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A través del desarrollo de las Falanges del Exterior realizado desde esta revista ha sido frecuente citar como elemento de disidencia dentro de esos núcleos falangistas a gentes partidarias del bando nacional encuadradas en las Juntas recaudadores nacionalistas y muy relacionadas con la Delegación de Asistencia al Frente y Hospitales. Aparecida como Delegación de Servicios de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, fue el reducto del carlismo, en cuyas manos quedó. Su primera Delegada Nacional fue Rosa Urraca Pastor, quien en Julio del 38 sería sustituida por Casilda de Ampuero. Aunque se estableciera que la Secretaría de la Delegación de Frente y Hospitales sería desempeñada por persona de distinta procedencia política a la del Delegado no existen datos que informen sobre la unívoca dirección de F y HH de la mano del tradicionalismo. Ni la uniformidad impuesta, ni el tuteo de las organizaciones falangistas fue asimilado por las integrantes de este delegación. No les gustaba precisamente la unidad organizativa y ello daba pie a incongruencias ya que si, por una parte, se obligaba a las afiliadas de FET a convivir en el mismo local de la Sección Femenina, por otra, se permitía independencia de local para las afiliadas de F y HH. Desde Julio del 37, el Secretariado Político había dispuesto mediante la circular número 12, la forma con que allegar fondos a Frentes y Hospitales mediante recaudaciones callejeras que se celebrarían los días 5 y 20 de cada mes, además de los ingresos por su boletín de suscripción mensual y de los donativos que les aportaran. Mensualmente, además, las Jefaturas Provinciales de la FET entregaban un peseta por cada afiliado de "2ª fila" (sic). En los núcleos exteriores favorables a los insurgentes, las secciones de Frentes y Hospitales tuvieron (como ya se ha hecho abundante reseña en artículos de esta revista) una animada participación en la búsqueda de recursos económicos para el bando nacional. Su negativa a integrarse en el Partido Único y los fuertes encontronazos con miembros de la Falange Exterior, a pesar de ser orgánicamente una parte de la FET, fue consentida porque las contrapartidas en cuanto que nutrientes de recursos, forzaban a ese consentimiento Los fines de la Delegación, como su nombre indicaba, residían en el mantenimiento de depósitos para los frentes, lavaderos y confección de ropa en talleres de la Sección Femenina,para lo que esta Delegación se veía obligada a dar atención preferente a la de F y HH. El envío de paquetes a los combatientes era otro de sus cometidos, así como instalación de hospitales y otros servicios en las provincias que fueran cayendo en manos de las tropas nacionales. Los nuevos hospitales se ponían en funcionamiento de acuerdo con la Delegación Nacional de Sanidad y el Jefe Provincial Militar. Tanto Sanidad como F y HH se repartían la gerencia de estos servicios; para la primera, las funciones técnicas, para la segunda, el sostenimiento material. No faltó tampoco la organización de las visitas a los heridos a la que asistirían por turnos todos los afiliados de FET y algo tan querido para el integrismo religioso del carlismo como la asistencia espiritual de los combatientes fue también preocupación. En Noviembre del 37 se hacía un llamamiento para mandar sacerdotes al frente. La particular personalidad de la que disponía esta Delegación permitió salvar en ocasiones ciertos conflictos de competencias con otras delegaciones, como la de Auxilio Social y el obligado cumplimiento del Servicio Social en manos de esta última Delegación, utilizando medidas excepcionales. En este sentido Urraca Pastor obtuvo que el Departamento Central de Organización del Servicio Social autorizara a la Nacional (a pesar de la prohibición del art. 27 del Reglamento del Servicio Social) la posibilidad de certificar los servicios prestados en la Delegación carlista. En otras ocasiones delegaciones de la FET se imponían a las pretensiones de F y HH. Cuando en Febrero del 39 organizó un servicio de recogida de paquetes para los residentes en Madrid una vez se hubiera liberado, Pilar Careaga el 27 de Febrero 39 se quejaba a Fernández Cuesta de que el Servicio creado fuera absorbido por otra Delegación de la FET, en concreto, por el Auxilio Social. El 24 de Mayo de 1939 el Jefe Nacional dispuso la finalización de la Delegación de Frentes y Hospitales, por entender que, finalizada la guerra, ese servicio carecía de sentido. Únicamente subsistiría la organización en el exterior para recaudar divisas (6). El 25 de Mayo, para dar cuenta a lo dispuesto por Franco el día 24, se creaba una Comisión Liquidadora de la extinta Delegación Nacional de F y HH, en donde figuraban el Vicesecretario Fanjul, el Delegado Nacional de Administración y Transportes, la Secretaría Nacional de la extinta Delegación y Jorge Llobera En los documentos de la Junta Liquidadora de F y HH de Bilbao con fecha en diciembre de 1939. figuran como componentes el nuevo Vicesecretario Gamero, el Delegado Nacional de Administración, Llobera, el Delegado Nacional de Transportes, Llopart y el antiguo Secretario Nacional de F y HH Basterrechea. Las existencias de esta Delegación de F y HH se valoraban en torno a las 750.000 pesetas (valoración oficial) considerándose la real bastante superior y en torno al 1.150.000 pesetas. El inventario efectuado (a falta de los fondos de Logroño y Tarragona que no habían sido remitidos) mostraba lo siguiente:
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