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DE
MARZO A NOVIEMBRE
Elías
García de Santos -a
José Lorenzo García, purgado en una conjura de necios- El
19 de Noviembre de 1936 con los sellos del Gobierno Civil de Alicante y del
Comité Popular Provincial de Defensa de la ciudad levantina, un oficio con
membrete del Gobierno Civil de esa provincia y con la firma de R. Llopis (por la
"Comisión") y del gobernador civil era enviaba con el siguiente texto
al director de la Prisión Provincial de Alicante: "Sírvase
entregar a las fuerzas encargadas de ejecutar la sentencia de muerte a los
detenidos José-Antonio Primo de Rivera, Ezequiel Mira Iniesta, Luis Segura Baus,
Vicente Muñoz Navarro, Luis López López". El
20 de Noviembre, después de ejecutado el anterior mandato, Adolfo Crespo,
director de la prisión de Alicante, remitía al Juez de Instrucción del
Juzgado 9 de Madrid el escrito siguiente: "Ilmo.
Sr.: Tengo el honor de participar a V.I. que en el día de la fecha y en virtud
de lo dispuesto por el Comité Popular Provincial de Defensa, Orden Público, de
esta localidad, ha sido ejecutada la sentencia dictada por el Tribunal Popular
de esta misma población condenando a muerte a José-Antonio Primo de Rivera y Sáenz
de Heredia por delito de rebelión militar, el cual se encontraba ,además, a
disposición de ese Juzgado de Instrucción de su digno cargo por causa número
178 de 1936, sobre tenencia ilícita de armas " No
había lugar para ningún tipo de comparecencia o traslado. El último ya estaba
hecho, a un kilómetro de distancia de donde se había realizado el
fusilamiento, en el cementerio de Alicante, era enterrado el cadáver del
fundador de Falange Española en fosa común y según Felipe Ximénez de
Sandoval mirando hacia abajo. En el Centro de Estudios de Arte Contemporáneo de Barcelona hay un tríptico de Joan Miró, sobre los últimos momentos de un condenado a muerte. Una línea ascendente, una horizontal y otra en declive son el grafismo que conforma la trilogía. Elegido por alguno como maestra frente a consideración mucho menos benévola de otros, quizás nos sirva el trazo para el común denominador de quienes en capilla y en hora fija (five o´clock) esperan el tránsito desgarrador de la muerte con el reloj en la mano. La espera, la esperanza en que llegue el indulto salvador o retardador, instinto de supervivencia productor euforizante; pasado el sueño, se toca la realidad, las máquinas de matar se están engrasando y el tiempo cumple su inexorable ritmo acompasado de muerte; y llegan los momentos fatales, el previo al envite con la parca (¿será corta?) ¿Y después? ¿El descenso a los infiernos?. Marzo
de 1936
Ya
sé que entre tus cuatro paredes te sublevas, Que
tus noches son anchas, tus cóleras abstractas, Tus
límites absurdos, y tu luna cuadrada. Ya
sé que hay diminutos instantes como selvas Donde
al perderte piensas quizás que te engrandeces (Gabriel
Celaya "A Miguel Labordeta") El
triunfo de la izquierda, radicalizada, con ánimo de venganza y centrada en
torno a la amnistía de los condenados por la rebelión del 34, se produjo en
las elecciones de Febrero de 1936. Ya José-Antonio lo había previsto en sus cálculos
políticos: la salida del bienio estúpido sería la vuelta de Azaña.
Celebrados los comicios, la derecha posibilista de la CEDA sentía los
resultados, se lamía las heridas de la derrota; José-Antonio utilizando una de
sus características literarias: la ironía, se recreaba con aquel desánimo de
quienes, con sus esterilidad en el gobierno, habían posibilitado el triunfo de
la oposición. El monumental panel que con el rostro de Gil Robles y con la
leyenda de "A por los trescientos" presidía la Puerta del Sol de
Madrid, debería haber quedado, según el líder falangista como muestra de la
petulancia y de la estupidez de la confederación derechista. Arquitectura efímera
de campaña electoral que el nuevo régimen frentepopulista condenaba por
obsolescente. Falange
Española no había conseguido ni un solo diputado en aquellos comicios. Las
voluntades volcadas hacia ella casi confundían al militante con el votante y
eran, en consecuencia, escasos los apoyos. A pesar de lo cual todo menos el desánimo,
la falta de representación era más que previsible. Un
mes y no más le quedaba a Primo de Rivera de estar en condición de hombre
libre. Una sucesión de cargos le esperaban, sistemáticamente preparados, hasta
conseguir su eliminación física ocho meses después. El
interminable relato de procesos que marcan el periodo Marzo-Noviembre de José-Antonio
lo resumía el propio interesado en el final juicio de Alicante: "No, señor Fiscal. Fui detenido el catorce de Marzo. Me impusieron dos
meses de arresto. Los soporté. Cuando todavía no se habían terminado me vino
otro por publicación clandestina. Me condenaron a dos meses de arresto, que es
lo que marca la Ley. Cuando estaba a punto de acabar los dos meses, el Tribunal
Supremo me largaba otro por asociación ilegal. Todas estas fueron con prisión
en el proceso. Nos absuelven, pero antes de que nos absuelvan ya me han
promovido el cuarto, para que no salga nunca de la cárcel, porque dicen que me
han encontrado dos pistolas. Tienen la suerte de que me encuentren dos pistolas
en el sitio en el que más dañó podía hacerme. El Tribunal, que las vio, sin
polvo, encima de un cajón lleno de polvo, me condena. Entonces se me fueron los
nervios. Esto pasó en junio y estoy preso desde el catorce de Marzo" Desde
el catorce de Marzo
En
el lugar que hoy ocupa el Cuartel General del Aire en la Moncloa madrileña se
levantaba la cárcel modelo de Madrid, a ese lugar será conducido Primo de
Rivera tras su detención y breve estancia en los calabozos de la Dirección
General de Seguridad. La detención se había producido el día anterior y ese
catorce de Marzo ocupaba plaza en la galería de políticos de la prisión
madrileña. Llegarán a reunirse allí, en concentración carcelaria José-Antonio,
Ruiz de Alda, Sánchez Mazas, Fernández Cuesta, Augusto Barrado, Sancho Dávila,
Roberto Bassas… El
ambiente en el interior de la prisión era relajado. José-Antonio lo confirma.
Manolo Valdés recuerda las celdas amplias, la gran galería donde hacían vida
en común los políticos y la relativa facilidad con la que algunos contaron
para obtener permisos carcelarios. Primo de Rivera no. El
Jefe nacional había preparado un programa de actividades para la cárcel: misa
voluntaria a las ocho, disposición de los horarios libres para los presos políticos,
bajadas al patio o visitas al locutorio ampliadas en sus horario por el director
de la cárcel eran tareas diarias. Tan grande era el número de visitantes que
Valdés no duda en hablar de “jubileo”. Las tardes se dedicaban a al estudio
y a la lectura. Desde
la cárcel publica el escrito “Prieto se acerca a la Falange” que verá la
luz en el Diario Vasco de San Sebastián y donde está presente la ironía
joseantoniana, el deseo de ver españolizado al socialismo o a lo menos a una
parte de él. Desde las cárceles producirá escritos de ánimo, emitirá órdenes
a su organización clandestina, intervendrá en la controversia política ,
asistirá al rosario de procedimientos que le tienen preparados , ordenará el
recrudecimiento del activismo (en las circulares de 24 y 29 de Junio) y dirigirá
llamadas a los militares para una posible rebelión. A finales de Abril redacta
la "Carta a los militares de España", fechada el cuatro de Mayo y que
le es entregada a Manuel Hedilla con la finalidad de que pueda ser impresa. En
la imprenta de "Hijos de J. Martínez" de San Sebastián, consigue el
fiel jefe santanderino que quede aquello negro sobre blanco. Este mismo confirma
que la actividad del Jefe nacional es constante hasta la incomunicación a que
será sometido en el mes de Agosto en la cárcel de Alicante. Nos consta, pues, que lejos de la pusilanimidad a la que puede conllevar la prisión, José-Antonio medita y conspira. Que la cárcel cataliza y concreta pensares. Siguiendo proyectos diseñados por el Jefe Nacional Manuel Hedilla relata los encargos recibidos en base al temor más que fundado de que unas elecciones municipales "sovietizaran" los ayuntamientos por la entrada masiva de los comunistas. Los
procesos se van encadenando y la finalidad es clara: Primo de Rivera no debe
salir de la cárcel, asociación ilícita, encubridor del atentado contra Jiménez
de Asúa, tenencia ilícita de armas en su domicilio, sellos de precintos
policiales violentados, desacato a la autoridad… Para
Manuel Valdés el número y cantidad de visitantes en la prisión de Moncloa fue
causa de que decidieran trasladar a José-Antonio a la capital alicantina el
cinco de Junio, no sin la oposición verbal y física del líder falangista que
sería maniatado y que cargado de coraje respondería al director del presidio
con una contundente advertencia. Los tiempos de persecución, sangre y muerte
que 1936 había traído han sido repasados en esta publicación. Apuntaremos
otro dato, en el segundo número del No
Importa, de fecha de Junio de 1936 aparece: Justificación
de la violencia.-El Jefe nacional de Falange y cinco camaradas más son sacados
violentamente de la cárcel de Madrid y trasladados a sitio desconocido No fue en la madrileña calle de Nicasio Gallego donde tuvo lugar el último domicilio de la Falange. Las prisiones de Madrid y Alicante, se convirtieron, en cierto modo, en improvisados estados mayores, fundamentalmente la primera. Según Hedilla, en la Modelo de Madrid la Junta Política, primero con José-Antonio y más tarde con su hermano Fernando-detenido el 13 de Julio- daban opinión y orden y disponían de información minuciosa. La lugartenencia de Fernando, al frente de una Junta de Mandos, había sido indicada expresamente por José-Antonio en las semanas previas al golpe de Estado según el testimonio de Agustín Aznar. En la última Junta Política, con el Jefe nacional ya en Alicante una parte clave de la dirección de FE aparecen los temores, algunos se olían la tostada de lo que el Alzamiento podía traer a España y pensaba que FE debería abstenerse de participar en aquel movimiento insurgente. Manuel Hedilla no concreta más pero Manuel Valdés sí. Julio Ruiz de Alda se mostró contrario a la participación. Presentía de quién iba a ser el monopolio de la rebelión. Y no andaba muy equivocado. Cuando el 20 de Julio José Andino, Jefe de la Falange de Burgos recordaba a Mola, el Director, el cumplimiento de lo pactado sobre autoridades civiles, la respuesta del general fue significativa: "yo sé lo que tengo que hacer". En
la prisión levantina
Entre
los visitantes que recibe en la cárcel de Alicante, el 29 de Junio lo fue Víctor
de la Serna, director del Informaciones con el borrador de un artículo de José-Antonio
tachado por la censura. Ese mismo día, según el falangista Roberto Reyes, el
diputado populista César Contreras preparó un plan de evasión con meta en
Orán: plan
que no satisfizo a familiares del Jefe Nacional o se careció de tiempo o de
recursos. La acusación de desacato será un recurso que intentará utilizar
Melquíades Álvarez para que vuelva a Madrid el jefe falangista La
situación que presentaba la Falange al comenzar la guerra en cuanto a sus
dirigentes no era nada halagüeña. Ruiz de Alda y toda la Junta Política, a
excepción de José Sáinz y del Secretario General, en prisión. El 24 de Julio
muere en Labajos en un tiroteo con un grupo de la FAI Onésimo Redondo. En la
zona en donde ha triunfado la rebelión, entre consejeros nacionales y jefes
provinciales quedan cinco en Andalucía, uno en Canarias, uno en Baleares, uno
en Extremadura, cinco en León, cinco en Castilla la Vieja, cuatro en Aragón,
uno en Zaragoza, uno en Galicia y uno en Marruecos. La acefalía falangista
junto a la incorporación masiva que se ha dado y se multiplica en estas fechas
lleva a Manuel Hedilla a hablar, con
enorme acierto, de "cantonalismo" en la Falange.
Cantonalismos o reinos de taifas que ya sabemos a poco que repasemos la
historia cómo terminan. Para
algunos resulta prioritario el rescate del Jefe nacional. Sabemos de los
intentos de liberación de José-Antonio referidos por Fernando Díaz Plaja
mediante documentación del Servicio Exterior alemán en donde toma parte activa la
embajada alemana en España. Ángel Viñas también publicó un interesante artículo
en los primeros números de Historia 16 en base a información de archivos
alemanes y testimonio oral y que apareció con el título de "Berlín:
salvar a José-Antonio". Manuel Hedilla también relata algunos de esos
intentos. Una completa relación de los mismos se sale de las intenciones del
presente artículo, así como el indagar si se hizo todo lo posible para su
liberación desde los responsables del bando nacional o se intentó salvar la
vida del “jefe fascista” por quienes, en la otra trinchera, luego dijeron
que se enteraron tarde o no pudieron. Para conocimiento de aquellos que no estén
al tanto de los mismo, y como tarea divulgatoria se transcribe una síntesis,
breve a la fuerza, pero bastante completa y muy acertada, de Historia de la Falange, de Eduardo Álvarez Puga Los
intentos de liberación de José-Antonio. Se ha vertido mucha tinta sobre los
frustrados intentos de liberación de José-Antonio. El especial tono secreto en
que se fraguaban estos intentos hace que sea difícil conocer la verdad. Mucha
gente lanza reproches por no haberse acometido la empresa liberadora con mayor
intensidad. Un
torpedero alemán, el "Iltis",
los condujo hasta Alicante. En la capital levantina contaban los falangistas con
la valiosa colaboración del cónsul alemán, Joaquín von Knobloch y de las jóvenes
falangistas María del Carmen y Matilde Pérez, cuyo padre, práctico del
puerto, prestaba servicios al Movimiento transmitiendo señales a los buques
nacionales. Sin
embargo, a última hora, Indalecio Prieto se volvió atrás en su oferta,
alegando que le era absolutamente imposible arrancar a José-Antonio del control
de los miembros de la FAI. Otro
intento de canje fue el realizado por el jefe territorial de la Falange de
Marruecos, Ramón Cazañas. Aprovechándose de que se hallaban en Melilla, la
esposa y las hijas del general republicano Miaja. Parece ser que se envió un
emisario a Orán con las siguientes propuestas: -José-Antonio
apoyaría la incorporación del general Miaja al ejército nacional, si tales
eran sus deseos. Para
realizar la oferta Ramón Cazañas cometió la ligereza de no consultar con
Franco, ni con Hedilla, ni tan siquiera con la Junta de Mando. La
negativa a proporcionar salvaconducto a la persona encargada de llevar a buen
fin las gestiones supuso el fin de esta tentativa. La familia de Miaja se utilizó
más tarde para obtener el canje de la familia del exdiputado don Joaquín Bau.
(Álvarez Puga p.136-138) ¿Torpezas,
intereses inconfesables, inevitabilidad? Puede ser cualquiera y puede serlo todo
al mismo tiempo. Resulta significativo que Girón de Velasco relate que tareas
de rescate, en donde la preparación y el sigilo eran aliados imprescindibles,
estaban en conocimiento de todos. Hasta tal punto conocida una de las secretas
operaciones de liberación que el falangista palentino relata: “Entré en un café- de Sevilla- para comer algo y un individuo de los
que había visto por allí me dijo: “¿usted también es de los que van a
Alicante a rescatar a José-Antonio?” El
juicio final terreno que corona la sucesión de procesos es por rebelión
militar y se plantea con habilidad artera, de contumaz persistencia hasta hoy (¿y
hasta cuándo? ), en la falaz dialéctica democracia-fascismo. Autorizadas voces
lo han negado cayendo sus verdades en el saco roto mediático y vulgar de la
tergiversación histórica. Recurro para esa mentira que plantea la dialéctica
fascismo-democracia a una de los que pasan por ser máximos conocedores del período,
Stanley Payne: "…Esto es dudoso,
porque aunque había sin duda una cierta dosis de fascismo entre los nacionales,
democracia no hubo en el bando republicano". En
1963 apareció desde “Editorial y Gráficas “Senén Martín”, de Ávila,
el texto taquigráfico del juicio de José-Antonio en Alicante con el título de
Frente
a Frente. Dicha obra contó con todas las facilidades de los servicios
de difusión del régimen para que no fuera editada y la más concluyente prueba
lo está en que el adalid de la Cruzada, el mártir por excelencia, el Ausente,
el referente obligado en discursos y en tratados de teoría política, el
iconografiado por doquier, el dador de nombres a las calles centrales de las
ciudades españolas, el ejemplo para niños y para obreros, el amor imposible de
las mujeres de Sección Femenina, el que, en dardo falso y venenoso de Franco contra
Serrano, habría tenido que ser inyectado para sujetar su pánico antes de ser
llevado ante el pelotón de fusilamiento, vería, fuera ya de la dimensión
terrena, la transcripción de su juicio veintisiete años después de su muerte. Se
echa de menos un pormenorizado análisis de aquellas actuaciones de Noviembre,
en donde confluirían (con la soga echada al cuello) la utilización de sus
mejores recursos del abogado Primo de Rivera, la confirmación teórica de una
parte de su pensamiento político y también la “duda joseantoniana” (la
“polaridad alternativa” o “contradicción”, así definida por Payne) no sólo
sobre su creación, sino sobre la conversión en que su proyecto se iba a
transformar. ¿Víctima
de la espiral que, entre otros, él había propiciado? En esa tesis se mueven
también historiadores de rigor, como es el caso de Gil Pecharromán. Pero al
fin y al cabo víctima. ¿Le habría cabido a José-Antonio otra posibilidad que
no fuera la de involucrarse hasta el final ante aquellas circunstancias? Es
evidente que no. Desde
el 18 de Noviembre en donde la Sección de Derecho del Tribunal, compuesta por
Eduardo Iglesias Portal, Enrique Griñán Guillén y Rafael Antón Carratalá y
un tribunal popular compuesto por representantes de partidos de izquierdas (con
el faísta García Oliver al frente del Ministerio de Justicia) condenan a José-Antonio
a la pena de muerte, inicia éste una última e intensa labor epistolar. A su cuñada
Margot Larios, recluida en el Reformatorio de Alicante y juzgada con él y
condenada a seis años y un día de prisión mayor, le remite un fajo de cartas
para los hermanos ausentes, para Rafael Sánchez Mazas, para tía Carmen, para
su ahijada Lola, para Garcerán, Cuerda y Sarrión, para Raimundo Fernández
Cuesta y Ramón Serrano Suñer, para el tío Antón, para Julio Ruiz de Alda,
para Manolo Valdés, para Carmen Werner y para Julián Pemartín. Se las envía
con una advertencia: “Hazme el favor de
guardarlas y no darles curso si no llega la ocasión triste para que han sido
escritas”. Desconocía Primo de Rivera que tanto su hermano Fernando como
Julio Ruiz de Alda habían sido asesinados. El
contenido de las cartas muestra la trágica incertidumbre de si se cumpliría la
condena o llegaría el indulto. Sabía que lo segundo era casi imposible pero se
aferraba al último resquicio de esperanza. No olvidó pedir perdón por sus
asperezas de carácter, meditó e incluso se arrepintió, sobre una de sus
cualidades más destacadas: su dura actitud irónica ante casi todo lo de la
vida. Extiende su despedida a través de las doce cartas a otros amigos,
familiares y conocidos y “a todos los camaradas”. Sabemos también que pudo
confirmar su espiritualidad cristiana mediante confesión con un sacerdote preso
en Alicante “viejecito y simpático” y, sobre todo, por la implacable
robustez de su testamento, en donde aflora el eclecticismo de lo cristiano con
el senequismo ibérico Pasará
el torrente, seguro, y continuará la admiración (“el mirar hacia”) no ya
por un proyecto político que se puede antojar imposible, sino por el extraño
significado de aquel personaje, por los interrogantes que plantea su obra y su
vida, por las revisiones posibles, por sus dudas tan humanas. Se podrá
especular, en juegos contrafácticos, cuál hubiera sido su camino de no haberse
producido en la madrugada de aquel 20 de Noviembre lo que sucedió: si
agradecido o sometido por una hipotética liberación como ocurrió con tantos
(Fernández Cuesta, Valdés…) si llevado al abandono político en el
ostracismo (Sánchez Mazas) o con ciertas dosis de cinismo para poder seguir
viviendo (Agustín de Foxá), si profundamente discrepante pero obligado
defensor de lo que vino después por cómo había llegado antes (García
Serrano), si ideólogo de un sistema creador al socaire de los acontecimientos
internacionales de países afines (Serrano), si evolucionista hacia senderos que
1945 señalaría con nitidez (Ridruejo), si preso en otras cárceles por su
revolución siempre pendiente (José-Antonio), si… Seguirá, por lo menos,
la admiración de investigadores, de analistas, de discrepantes, de curiosos, de
buscadores de lo distinto, incluso después del desastre nuclear que algunos
literatos aventuraron en creaciones de ficción. “…Baste
con decir que en el puesto 7 me fije, con la misma intención de adquirirlo a la
vuelta, siempre me han gustado los libros raros y curiosos, en un viejo ejemplar
de las “Obras políticas” de Primo de Rivera…” (Alfonso
Sastre. Las Células del Terror. IV El
descendimiento). |