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Publica la Asociación Cultural "Rastro de la Historia".

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El Rastro de la Historia. NÚMERO CATORCE

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Actividad falangista en el Reino Unido

durante la guerra civil española

 -Francisco Blanco-

 

La postura inglesa ante el conflicto español resultaba de enorme importancia. Gran Bretaña representaba el papel de potencia de primer orden, anclado en la defensa del parlamentarismo liberal su política moderada y su anticomunismo podían resultar bazas aprovechables para los dirigentes de la España sublevada. El apoyo británico a la no intervención era saludado como una sabia receta por el gobierno de Burgos en diciembre de 1936 que no obstante se dirigía al gobierno inglés haciéndole ver su disgusto porque consideraba que la no intervención debería aplicarse con mayor contundencia sobre ciertas ciudades francesas por las que sea abastecían de armas, con el abundante arsenal presente en los frentes por el ejército republicano y “comprados con le oro robado del Banco de España y de otros bancos y casas particulares” y hacía ver además la imposibilidad de ejecutar el control de no intervención a los agentes internacionales en la zona roja donde el desgobierno resultaba total. Las acusaciones por sentirse perjudicados serían también motivo de airada queja por la otra parte que consideraron al Comité de no intervención radicado en Londres en su postura favorecedora a los rebeldes

La visión de primera batalla de la futura gran guerra atribuida a la conflagración española estuvo presente en los políticos ingleses. El primer ministro Neville Chamberlain el 25 de Junio del 37 se dirigía a la Cámara de los Comunes y expresaba su preocupación al considerar que se trataba de una lucha entre dos sistemas enemigos seguidos apasionadamente por los europeos y el riesgo de que un país interviniera “mas allá de un punto determinado... podría iniciarse un conflicto del que nadie podría prever el final”.

En el Reino Unido funcionaron durante la guerra civil española varios núcleos de la Falange que se desenvolvían en torno a labores de marcado voluntarismo de algunos de sus miembros, por lo que más que la labor de un grupo organizado habría que hablar de individualidades alrededor de las cuales se conectaban otras personas de la colonia española, simpatizantes con la causa de los rebeldes. Un fenómeno por otra parte nada novedoso porque para quien haya seguido esta saga del Servicio Exterior de la Falange le resultará ya cotidiano. Quizás el más señalado de estos activistas fuera el militante que siempre aparecía como F.G. Sturrup, Jefe de la Falange en Londres en 1937, cuyo papel en el tema de la repatriación de los niños de la guerra presentó una enorme actividad y de cuya relevancia ya se ha hablado en esta publicación. Su adhesión a la Falange fue anterior a la Unificación de Abril del 37. Sabemos que en ese tiempo proyectaba la publicación de un semanario falangista en Inglaterra y mantenía contactos con el encargado de Exterior, Ximénez de Sandoval.

La postura de apoyo al bando nacional desde la Falange le acarrearía problemas con el embajador de la República en Londres, Pablo de Azcárate, quien le denunció por representar a una entidad no reconocida por el estado inglés. De ser ciertas las manifestaciones de apoyo a la causa rebelde que el mismo Sturrup relataba, no había duda que era un personaje incómodo. El 18 de Mayo de 1937 afirmaba haber pronunciado 118 conferencias a favor de la Falange y de los sublevados en territorio inglés. Encontraba sus apoyos entre católicos ingleses favorables mayoritariamente a la causa nacional y, sobre todo, en el Partido Fascista Inglés cuyo Jefe, Sir Oswald Mosley, antiguo socialista, mostraba entusiasmo ‑en palabras de Sturrup‑ con la Falange. Sus labores de información a la FET no eran tampoco despreciables y abarcaban desde la comunicación de los fletes que salían de las Islas para abastecer al gobierno de la República hasta las tendencias políticas de los agentes Consulares Británicos establecidos en España.

La importancia del núcleo londinense y sobre todo el activísimo papel de Sturrup le fueron reconocidos por autoridades falangistas españolas. El Jefe de Intercambio Luis Casaus[1] llegaba a comunicarle en 1937 que la labor de la FE en Londres "supera con creces a la de cualquier otro Jefe de JONS extranjero. (No es coba").

La colaboración con "afines" tenía también marco en la capital inglesa y así la misa que por los caídos falangistas se celebraría el 19 de Enero de 1938 en St. James Spanish contó con la asistencia de representaciones diplomáticas portuguesas, alemanas, italianas y con presencia de la realeza española representada por la Infanta Doña María Cristina.

El hiperactivismo del delegado falangista londinense le llevó también a arrogarse competencias que no le pertenecían. Posiblemente deslumbrado por el apoyo potencial del empresario M.A. Zeitlin Zetland (importador exclusivo para USA de los vinos de Oporto, y que en opinión del Servicio Exterior era un "vulgar aventurero capaz de cualquier fraude" , le nombró "Agente especial y Representante de FET de las JONS" para formar una Delegación en Estados Unidos de América, bajo la dependencia de la de Inglaterra. Aquellas prerrogativas que el falangista se había otorgado y la desconfianza hacia su actitud en relación con el empresario Zeitlin, llevaron a su destitución en Julio del 38, recabándose previamente informes del Secretario de Embajada, Alfonso Valdés, acerca de la solvencia comercial y de la honradez profesional de Sturrup.

Antecedentes negativos y poco favorables habían sido las opiniones del Padre Gábana, contrincante de Sturrup en el tema de la repatriación de niños, quien a comienzos de 1938 había presentado al jefe falangista como un farsante[2].Poco después de que el asunto Zeitlin saliera a la luz, Sturrup quiso quitar importancia a su imprudencia, pero los intentos de descargo no sirvieron para calmar los ánimos del Delegado del Servicio Exterior quien amenazó, además de con el cese, con posibles determinaciones posteriores, intuyendo corrupción en la actuación del falangista. Sustituía a Sturrup, Jorge Soto Saw. La noticia del relevo, aparecida en publicaciones de la FET exterior, hablaba tan solo de una reorganización en la Falange de Inglaterra evitando mayor información sobre el escabroso asunto.

 En Agosto del 38 para conseguir que la Falange inglesa quedara inmersa en la legalidad se decidió la creación, con claros fines de encubrimiento, del Auxilio Social para cometidos benéficos y culturales. Esa necesidad de ocultar el funcionamiento falangista con un rótulo distinto a su propio nombre llevaba el visto bueno de la central de Exterior en la utilización de una sociedad Spanish Social Services que sustituía al primitivo pensado de Spanish Workmen Association con connotaciones obreristas en su titulación.

Otro núcleo de la Falange en Gran Bretaña funcionaba en Bristol y publicaba con el nombre de Plus Ultra una revista cuyo 50% de tirada (150 ejemplares) se distribuía desde Londres. En Glasgow actuaba como paladín de la Falange Rafael Jorro Vives, quien aún en Marzo de 1937 no había sido admitido en FE a pesar de haber realizado una labor de propaganda falangista y de mantener encontronazos dialécticos en contra de los partidarios de la República. Atenuaba su falangismo "en este país fuertemente antifascista" mezclándolo con la defensa global de postulados religiosos y de orden, muy en sintonía con el gran componente ideológico del bando franquista. Contaba con muchos enemigos y también con un pequeño grupo de simpatizantes escoceses encabezados por el abogado Alexander McGregor, además del apoyo de la iglesia católica de Escocia. En base al principio de que "el enemigo de mi enemigo es mi amigo" no dudaba en Julio del 37 en intentar acuerdos con sectores próximos al trotskismo sensibilizados por la persecución de que eran objeto sus correligionarios en algunas zonas de la España republicana y comunicaba al Servicio Exterior esas relaciones: "Estamos en trámites con el partido de ILP que es amigo del POUM, pues están muy enfurecidos contra el gobierno rojo y quieren hacer propaganda en contra".

Auspiciado por la Falange de Glasgow unos meses más tarde la Sociedad Escocesa de Amigos de la España Nacional contaba ya con 104 miembros.

Patrocinado por la FET inglesa y con excombatientes desengañados de las Brigadas Internacionales y con simpatizantes ingleses tenía lugar en Febrero del 39 una conferencia en el Crofton Hotel . Pocos días antes un baile benéfico con fines recaudatorios había tenido lugar en el Victoria Hall (North).

Las colaboraciones materiales obligadas a las Falanges del Exterior para provisión del Auxilio Social en las provincias liberadas encontraban su eco en Inglaterra La casa Hoelicks Limited enviaba 282 docenas de latas de leche malteada y el Padre Denis Sheil del Oratorio de Birminghan regalaba cinco cálices de plata, ofrenda esta última, vivamente agradecida por Del Castaño a través del Jefe falangista en Gran Bretaña. Por problemas directos en la comunicación España‑Méjico, el Servicio Exterior puenteaba la relación a través de la Falange de Londres y el jefe de esta última transmitía a Celorio Ortega la llegada a España de un cheque de 5000 dolares procedente de aquella Falange. 

Casi coincidiendo con el final de la guerra de España, se inauguraba el 4 de Abril del 39 en la British Broadcasting Corporation (BBC) un servicio de noticias en castellano. Aquello servía de ocasión para que el Duque de Alba, que primero fue representante del gobierno de Burgos y continuó como embajador español cuando Inglaterra reconoció al gobierno nacional, dirigiera un mensaje en nombre del gobierno de España y de la Falange, pero al tiempo que se aparentaba alegría por la utilización del español en aquel importante medio informativo se barruntaban problemas en el suministro de noticias por figurar de responsables de la cadena argentinos desafectos a la causa de la España triunfante.

Al finalizar la guerra civil la labor de la Falange británica con el Delegado Jesús Raventós al frente perdía su virulencia política y se dedicaba fundamentalmente a labores de relaciones comerciales como la de los productores frutícolas españoles encuadrados en la Organización Sindical del régimen y el mercado inglés.

Con la Guerra mundial ya comenzada el tono de moderación en las publicaciones de los Boletines del Servicio Exterior fueron un hecho. La precaución por evitar manifestaciones ideológicamente imprudentes que pudieran causar graves tensiones con el gobierno británico acabó por imponerse y el embajador de España, el Duque de Alba felicitaba por ello, en Junio de 1941, al Jefe de Propaganda del Servicio Exterior. No se atisbaban todavía los recelos que surgirían más tarde entre Jacobo Stuart Fitz Jame, y los más caracterizados miembros de la Falange Española a los que Ramón Garriga en su libro defensa de Serrano Suñer alude.

En el verano del 41 existían grupos de falangistas en Londres, Bristol, Liverpool, Glasgow, Cardiff, New Castlte y Belfast[3] Además en las ciudades de Oxford y Southampton mantenía contactos con Howard Biggs y el Conde Artaza aunque no había propiamente organización de la Falange Exterior.

Afiliados a la Falange pertenecían al Spanish Club así como al Appeal Committee de Recaudacion Fondos en donde el director era el Jefe Provincial falangista y el Presidente Honorario el Duque de Alba .


[1] Esta sección de Intercambio y Propaganda mantenía intensa correspondencia con la Imperial Fascist league del Reino Unido. Precisamente su responsable, en la etapa de reorganización del Partido, después de Abril del 37 Rodríguez de Gortázar, ordenaba a Londres que el envio de sus escritos a la Delegación Nacional figurara, para homenaje y recuerdo, el nombre de Enrique Ribes, primero de los caídos de la Falange exterior.

[2] (26.1.38) Gábana a Delegado de PP del Estado 13.1.38 denunciando "bluff" de Sturrup sobre la llegada de dos ingleses a España presuntamente personalidades de renombre y que en opinión del reverendo eran personajes desconocidos.

[3] En Londres había 44 afiliados, 10 simpatizantes y 13 afiliadas femeninas, actuaba de jefe Provincial J. Raventós, de Secretario J. Soto y de jefe de la rama femenina A. Valls. En las ciudades restantes actuaban como responsables Francisco Jorro, Gordon Parley, Rafael Ballester, A. de Manzarraga, Rafael Jorro y Manuel de Arrinda.