Este
tercer tiempo que aquí se describe mostrará como la Secretaría General
del Movimiento que era el órgano que canalizaba a la Francofalange
contribuirá con fidelidad a los diseños de la política exterior del régimen,
aunque estos se vieran sujetos al albur, a contingencias no pensadas y que
vinieron de maravilla después de aguantar el chaparrón. Serviría también
la SGM para frenar el desahogo de algunos falangistas, improperios de
consumo interno y que se hacía preciso cortar. También estarán
presentes las antiguas amistades, ahora vencidas, derrotadas o
reconvertidas y con las que se establecerán lazos y ayudas. El
anticomunismo y la exaltación del sentimiento nacional buscaban espacios
desde el aparato oficial o desde el voluntarismo falangista, espacios muy
limitados en Europa, y de mejores perspectivas en Iberoamérica.
Las
relaciones exteriores tras la guerra mundial
El
29 de Diciembre de 1945, a los pocos días de la desaparición de la
Delegación Nacional del Servicio Exterior, el hombre fuerte de la misma,
Sergio Cifuentes, desde la todavía existente Secretaría Nacional de
Repatriación de Menores, reforzaba su posición. El Vicesecretario
General de la FET ordenaba
que toda conferencia o telegrama cursado al exterior de la Península se
hiciera a través de ese responsable. Al papel de censor que se le
adjudicaba se unía también a que era él quien debía dar el visado para
que la Dirección General de Seguridad concediera pasaporte a cualquier
funcionario del Movimiento. Como la práctica deportiva quedaba englobada
en la SGM a través de la Delegación Nacional de Deportes, también era
el departamento que regentaba Cifuentes el encargado de controlar los
viajes al extranjero de deportistas españoles.
Continuaba
pues la existencia de un "servicio Exterior", pero atemperaba su
actividad al límite. Para evitar nombrarlo incluso en los propios
presupuestos de la SGM se ocultaba el nombre con una "Jefatura
Nacional de Servicios" dependiente de la Secretaria General, pero a
partir de 1949 se vuelve a utilizar profusamente el nombre de Servicio
Exterior agrupado en la Vicesecretaría de Secciones de la SGM. La
ocultación no se había hecho tan solo por razones de seguridad, algo
evidentemente había cambiado, las condiciones imprescindibles para actuar
en falangista fuera de España habían desaparecido años atrás. Cuando
el periodista Hassim Slim redactaba un informe sobre la Falange en 1949 y
preguntaba a la SGM sobre sus ramificaciones en el extranjero la respuesta
que se le daba decía :"Ninguna. La Falange es un movimiento
Nacional".
El
mundo de las relaciones exteriores de la SGM no podía ser nunca ya lo que
fue. Aquellas recepciones y contactos con los partidos únicos de los países
hegemónicos en la esfera internacional se habían terminado. Las
relaciones internacionales eran asunto del Estado y por tanto SGM quedaba
limitada en dos direcciones, la que provenía de su visceral anticomunismo
y las relaciones nostálgicas con grupos "afines", bien residuos
históricos de épocas de "pasado glorioso" o bien grupos
emergentes en áreas de Iberoamérica.
Algunos
de sus miembros prestaban también la viejas labores de información, pero
incluso en esto, cierta propaganda magnificaba cometidos que de por sí
eran mucho más menguados. El control de los movimientos de los exiliados
republicanos en Francia había sido una de las tareas últimas acometidas
por el Servicio Exterior. Las labores informativas, inherentes a la propia
Delegación se iban a ver drásticamente reducidas. Pero el recuerdo y la
truculencia que algunos querían ver en ese "fascismo residual"
que permanecía en Europa llevaba a la divulgación de noticias de vez en
cuando, en donde la Falange "realizaba" acciones en países
extranjeros. El 16 de Marzo de 1946 La Nouvelle Republique daba una
información acerca de la detención en Francia de doce falangistas en
labores de espionaje y control de los exiliados. Asumida por la FET su
participación en la lucha antiguerrillera no era extraña la infiltración
de algunos de sus elementos en las partidas que, procedentes de Francia,
se adentraban en España a través de los Pirineos. Otras veces el
amarillismo y la truculencia más descarnada hacían acto de presencia en
una prensa histriónica, ávida del rumor y el bulo con que arrinconar más
al cercado régimen español. El 28 de Agosto de 1948 el periódico
colombiano Jornada hablaba de una "organización Falangista Secreta.
Dirigida por José Bernal en Bogotá",
y la hacía partícipe del asesinato del doctor Gaitán y de
mantener estrechas relaciones con el Frente Nacional Anticomunista de
Colombia. El agregado de Prensa de la Legación Española se apresuraba a
desmentir en carta dirigida a Sanz Orrio aquel montaje con clara finalidad
de desprestigio. Para contrarrestar estos ataques, la información
favorable al régimen se hacía a través de la agencia mejicana Plus
Ultra que enviaba comunicados a los 114 periódicos de Iberoamérica.
Si
1948 presentaba síntomas que indicaban la salida de túnel, del
arrinconamiento internacional, era
claro que ,con el envase de la FET, poco se podía hacer en el extranjero.
Bien lo debió comprender el grupo de diplomáticos que habían solicitado
su baja en las filas falangistas.
Ministros Plenipotenciarios o Secretarios de Embajadas, prestos en otro
momento a incluirse en la militancia del Partido, optaban por alejarse de
él. Ese era el caso de Francisco Agramonte Cortijo, Buenaventura Caro del
Arroyo, Carlos Arcos Cuadra, Manuel del Moral Pérez Aloe, Rafael Triana
Blasco, Fernando Valdez Ibarguen, German Baraibar Usandizaga, Luis Miguel
Fernández Portero, José Ricardo Gómez Acebo Vazquez, Ramón Maria de
Pujadas Gastón, Fernando de Kobbe Chinchilla o Eduardo Gasset Díaz de
Ulzurrun.
El
papel tutelar del MAE
A
la diplomacia española ciertas actitudes del falangismo oficial les
resultaban preocupantes. En Mayo de 1950 se anunciaba la visita a España
del Jefe del Partido Fascista Británico Oswald Mosley. Miembros de la FET
se aprestaban a una calurosa recepción que otros poderes del Estado no veían
precisamente conveniente. La
Dirección General de Prensa detenía la noticia acerca de su llegada y la
Oficina de Información Diplomática trataba de frenar cualquier muestra
de entusiasmo. Una nota, con seguridad de Alberto Martín Artajo, Ministro
de Exteriores, dirigida a Fernández Cuesta era suficientemente expresiva:
¡Ojo! Me dicen que tu gente lo quiere jalear. Sería equivocado. No tiene
prestigio y solo cierta popularidad que no interesa A." Y es que, a
pesar de todo, la simpatía hacia ciertos movimientos nacionales
continuaba estando presente. Dos meses antes el Secretario General había
comunicado al Ministro de Exteriores la
solicitud pedida por el Movimiento Italiano Femenino para recaudar
fondos con que comprar a la mujer e hijos del Duce una casa en Roma,
cantidad que una vez recolectada se podría enviar por mediación del
Vaticano".
Las relaciones con USA
Ya
se han expuesto las profundas diferencias que en el área de Iberoamérica
habían surgido entre el hispanismo de la Falange y la tendencia hegemónica
de los EEUU de América del Norte. El hostigamiento a las extensiones
falangistas por parte del Departamento de Estado se había cubierto con la
consigna "imperialista" al flanco histórico de la Hispanidad y
había calificado de "quintacolumna" a la Falange por sus
amistades con el Eje. Esa labor de desprestigio era ampliable al régimen
español que veia, al finalizar la guerra mundial, como se tejía un cerco
internacional hacia España aislada en
muchos espacios. La bipolaridad surgida tras la guerra mundial con
la presencia de la antinomia
capitalismo-comunismo con EEUU y la URSS a la cabeza de ambas posturas. El
régimen español hacía valer de cara para afuera la faceta católica y
anticomunista, olvidando otras facetas
más belicosas, y ahora ya no de recibo,
enunciadas años atrás.
La
tensión entre americanos y soviéticos ayudaba al Régimen español
a salir del atolladero internacional en que se encontraba: era
cuestión de tiempo. En Estados Unidos se contemplaba en 1948 con mayor
benignidad por parte de algunos políticos al Régimen establecido en España. El parlamentario John Kee
de West Virginia en la Cámara americana de representantes resumía la
postura mantenida por el Régimen español y pedía una mayor colaboración
y apoyo con España. Señalaba que, a pesar de la condena internacional el
Estado español mantenía relaciones diplomáticas plenas con Argentina,
Bolivia, República Dominicana, Nicaragua, Perú, El Salvador, Haití,
Islandia, Líbano, Paraguay, Brasil, Colombia, Egipto e Irak e indicaba
además que era "España la que ha escogido marchar sola" haciéndola
responsable de su situación internacional, pese a lo cual y ,dejando para
el Gobierno americano la decisión en cuanto al establecimiento de
relaciones, se mostraba absolutamente partidario del acercamiento .
Que
los derroteros internacionales eran los causantes de un acercamiento
anunciado no impedían ciertas
manifestaciones de incontinencia de algunos dirigentes falangistas en
donde daban rienda suelta a sus pensamientos más primigenios lo que
provocaban tensiones nada deseables para la consideración internacional
que buscaba el Estado español. El Jefe Provincial de la FET de Tarragona,
Francisco Labadíe Otermín, dirigía en Abril del 48 a los falangistas de
la Guardia de Franco de la provincia que el mandaba un escrito en donde al
analizar la situación internacional por la que se atravesaba sacaba la
conclusión de que ello ya había sido intuido con anticipada
clarividencia por el Jefe Nacional. No dudaba en calificar a los yanquis
de ingenuos o estúpidos por no prever lo que iba a ocurrir, al tiempo que
se daba por bueno el enorme sacrificio sufrido por el Régimen español al
no ser comprendido en la esfera internacional. No se olvidaba tampoco en
su arenga a la primera linea falangista de arremeter contra el Conde de
Barcelona y contra su consejero Gil Robles "¿Qué dirá ahora su
republicano consejero Gil Robles, cuando le pidan los aliados de rodillas
a Franco que sea GeneralísImo de todos sus ejércitos contra
Rusia?". Conocido aquel texto por la embajada americana se cursó una
nota "personal e informal" al Ministro de Asuntos Exteriores
haciendo ver "que
algunas manifestaciones que se hacen en el documento, pueden entorpecer el
desarrollo de la comprensión entre los dos países". Martin Artajo
se apresuraba a comunicar a la Secretaría General aquella protesta para
evitar que se reprodujeran situaciones similares. Para conformidad de la
militancia falangista la Secretaría General reflexionaba y hacía llegar
su reflexión acerca de las tensiones en la ONU enfrentadas a la
tranquilidad que se vivía en España gracias al Caudillo y a la Falange.
Hacia
1950 desde algunas secciones de la propia FET, como eran los sindicatos,
se veía mayor posibilidad de entendimiento con países americanos,
incluso USA y Canadá, que con estados de Europa. Ciertas prevenciones
existentes aquí quedaban desvanecidas más allá del Atlántico.
Algo
se estaba moviendo en el mundo de las relaciones internacionales
que no podía ser desfavorable al Régimen. Convenía, pues, estar
alerta y evitar roces que perjudicaran el entendimiento con los
americanos. A mediados de Marzo de 1950 se ordenaba a todos los Jefes
Provinciales que evitaran: "cualquier sátira, injuria o menosprecio
de que pudieran ser objeto los EEUU de América, su política o las
personas representativas de esta".
Cuando
la ONU decida en 1950 levantar las sanciones contra España la Secretaria
General dirigirá una circular a sus militantes de matiz triunfalista.
Para nada se citaba la guerra fría como causante de la nueva situación;
por contra el argumento utilizado era el triunfo diplomático del
Caudillo, el providencialismo de Franco, una vez más triunfante frente a
las conjuras de la historia.
Pero la sensación de alivio resultaba incompleta, dejar sin efecto la
recomendación emitida por la ONU en el 46 no era suficiente ni compensaba
el daño injustamente causado.
La
Falange continuaba siendo un "handicap" en las relaciones
exteriores y se complicaba el tema con sus afiliados. El Departamento de
Justicia Americano consideraba a la organización española incursa en las
organizaciones totalitarias afectadas por la Internal Security Act (Ley
Mac Carran) .La tal ley nació el 16 de Octubre de 1918 y fue corregida el
28 de junio de 1940 y continuada en Septiembre del 50. Esos momentos se
corresponden con la revolución soviética, el expansionismo nazi y la
guerra fría, por lo que queda claro el sentido restrictivo que se imponía
contra miembros de organizaciones con dependencia política o de ideología
considerada totalitaria. El senador Mac Carran de Nevada pedía aplicar a
la ley el sentido y espíritu de sus orígenes frente a las excesivas
atribuciones tomadas por los
Departamentos de Justicia y Estado. Estos representaban un sentido de
pureza antitotalitaria que perjudicaba los intereses geopolíticos yanquis
y de hecho el Presidente Truman devolvió la ley con enmiendas por
considerar un error romper con países amigos que no fueran democráticos.
Las
intenciones de Mac Carran iban por amparar las organizaciones totalitarias
no comunistas que no representaban en ese momento peligro alguno y que,
incluso, podían ser buenos aliados en el anticomunismo que por esas
fechas inflamaba a USA. Se
creaba la figura de "totalitarismos nominales" para quienes se
hubieran afiliado a algún partido totalitario de esas características o
se les hubiera exigido su afiliación.
Pero
a pesar de esa flexibilidad España tenía problemas. El Servicio Exterior
informaba de españoles residentes en Puerto Rico afectados por la Ley Mac
Carran de negativas de entradas en territorio americano y expulsión de
residentes permanentes. Desde
la Secretaria General se realizaban estudios justificando la no inclusión
del Movimiento en la filosofía de la Ley de Seguridad y se tenía cierto
convencimiento de que el Departamento de Justicia transigiría con lo los
"totalitarismos nominales". A pesar de lo cual la afiliación a
la Falange resultaba suficiente para que los consulados americanos negaran
visados y pasaportes. Por ello, Tomás Romojaro, Delegado Nacional de
Provincias, ordenaba en 1951 la no expedición de certificaciones (CY y CL) en donde se incluía la pertenencia o no a la FET y
que eran solicitadas por los EEUU para entrar en su territorio.
Discutida
y enmendada la Ley Mac Carran no se hacía en ella mención explícita de
los españoles afiliados a la FET, pero el propio embajador Lequerica se
temía trabas y restricciones con la aplicación por parte del
Departamento de Justicia "en su arbitraria calificación de
totalitario con respecto a Falange Española Tradicionalista". No se
trataba de una norma legal sino de la aplicación de un texto que
presentaba interpretaciones varias y que irían en consonancia con el
desarrollo de las relaciones entre el Régimen español y USA; pero el
estigma de la pertenencia presente o pasada a la FET era una rémora para
muchos españoles. Desde las páginas de Arriba Sergio Cifuentes
denunciaba "los vejaminosos interrogatorios políticos" a los
que eran sometidos españoles que pertenecieron
a las Falanges del exterior y señalaba el ataque a las normas del
Derecho internacional que suponían aquellas restricciones americanas.
Insinuaba tímidamente la reciprocidad que pudiera darse "impidiendo
la entrada en su país de los miembros de partidos políticos extranjeros
que no les agraden". Como bien puede suponerse aquel escrito que
dejaba la dignidad herida de la militancia falangista en su sitio e
insinuaba la posibilidad de reciprocidad se hacia para la complacencia del
consumo interior. El régimen estaba deseoso de estrechar lazos con los EE
UU de América del Norte.
Fiel
a no presentar problema alguno al Estado
, sino someterse con la mayor fidelidad a sus directrices, el
Secretario General Fernández Cuesta en nombre de la Falange apoyaba la
cooperación con USA, palabras que eran recogidas por el New York Time el
5 de marzo de 1952 y aunque el acercamiento España USA fuera un hecho, la
persistente condena de la Falange por las autoridades americanas llegaba
al extremo de aplicar la prohibición de entrada en territorio americano a
quienes pertenecieran a ella . El Delegado Nacional del Auxilio Social,
Martínez de Tena, que acudía a la Conferencia de la Cruz Roja
Internacional en Toronto acompañado de la Duquesa de la Victoria, de los
Duques de Hernani y del Dr. Noguera, fueron admitidos según la agencia
United Press "solo después
de haber jurado que eran miembros del partido monárquico". La
"apostasía" cometida exigió una aclaración para
la Delegación de Información e Investigación de la FET que daba
por ciertas las informaciones recibidas acerca de la actitud de Martínez
Tena.
Relaciones con los misinos
Los
movimientos de derecha nacional, medularmente anticomunistas, eran los
preferidos por la SGM para mantener contactos; de entre esos partidos se
iba a mantener una relación preferente con los rescoldos del Partido
Nacional Fascista convertidos en Movimiento Social Italiano. Hacia 1950 la
FET parecía dispuesta a
sufragar al MSI un periódico y los gastos de las elecciones
administrativas. Se recibía
en España de la Associazione Nazionale Combattenti di Spagna la petición
de ayuda urgente para solventar problemas de antiguos legionarios
italianos, combatientes de la guerra de España, y que habían sido
privados de ayudas y pensiones. Posiblemente relacionado con esas misiones
de ayuda estaban los diez millones de francos franceses que el Consejo de
Ministros había aprobado en su reunión de 26 de Abril de 1952 para que
fueran remitidos a la embajada en Italia por valija diplomática
"para atenciones de SGM en el extranjero".
La solidaridad anticomunista
El
comunismo había sido desde los orígenes de la Falange una referencia
obligada y necesaria para su existencia. Desaparecidos de la dirección
política de sus respectivos países los movimientos políticos afines
eran minorías seguidoras de los vencidos o minorías nacionalistas de los
países vencedores quienes mantenían relaciones con la FET, en un Estado
considerado baluarte del anticomunismo. La SGM participaba a través de
sus delegaciones en este tipo de relación o mediante falangistas de
prestigio. Pos supuesto que se mantenían también relaciones con otro
tipo de agrupaciones, pero con aquéllos, a los que se hace referencia
seguidamente, estaba presente una corriente empática de la que carecían
muchos de los otros, más profesionales o institucionales.
El
29 de Septiembre de 1951 se celebró en Malmö una reunión entre los
miembros del Comité del II Congreso Europeo y los falangistas Nicolás
Murga, Demetrio Castro Villacañas y Gerardo Lagüens. El Comité del
Congreso Europeo lo formaban el francés Maurice Bardéche, antiguo
defensor de la España nacionalista; Karl Heinz Priester exjefe de las SS
y Per Engdahl, Jefe del Partido Nacional socialista de Suecia.
Representando a grupos nacionalistas franceses, alemanes o suecos
iniciaban un proceso de expansión desde posiciones muy débiles; además,
mantenían relaciones con partidos nacionalistas de zonas sojuzgadas por
la URSS (Lituania, Estonia, Letonia, Croacia y Eslovaquia)
La
primera reunión de este Congreso Europeo había tenido lugar en Roma y
fue de carácter juvenil y auspiciado por las juventudes del MSI. Sus
difusos fines se encaminaban por la construcción de una Europa fuerte en
donde el comunismo estuviera erradicado y en la que no se siguieran los
dictados americanos en cuanto a diplomacia, economía o ejército. Esos
objetivos ideales, que no impedían entender el acercamiento entre el Régimen
español y USA, precisaban de una plataforma continental con base en España
. Acciones más comprometedoras eran también solicitadas al gobierno español
por la intermediación de la Falange como la preparación militar de
comandos rumanos afectos al movimiento Legionario para la lucha armada en
ese país. Si la FET participaba con gusto de esas manifestaciones
de nacionalismo anticomunista existía el temor de aparecer como
mantenedora o patrocinadora de ellas. De ahí que a comienzos de 1953
Jorge Jordana, Jefe del SEU, propusiera a Fernández Cuesta el montar un
organismo nuevo de coordinación de
los Movimientos nacionales europeos que
no fuera la Falange.
Si
las relaciones con las organizaciones anticomunistas eran buenas, desde la
FET se pusieron algunos obstáculos años más tarde hacia la ACEN (Assembly
of European Captive Nations) auspiciada por particulares americanos
agrupados en Free Europa. Hacia julio de 1957, el letón presidente de la
ACEN, Vilis Masens, llegaba a Madrid con el fin de constituir en España
una delegación, pero ciertos detalles de la entidad, denunciados por los
grupos rumanos residentes en España, ponían al descubierto
disonancias con el anticomunismo español dignos de resaltar. Entre
ellos estaba la benignidad de
ACEN hacia Yugoslavia, tratándola con un estatuto diferente a los otros
países comunistas, la falta de legitimidad que suponía el no ser
continuadora de las antiguos delegaciones diplomáticas que tuvieron los
países ahora en manos de los comunistas
o el estar auspiciadas por izquierdistas yanquis y ser, algunos de
sus dirigentes, enemigos del Régimen español. Temerosos los rumanos de
la idea monopolizadora en cuanto a las relaciones entre occidente y las
naciones comunistas mostraban su disgusto ante la Secretaría General, su
mejor aliado en el interior de España y ésta hacia llegar aquella
preocupación al Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella.
En
esta órbita del anticomunismo, el falangista Patricio González de
Canales, por iniciativa propia, había fundado a principios de los
cincuenta un Centro de Intercambios Culturales Europeos (CICE) en donde se
mantenían reuniones con exiliados de países comunistas (ucranianos,
polacos, rumanos...). En
1952, al compás del anticomunismo de aquel tiempo, este Centro de
Intercambios proyectaba la organización de una manifestación en Madrid
apoyada por la Secretaria General .En Noviembre de ese mismo año, Tomás
García Rebull, responsable de los Excombatientes viajaba a Alemania y
mantenía contactos con agrupaciones de antiguos soldados, en donde era
frecuente, como no podía ser de otra forma, la coincidencia de haber
pertenecido al antiguo NSDP y
de poseer un profundo anticomunismo . Estos alemanes pertenecían a la
Asociación Alemana de los Caballeros de la Cruz de Hierro, presidida por
el excoronel Adolf Dickfeld y a la Asociación de Desplazados y Expoliados
(BHE). De aquellas relaciones surgirían contactos para el mantenimiento
de una alianza anticomunista
Cinco
años más tarde, en 1957,otra vez ese referente anticomunista sería el
encargado de movilizar al Delegado Nacional de los Excombatientes. Una
organización dependiente de la Obra Pontifical de Asistencia, con el
nombre de Lámpara de la Fraternidad preparaba su II Congreso e invitaba a
la delegación falangista española. Al entender que la Fraternitas Lumen
significaba una competencia que podía llegar a desplazar a la
izquierdista Asociación
Mundial de Antiguos Combatientes, García Rebull se mostraba totalmente
partidario de integrarse en ella.
Grupos
europeos nostálgicos con los movimientos totalitarios vencidos, habían
encontrado acogida en España. Claras afinidades se ponían de manifiesto
en los encuentros mantenidos por miembros de grupos juveniles. En el
verano de 1952 se celebró en Barcelona una Semana Europea en donde el
Jefe de Intercambios Culturales del SEU, Manuel Ortuño, debió mostrar
sus simpatias por las juventudes nacionalistas europeas, lo que fue
presentado por determinada prensa francesa e italiana como el preludio de
una Internacional Fascista cuyo papel de promotora le correspondería a
España. Estas acusaciones hacían mella en el Ministro Martín Artajo
porque se producían en momentos extremadamente delicados para la
regularización de relaciones diplomáticas españolas. Otra vez más el
responsable de Exteriores se
dirigía a SGM quejándose del comportamiento de los falangistas
Las
relaciones con el MAE no eran excesivamente cordiales. Se hacia preciso
engañarle o por lo menos no contarle toda la verdad. El embajador español
en Italia, Marqués del Desio, había comunicado al Ministro de Exteriores
informaciones aparecidos en la prensa italiana acerca del viaje
de muchachos del Frente de Juventudes a Italia en donde se
expresaba la admiración que tenían por formaciones y líderes políticos
caídos en desgracia o proscritos, cuya memoria se hacía infame en el
nuevo orden internacional salido de la guerra mundial. La justificación
de aquella actitud se hizo utilizando vueltas, eufemismos y disfrazando lo
que de verdad había ocurrido.
Hispanoamérica
Los
vínculos de sangre, religión y cultura estaban presentes con el mundo
hispánico, pero las afirmaciones de hermandad realizadas desde España se
encontraron con dos trabas fundamentales, una de ellas, ya muy conocida y
que residía en la dependencia que las Repúblicas de Hispanoamérica tenían
de los EEUU; la otra, la gran masa de españoles exilados, claramente
posicionados contra el Régimen de Franco al que torpemente identificaban
como la Falange. A pesar de todo, esa área geográfica, tras los momentos
más tensos para el régimen a partir de la condena de la ONU, era el
sector mayoritario en restablecer los contactos diplomáticos con España.
"La Madre Patria" cubría aquellas embajadas con personalidades
fuertemente ideologizadas e incluso con
representantes inequívocos del falangismo histórico, José María
Alfaro o Manuel Valdés entre otros. La mezcla de ingredientes
nacionalistas y católicos, el hispanismo y la búsqueda de una solución
distinta a las dos alternativas clásicas de capitalismo y comunismo,
esbozada por la Falange y utilizada por el régimen, habían encontrado
eco en algunos países americanos. Agrupaciones nacionalistas de Hispanoamérica
habían hecho suyo este discurso falangista de no dependencia y se
presentaban como excepcionales aliados de la FET. De ahí las deferencias
falangistas ante estos
aliados como se hacía en la
visita a España que en 1948 giraba Jaime Dousdebes de la ARNE de Ecuador.
La
nación que más se distinguió en su ayuda al régimen español sitiado
en el concierto internacional fue la Argentina. Un movimiento pólítico
con similitudes al nacionalsindicalismo triunfaba de la mano de Juan
Domingo Perón. Cuando el hambre se enseñoreaba de España, el Presidente
argentino enviaba barcos cargados de trigo que además de paliar el hambre
de los españoles era utilizado como acicate propagandístico de la
hermandad con Hispanoamérica. La visita de Eva Duarte, esposa del
Presidente Perón en el 1947 concitó el entusiasmo de los españoles
movilizados por la FET, quienes desde sus secciones juveniles nombraron a
uno de sus campamentos modelo, junto al Monasterio de El Escorial, como
Santa Maria del Buen Aire. En Septiembre de 1955, cuando grupos militares
depusieron a Juan Domingo Perón, gran parte de sus
"incondicionales" se aprestaron a ubicarse en la nueva situación
creada. Un grupo de fieles seguidores del justicialismo
reunidos en torno al Interventor del Partido Peronista en la
Capital Federal, Dr. J.W. Cooke, decidió continuar la lucha en defensa
del peronismo a pesar de haberles situado fuera de la ley. Sabotajes,
huelgas y acciones contra el gobierno llevaron a la muerte a cerca de
20.000 seguidores de Perón. Lugar destacado en la vanguardia de la lucha
lo tuvo el Comando Nacional de la Juventud del Partido Peronista dirigido
por Alberto de Morra. Este había pertenecido a la Alianza de la Juventud
Nacionalista donde, según sus palabras, "solo imperaba la noble y rígida
escuela de nuestro José Antonio".
La
representación en España del peronismo la ostentaba en 1957 Víctor Hugo
Bruno Albrieux quien utilizaba el seudónimo de Miguel Loria. Este
personaje había informado al General Franco en directo sobre el problema
de la crisis argentina y fue enviado por la Falange a Panamá, en donde se
encontraba refugiado Perón, para transmitir la solidaridad falangista al
Presidente derrocado. En Enero de 1956 Juan Domingo Perón había escrito
a Miguel Loria concertando unas
jornadas de trabajo que divulgaran en España la "acción masónica
inglesa que ha mediado en todo este asunto del motín de la
Argentina". De la carta del expresidente se inferían dos ideas
claras: El paralelismo en cuanto a las respuestas políticas dadas en España
e intentadas en Argentina y unos enemigos comunes identificados con la
masonería, el comunismo e Inglaterra. Había pues motivos claros para
hermanar ambos proyectos políticos.
En
Octubre de 1957 Miguel Loria dirigía una carta al Secretario General Solís
Ruiz pidiéndole una urgente entrevista con el fin de concretar ayuda para
el peronismo ante las previsiones de un nuevo acceso al poder . El
movimiento justicialista residente en España se hallaba fragmentado, pero
se preludiaba la unificación; en el otoño de este año, ante la nueva
etapa política de dar unidad al movimiento
y dirigida fundamentalmente desde Chile por el Dr. Cooke desde
Chile. De aquellos esfuerzos quedaba para España de único delegado
Miguel Loria, quien en palabras de Sergio Cifuentes se encontaba
"apoyado por la "primera línea" del peronismo que es la
que hoy está respaldada incondicionalmente por la Jefatura del
Movimiento".
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