Si
las matemáticas no fallan, en el año 2.002 se cumplen sesenta y un años
(61) de su fundación. Se ignora a qué será debido el error: si a mera
falta de información, o a la voluntad de silenciar la primera etapa del
T.E.U. que, como se comenta en este artículo, fue de las más
fructíferas. Queda dicho.
El
origen directo del T.E.U. habría que buscarlo en las representaciones que
los educandos de los Jesuitas hacían en fechas señaladas. Quizá su
proyección fuese limitada al ámbito escolar (por la composición del
elenco), ya que se eliminaban los papeles femeninos y existía una censura
especial del texto; pero su labor en cuanto a montaje acusa una dignidad y
preparación grandes.
Los
teatros universitarios, aparte del ensayo de Martínez Sierra con su
Teatro de Arte en Eslava, allá por los años veinte, tienen una concreción
a finales del año 1.931, al crearse “La Barraca”: teatro
universitario que, reglamentado y dirigido por el poeta Federico García
Lorca, tiene por esencial objetivo la depuración del teatro mediocre,
mercantilizado, y la orientación de un público que otros espectáculos
masivos tenían apartado de la verdad teatral. Lorca intuye que esta labor
sólo puede hacerse a través de la Universidad y convoca a los
estudiantes.
Uno
de los estudiantes que acude a la convocatoria de Lorca fue Modesto
Higueras que -una vez superadas las pruebas de aptitud, consistentes en la
lectura improvisada de prosa y verso, declamación según la intuición,
corrección de tonos y pausas, y respuesta a cuestiones sobre la vocación
y concepto del teatro, ante el tribunal, compuesto por los catedráticos
Pedro Salinas, Américo Castro, el joven escritor Eduardo Ugarte y el
propio Lorca- pasa a formar parte del teatro universitario “La
Barraca”
“La
Barraca”, como teatro universitario ambulante, debutó en Burgo de
Osma (Soria), con tres deliciosos entremeses de Cervantes, incorporando más
tarde a su repertorio a Calderón, Lope y Tirso, nuestra gran trilogía.
Durante
cuatro años, en los pórticos de las iglesias, en las plazas públicas o
en los escenarios de las grandes ciudades, “La Barraca” revalorizó
nuestra dramática, partiendo de lo clásico pero con sistema parecido al
de Max Reinhart, montándolos en refundición, acercándolos con un aire
de juventud. Lorca es, para el teatro, el antecedente más auténtico y
cercano en la renovación de la dirección escénica nuestra; establece la
diferenciación entre director artístico y director realizador. Él
pertenece a éstos últimos, ya que enseña a interpretar, marca el
sonido, elimina la plástica o envuelve la escena de barroquismo; es
decir, recrea, pero teniendo en cuenta la objeción de Copeau: “El
poeta, el dramaturgo, ya han trazado las vías por donde debe pasar el intérprete,
y no es posible evadirse...”
“La
Barraca” no montó nada más que teatro clásico español, y únicamente,
debido a la admiración que sentía Lorca por Antonio Machado, le hizo un
homenaje, escenificando su famoso romance “La tierra de Álvar González”,
que el propio Federico interpretaba.
En
agosto de 1.935, en la Universidad Nacional de Santander, Modesto Higueras
dirigió su primera obra por deseo de Lorca: montó “El Caballero de
Olmedo” de Lope, llevando de compañero en la plástica a ese gran
pintor que es José Caballero. Otros no menos célebres, como Pruna, Gaya
y Benjamín Palencia, colaboraron en los montajes de este Teatro
Universitario gonfalonero, como dijo Marqueríe, de la gran revolución
dramática que, a partir de 1.941, iban a librar los T.E.Us, bregando por
la dignificación de nuestra escena.
En
septiembre de 1.939 Modesto Higueras fundó el Teatro Nacional de las
Organizaciones Juveniles y durante año y medio, con montajes clásicos,
llevó en realismo o estilización una campaña de buen teatro en
albergues, campamentos y ciudades; pero como la edad de sus componentes y
su proyección al público era para menores, la temática a ofrecer era
limitada.
A
primeros de enero de 1.941, José Miguel Guitarte, enterado del
experimento teatral de Modesto Higueras le llama a su despacho y le
expresa su deseo de que forme un Teatro Universitario a semejanza del que
fundó su maestro García Lorca. Así nació el T.E.U Nacional.
Con
un entusiasmo increíble, convocó a los estudiantes que deseaban
participar en la empresa, y durante dos meses realizó pruebas de aptitud,
examinando voces, tonos, lecturas expresivas en prosa, declamación y test
sobre concepto del teatro y su vocación: en cierto sentido, lo que su
maestro Lorca realizó para crear “La Barraca”.
Logró
en ese tiempo una compañía en el sentido auténtico, una armonización
de todos sus componentes en beneficio del diálogo del autor con el
espectador, a través de ellos, de su interpretación. Se apoyó bastante
en las teorías de Fedor Komisarjersky, sobre su teatro de síntesis, en
donde todos los artistas tienen que ceñirse a una unidad interpretativa,
deben de sentir la obra de una manera exacta. Durante mas de diez años
trabajó en colaboración y amistad con hombres como Tamayo, González
Robles, Salazar, Mario Antolín, Pérez Puig y tantos otros.
La
proyección principal de TEU fue por y para universitarios, aunque no
torció vocaciones; todo lo contrario, alentó cualquier iniciativa de
actores, escenógrafos y directores. Hay cantidad de figuras de radio, TV,
cine y teatro que están entroncados con las realizaciones del TEU: José
María Rodero, Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez, Nati
Mistral, Maria Cuadra, Maria Jesús Valdés, Carmen Bernardos, Carmen
Mendoza, Matilde Conesa, las hermanas Hermida, Valeriano Andrés, José
Manuel Martín, Jesús Puente, etc.
Para
da una idea del la labor del TEU Nacional desde su creación y en los diez
años que Modesto lo dirigió, puede señalarse que se montaron más de
medio centenar de obras nacionales y extranjeras. Algunas de estas últimas
por ejemplo “Navidades en la casa Bayard” de T. Wilder armó tanto escándalo
su estreno por el choque de un simbolismo reiterativo y una aparente falta
de acción, que los jóvenes de entonces – no todos, claro está- se
unieron a los tradicionalistas teatrales, a los encarrilados en la rutina
del teatro comercial. Hubo necesidad de repetir al año siguiente el
experimento con la misma obra y, caso extraordinario, fue un éxito apoteósico,
incluso en el resumen teatral se la señaló como la obra más importante
y atrevida de la temporada.
Algunos
de los montajes realizados en la etapa en que Modesto Higueras dirigió
el TEU fueron: “El burlador de Sevilla”, ”La villana de Vallecas”,
“Santiago el verde”, “San Isidro”, “Fuenteovejuna”, de Lope;
de Calderón: “La Vida es sueño” –la comedia y el auto sacramental;
de Cervantes: los Entremeses, “La Guarda Cuidadosa” y “La Cueva de
Salamanca”; “Los Sacristanes Burlados”, de Quiñónez de Benavente;
“El Sí de las niñas”, de Moratín. De autores contemporáneos los
nombres de Marquina, Torrente Ballester, García Nieto, José Luis
Sanpedro, García Luengo, Iriarte y Mihura, entre otros, y los extranjeros
O’Neill, T. Wilder, Tagore, Fulchignem, Fergunson, etc. Todos estos
ocuparon la etapa de Modesto en TEU Nacional; a esto añádase la labor de
los TEUs de Distrito y se comprenderá que la juventud universitaria ha
estado presente en la defensa y
revalorización de nuestro teatro.
Dos
etapas tuvo el Teatro Español Universitario, importantes ambas, pero la
primera dispuso de más independencia sobre la elección de obra y plástica
aunque por el tiempo que duró la segunda etapa, se pudo realizar un
repertorio importante y aleccionador.
La
primera etapa, desde su fundación en enero de 1.941 hasta abril de 1.944,
estuvo bajo la tutela directa del Sindicato Universitario, y la otra etapa
comprende desde el año 1.944 a 1.956, encuadrado en la Asesoría Nacional
de Cultura y Arte del Frente
de Juventudes.
Ciñéndonos
a la etapa que va de 1.941 a 1.944, Modesto tuvo entera libertad para
la elección de obras, así como en la selección de colaboradores
esencialmente en la plástica: José Caballero, José A. Morales, Acha,
Juan Ismael, Aguirre, López Vázquez... que supieron compenetrarse con
las obras y ofrecieron en su expresión colorido y sugerencia al
espectador, tanto en decorados como en figurines.
Faltaba
el contacto al aire libre en una plaza amplia para que asistieran
varios miles de espectadores, y esto se pudo lograr en la llamada Plaza de
la Paja, antigua de Los Carros, en Madrid. Modesto consideró que lo más
propio era un auto sacramental, pero más directo y más comprensible que
los calderonianos, por lo que se decidió por “El Hijo Pródigo” del
maestro Valdivieso, con música elegida por Victoriano Echevarría, que
dirigió la orquesta, con intervención de bailarines de la Escuela de
Danza. Los figurines eran de Acha e Ismael y los decorados, de una alegoría
y colorido importantes, de Aguirre. Los cinco días que duraron las
representaciones fueron un auténtico éxito.
El
repertorio de la segunda etapa del TEU – 1.944 a 1.956 – fue mas
viajero y se recorrió Francia, Alemania y Portugal, destacando en su
montaje obras como “La paloma de Cartón”, de J. L. Sanpedro; “La
Senda Iluminada”, de Vizcaíno Casas; “Retablo del Ángel, la Pastora
y el Hombre”, de García Nieto; “Sainetes”,
de Arniches; “Zona de Peligro”, de Ferguson; “Jinetes hacia
el mar”, de J. M. Singe; así como la mayoría de los clásicos españoles.
En
el año 1.951-52 Modesto Higueras abandona la dirección del TEU Nacional
para embarcarse en la aventura americana, que le llevaría a fundar y
dirigir el Teatro Nacional de la Republica Dominicana; a su vuelta, un año
después, accede a la dirección del Teatro Español, a la del Teatro
Nacional de Cámara y Ensayo y a tantas aventuras teatrales que serían
motivo de otro artículo mucho mas extenso que este. De todas ellas, para
seguir con el motivo de este artículo, hay que destacar su vuelta a la
dirección del TEU Nacional. En septiembre del año 1.955 participa en la
IV Delfíada Internacional de Universitarios, celebrada en Saarbrucken
donde compitieron con lo más destacado del teatro universitario europeo:
actores de la Universidad de Mainz Spieltz, el Teatro Libre de Bruselas,
el de Coimbra, Génova, Bristol, Gotemburgo, Bradfiel College de
Inglaterra, los Teofilianos... fue como un seminario teatral donde se
ofrecieron obras de Esquilo, Calderón, Cervantes, Eurípides, Sófocles,
etc.
El
TEU Nacional y los de Distrito contribuyeron a escribir páginas
importantes en la historia de nuestro teatro, gracias a tantos actores,
actrices, directores, escenógrafos, etc. formados en su seno. Y, sobre
todo, gracias a la labor de Modesto Higueras, de quién Mario Antolín,
llegó a decir que “... parecía intemporal, estaba en el teatro
desde siempre. Desde antes que Eurípides y Esquilo, desde antes que
Calderón y Lope, desde antes que Shakespeare y Molière.. que con su
dedicación y talento convirtió el TEU en magnifica escuela de actores y
directores”.
Se
puede afirmar que el Teatro Español, la escena, el mundo del arte, tienen
una deuda de gratitud con el TEU y su fundador.