba del haber forzado
la dimisión del Palma de Plata de la Falange, Perales, y de mantener anulado a
Conde. La respuesta en el más puro sentido asambleario, tan querido por muchos
de los "auténticos", no se hizo esperar: La Junta Provincial de Málaga
con el Secretario Provincial al frente expulsaban a Assiego de la organización, a quien tampoco le debía importar mucho porque desde el
diario malagueño había realizado una especie de despedida. Una
Asamblea Nacional convocada aprobó la expulsión de miembros de la Junta
Nacional disidentes. Estos decidieron realizar un III Congreso Nacional de
Militantes el 24 de Marzo que contó con el correspondiente permiso de la
autoridad gubernativa, quien a su vez denegaba a Conde la réplica en la reunión
que pretendía celebrar el 2 de Abril. Los responsables del gobierno civil de
Madrid apoyaban en aquella extraña singladura de los falangistas auténticos al
sector de Manuel Velasco y de Miguel Hedilla, lo que provocaba la confusión y
la división, quizá de forma interesada por parte del poder gubernativo.
Incluso, se llegó a primeros de Mayo a la toma de la sede social, en la calle
del Pez de Madrid, por parte del sector "insurgente". Las
brillantes expectativas que esperaban los "hedillistas" se venían
abajo. Las urnas no les habían concedido representación alguna a pesar del
importante número de votos para una agrupación recién creada y su unidad
conseguida se había resquebrajado de forma definitiva. Rafael Lasaga,
falangista santanderino y hombre de
reconocido prestigio en su provincia, intentó la conciliación y fracasó en el
empeño. Narciso Perales, con una trayectoria intachable en las coordenadas del
falangismo, no olvidaba que aquellos sedicentes, recién llegados, le habían
tildado de "gobernador franquista"; no precisamente para recordarle
que desde aquel cargo había dado pan negro al Caudillo o que había acudido a
Astorga para intentar encontrar a la comitiva de Franco en un desesperado
intento de salvar la vida a Juan Domínguez en 1942, sino como calificativo
insultante de haber colaborado con la Dictadura.
De
aquel intento quedó un doble fraccionamiento. De una parte la Falange Española
de las JONS Auténtica con Pedro Conde a la cabeza y con la incursión ahora de
nuevos elementos procedentes del FES encabezados por Antonio Flores; de otra, la
presidida por la flamante V Jefe Nacional de FE de las JONS, Ana María Fernández
Llamazares, y un grupo donde Hedilla y Velasco llevaron la voz cantante. Fueron
muchos los enfrentamientos producidos entre el FES y los hedillistas; éstos
acusaban al FES de progresiva derechización y de darle una importancia
desmesurada al catolicismo como filosofía
y praxis. Atacaban fundamentalmente la figura
de Sigfredo Hillers quien –en palabras pronunciadas por un acalorado
Narciso Perales, años atrás- "no tenía más categoría que para ser jefe
de centuria". El FES reproducía ataques en sus publicaciones contra estos
falangistas "histéricos" contraposición de los falangistas
"históricos". Les juzgaba como una versión izquierdista de la
Falange al igual que la Falange del Movimiento supuso la versión derechista de
la misma y les suponía "fieles discípulos de los mercaderes del
Movimiento Nacional". En
Octubre de
1976 se
difundió con
profusión una "hoja informativa sobre los falangistas
hedillistas" (31) en donde el FES contestaba a todas las
manifestaciones de las que hacían gala los hedillistas y, aun cuando se partía
del principio de respetar la figura de Manuel Hedilla, se intercalaban párrafos
del líder falangista acerca de las concomitancias entre el nacionalsindicalismo,
el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán, lo que evidentemente en
esas fechas no era muy bien visto.
Con absoluto respeto a la verdad, denunciaba el FES que atacar el 18 de Julio
con la referencia a Hedilla era un absurdo. Aparte de la función esencial
desarrollada por el falangista montañés en los primeros tiempos de la guerra,
su "propia creación", el FNAL (Documento Declaraciones del FNAL)
defendía la fecha aludida "Nos llamarán reaccionarios por creer que el 18
de Julio supuso un avance democrático a la española") La
riña entre el FES y hedillistas había traspasado el patio de vecindad y en
algunas publicaciones de política general aparecían réplicas y contrarréplicas
de unos y otros. El
enfrentamiento entre el FES y los hedillistas alcanzó su máxima virulencia en
Abril del 77 a la salida de la presentación del
libro Oferta electoral
en el
hotel Eurobuilding.
Allí Sigfredo Hillers, líder
del FES ya convertido en Falange Española (independiente), fue agredido por
miembros de la Falange auténtica. La tenencia en el altercado de guanteletes de
hierro, porras y navajas, así como la información dada por Cambio 16 (32) con
el nombre de algún participante, iban a ser según Hillers, argumentos
utilizados para pedir al Tribunal Supremo la ilegalización de este grupo
(33). Resultaba gracioso el que los "hedillistas", partidarios de la
acción directa y que desde luego no se arredraron en actividades no pacíficas,
siendo frecuentes los enfrentamientos físicos con otras formaciones de
cualquier parte del espectro político o el lanzamiento de botes de humo en la
Bolsa de valores de Madrid, recurrieran al eslogan "no a la violencia; sea
del signo que sea" (CONS febrero de 1977 p.4). No
había pues lugares comunes para la unidad. La Santa Hermandad de la Falange no
dejaba de ser un latiguillo retórico en donde se imponían luchas cainitas. El
tiempo transcurrido y las experiencias vividas por cada uno habían creado
profundas simas y lo que era "políticamente" un error: cerrarse en el
mundo de la Falange para no
conseguir nada conduciría a la esterilidad pasados los años. Si
ha parecido lógico conectar el
conglomerado FES con la historia zigzagueante de la Falange disidente (así lo
entienden quienes fueron sus
dirigentes) se observan significativos
motivos de diferenciación como fueron su colocación fuera del
Movimiento, su preocupación intelectual, que les llevó a analizar situaciones
políticas buscando soluciones o a la creación doctrinal,
algo bastante desconocido en
la Falange"alternativa". La tajante afirmación del catolicismo como
filosofía subyacente y el teórico abandono en la búsqueda de un jefe carismático
contribuían a delimitar unos perfiles muy particulares de la organización. Grupos
de la Falange disidente aparecidos ya en el final del franquismo dejaron también
en un aparte a la opción falangista del FES y rara vez la citaron como
antecedente histórico. Aun habiendo militado en el grupo o perteneciendo a
sectores con matriz en el FES, se producía un olvido intencionado al que no era
ajeno ni la competencia tenida entre las Falanges ni la "extraña"
personalidad que el FES había ido gestando. Cuando
Shellag Ellwood realizó su estudio sobre el mundo de la Falange, procediendo a
múltiples entrevistas de las diversas familias falangistas, no conectó con
ningún miembro relevante del FES (34). Parece deducirse, de la explicación que
dio sobre su El
limitarse a los relatos de terceras personas, enfrentadas por disparidad en las
estrategias, roces personales o interpretaciones distintas de lo que era la
Falange, llevó a la historiadora inglesa a citar tan solo de pasada al FES y
atribuirle características de "secta semisecreta con votos, rituales específicos
y férrea disciplina". Presume
el FES de haber sido el único grupo falangista con creación propia y de haber
aportado soluciones concretas a los problemas universitarios. En sus filas
confluyeron históricos falangistas disidentes que poco tiempo allí pararon. De
sus filas surgieron otros grupos de oposición falangista, y fueron algunos
militantes suyos personajes destacados de la España democrática como José Simón,
José Maria Aznar, Jorge Vestrynge o Manuel Guedán. El primero de ellos, que
fue responsable del FES de Ciencias, llegaría a Vicerrector de la Complutense
en la época de Bustelo. Ha desempeñado el cargo de Director General del
Insalus. José María Aznar fue jefe del FES de Bachiller, Jorge Vestringe
participó activamente con el grupo en los sucesos del año 68 y Manuel Guedán
tras su salida de la organización falangista, llegó a ser líder de la ORT, y
ha ocupado cargos políticos de importancia con el gobierno socialista. NOTAS 1.-Las
dudas y objeciones de José Antonio se pueden encontrar en el libro de J. Mª
MANCISIDOR, Frente a Frente, Ávila
Editorial y Gráficas Senén Martín,
1963, 364 pags. Se trata de la recopilación taquigráfica del juicio de José
Antonio en Alicante. Existe un interesante Apéndice al Frente a Frente
realizado por J.J. ROLDAN HERRERO y publicado a multicopista en Diciembre de
1980 donde hace una comparación entre los textos de las tres ediciones
existentes hasta la fecha. Ver también extracto de la entrevista con el
reportero Jay Allen para el periódico New
Chronicle, de Londres, Edición del 24.X.36 en A.
DEL RIO CISNEROS y E. PAVON
PEREYRA, Textos biográficos y epistolario. José Antonio Intimo Madrid,
3ª ed.Ediciones del Movimiento, 1968, pp. 527-532. 2.-Sobre
los sucesos de Salamanca se puede encontrar información de variado tipo en la Historia
del fascismo español de PAYNE y en los siguientes textos: A. ALCAZAR DE
VELASCO, Los 7 días de Salamanca, Madrid, Gregorio del Toro editor.
1976, 308 pags. M. GARCIA VENERO, Testimonio
de Manuel Hedilla, Barcelona, Ediciones Acervo. Colección Gaudeamus, 1972,
629 págs. S.ELLWOOD, "La crisis de Salamanca.La Unificación", en Historia
16, nº 132,
pp.11‑16.‑J. L. RODRIGUEZ JIMENEZ, "La eliminación de Hedilla"
en Historia 16 n.132., pp.
19-26 V. DE CADENAS Y VICENTE, Actas del último Consejo Nacional de FE de
las JONS, Madrid, Gráficas Ugina, 1975, 159 pags. 3.-Estos
datos de la oposición primitiva fueron suministrados por el malogrado A. ROMERO
CUESTA en su libro Objetivo: matar a Franco. Historia secreta del
franquismo.Madrid, Ediciones 99, 1976, 124 págs. Fundamentalmente recopila el
testimonio de los falangistas Patricio González de Canales y Narciso Perales
Herrero. En los orígenes del FES los dos falangistas históricos mantuvieron
relaciones con el grupo. Armando Romero fue militante de esa organización
falangista, salió de ella y se incorporó a los protonúcleos de la Falange
Española de las JONS auténtica. Falleció en accidente de trabajo cuando dirigía
la descarga de un barco mercante en las Islas Canarias. 4.-Sobre
las ORNS cuenta PAYNE en su ob.cit. pag.175,:"Bajo la dirección de Ezquer,
continuó subsistiendo un grupo clandestino denominado ORNS (Ofensivas de
Recobro Nacional Sindicalista)que desarrolló una acción de agitación y
propaganda entre los jóvenes hasta bastante tiempo después de terminada la
segunda guerra mundial. Su propósito era el de sustituir la Falange franquista
por un movimiento fascista revolucionario y sindicalista. A lo largo de quince años,
Ezquer fue detenido seis veces y compareció ante los tribunales de justicia en
cinco ocasiones, sin que ello le hiciera desistir de sus propósitos".
Ezquer puede considerarse un antecedente del FES en el sentido de no estar
vinculado a organizaciones del Movimiento, sin embargo su antigua fama de
"violento" no tuvo continuación alguna en el movimiento falangista
que estudiamos. 4
bis .-Precisamente el equilibrio buscado por el Jefe Nacional, Francisco Franco,
unido a su ansia de poder condujo en opinión de Serrano Suñer, al fusilamiento
de Juan Domínguez por los sucesos de Begoña en Agosto del 42. (Cfr. Serrano Suñer,
R. Memorias pp.364‑367) 5.-Pérez
de Cabo desvió al mercado negro partidas de trigo con objeto de lograr dinero
para la Junta Política clandestina. Armando Romero indica que fue el general
Varela, deseoso de acabar con la "insolencia falangista" quien
descubrió la acción de Pérez de Cabo y forzó su juicio y su condena a
muerte. Debe tratarse de uno de los pocos casos en que una infracción
administrativa se saldaba con la pena capital. 6.-El
País, 12.03.89,<<Aquellos "curas rojos">>,Domingo,
p.8 7.-J.
SAEZ MARIN, Ob. cit.,p.222 8.-J.
L. ALCOCER, Radiografía de un fraude,
Barcelona, Planeta, 1978, p.49 9.-Ibidem,
p.74. Mayor información sobre las represalias sufridas por Román Alonso
Urdiales, militante de las Falanges Juveniles, en el texto de J. ONRUBIA
REBUELTA, Historia de la oposición falangista al régimen de Franco...,
pp. 16‑17. 10.-
J. Mª MARTINEZ VAL, ¿Por qué no fue posible la Falange? Barcelona,
Dopesa, 1976, 2ª ed. p.49. 11.-SAEZ
MARIN.‑Ob. cit. p.186 12.-J.L.
DE ARRESE MAGRA, Una Etapa constituyente,Barcelona, Editorial Planeta,
1982, p. 16 13.-Entrevista
con José Mata, 13.12.88 14.-X.
TUSELL GOMEZ, La oposición democrática al franquismo, Barcelona,
Planeta, 1977, 452 págs.‑ En el "Congreso
Internacional de Oposición al franquismo",organizado por el
Departamento de Historia Contemporánea de la UNED, dirigido por el Profesor
Tusell, el abanico histórico sobre grupos
de oposición fue mucho más amplio al no existir los condicionantes
que se imponían en la obra citada. 15.-S.
ELLWOOD, Ob. cit., p.223 16.-V.
FERNANDEZ VARGAS, La resistencia interior en la España de Franco, Vol I,
Madrid, Istmo,
1981. 17.-H.
SAÑA, Art. cit. 18-Informaciones,"¿Ha
mandado la Falange en España?",16.05.69, p.7 19.-F.
DE GILES ,"Grupos políticos en Universidad" en Anue nº 24
,p.6.- No era contra el PCE con quien se mantuvieron fuertes encontronazos en
Derecho y Medicina, sino contra el PCi que colocaba con frecuencia carteles con
texto repetitivo en donde se provocaba de forma intencionada a los falangistas,
que respondían con la rotura del cartel y el subsiguiente enfrentamiento. 20.-Plataforma
nº 1, 20.10.75, pp. 8‑16. 21.-J.
DE CORA Y OTROS, Panfletos y prensa antifranquista clandestina, Madrid,
Ediciones 99, 1977, 159 pags. 22.-Sobre
los Círculos Doctrinales José Antonio hace una exposición detallada S.
ELLWOOD, ob.cit. pp.226‑234 23.-J.
CAMPMANY, "Falange 70", Arriba,
29.10.70. 24.-J.
ONRUBIA REBUELTA, Ob. cit., pp.115‑142 25.-Según
Ellwod, Valdés Larrañaga confirmaba
en el 1973 la subvención a los Círculos José Antonio. Parece ser que aun
existiendo altibajos la comunicación de los Círculos con la SGM fue continua.
Muchachas que realizaban el Servicio social eran enviadas para al local de los Círculos
a ejercer sus actividades. 26.-M.
VEYRAT y J.L. NAVAS MIGUELOA ,Falange, hoy, Madrid, Gregorio
del Toro Editor, 1973, 357 pags. 27.-Diario
Ya, 03.07.75, p.13 28-M.
CANTARERO DEL CASTILLO, Falange y Socialismo, Barcelona, Dopesa, 1976.-366
págs. 29.-Resurgir,
"La coalición de los abuelos o el afán de mandar. Sobre
la fundación del Frente de Senectudes", pp. 3-6-10 30.-La
fuente de información para la historiadora británica en este tema parece que
fue Narciso Perales ya que manifiesta un relato casi exacto al que me contó en
la reunión del 24 de Abril de 1988. 31.-Ver
apéndice documental. Documento nº 3. 32.-Cambio
16, 17.04.77, p.7 33.-Resurgir,
Mayo de 1977.-p. 10 34.-
De las 28 entrevistas realizadas por Ellwood ninguna se realizó a miembro de
relevancia del FES. En cuanto a la cita 2 de la p. 252 de su libro, difícilmente
se trataba de un militante de FE (independiente) que escribía a la revista S.P.
ya que a esa organización falangista aún le quedaban 6 años para adoptar ese
nombre.
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