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El
escritor y maestro Don Gonzalo Torrente Ballester (El Ferrol, 1910-Madrid,
1999), en la Salamanca/Burgos de 1936, se acercó al oasis creativo del falangismo
literario de la mano del inquieto grupo aglutinador de Dionisio Ridruejo (Laín,
Tovar, Foxá, Luis Escobar y otros intelectuales que ya prometían). Jesús Suevos, paisano
suyo y falangista de la primera
hora, pero sin embargo franquista convencido
hasta la fecha y nada amigo de aventuras revolucionarias y rupturistas,
afirma que protegió siempre a Gonzalo Torrente y lo llevó muchas veces a su
casa del barrio de Argüelles en Madrid[i]. Tardíamente
reconocido por el gran público gracias a la televisión, esencialmente por la
magnífica adaptación para TVE de su trilogía Los gozos y las sombras (El señor llega.1957, Donde da la vuelta el
aire. 1960 y La pascua triste. 1962) realizada por Rafael Moreno Alba en 1982,
ya gozaba Torrente Ballester de gran prestigio como profesor, escritor y
articulista. EL VIAJE DEL JOVEN TOBÍAS
Editora
Nacional,
empeño cultural del
poeta falangista Dionisio Ridruejo, que a
partir de 1943 dirigía Laín Entralgo, fue la encargada de publicar este
texto de Gonzalo Torrente. La revista Escorial ya había dado a la luz otras obras suyas: El casamiento engañoso
(auto sacramental 1941), Lope de Aguirre (crónica dramática de la
historia americana1
941), Republica barataria (teomaquia en tres actos1
942) Siete ensayos y una farsa (1942). El viaje del joven Tobías
(milagro representable) ya había sido publicado en Burgos por Jerarquía
en 1938. Dionisio
Ridruejo cuenta en sus memorias[ii]
la penosa velada literaria en la que Gonzalo Torrente, Luis Rosales y él mismo,
leyeron a un grupo de cincuenta leales amigos una de sus obras escénicas
menos conocidas y creemos que nunca representada (El
viaje del joven Tobías) que provocaría el tediosos sueño de casi todos
los asistentes. Solo uno de los presentes
en el acto -José Lorente- realizaría un comentario elogioso de la obra dramática.
El escritor soriano (responsable entonces de la Propaganda de los
sublevados) había encargado a Luis
Escobar el área de teatro y la creación de una Compañía Nacional que
huyese del teatro deleznable y los subproductos del benaventismo y del marquinismo.
Se acudió a los clásicos , a los autos sacramentales y a la búsqueda de
nuevos valores. Gonzalo Torrente representaría
una teatro de ideas y símbolos, con la presencia de innovaciones escénicas de
vanguardia. Quizás , como pasó con el film Rojo
y Negro de Carlos Arévalo, era demasiado pronto para ello. Otros autores,
mucho más tarde levantarían la bandera del progresismo y la vanguardia desde
una izquierda intelectual, siempre con pedigrí
y marchamo internacional. JAVIER MARIÑO (Historia de una conversión) Esta novela nos
presenta el momento en que un joven de la burguesía gallega, ante la situación
española del verano de 1936 abandona Madrid en un tren y se establece una
temporada en París. Allí entra en contacto con el ambiente variopinto de
estudiantes extranjeros, vividores, aristócratas, prostitutas, sodomitas...
todo ello mezclado con las luchas políticas del momento.. Conoce allí a
Magdalena de Hauteville, de extracción aristocrática y militante
comunista de la que se enamora. Después de una temporada en la capital
francesa, en la que tiene noticia de la Guerra Civil, decide marcharse a las Américas
para fundar una nueva ciudad (como Eneas[iii]
el héroe troyano fundador de Roma en el Lacio), pero finalmente cambia de
actitud y regresa España para apoyar a los sublevados. Este
texto, como casi todos las primeras ediciones de esta temprana etapa , deben consultarse en la sección de raros
de la Biblioteca Nacional o en centros de documentación exóticos, como
el de RTVE. Se
ha escrito que en Javier
Mariño(1943), el escritor gallego abordaría su primera novela de tesis y
apología del falangismo. Las escasas referencias de los estudiosos desde
una perspectiva histórica, la consideran
como superior a otras que se escribieron desde esa ideología.[iv] La
novela, que está dotada de referencias autobiográficos (Gonzalo Torrente está
fuera de España cuando se produce el golpe militar y vuelve a Galicia donde están
su mujer y sus hijos), está dedicada a Dionisio Ridruejo[v].
El personaje protagonista no
aparece retratado exactamente como un luchador de ideología falangista. Es más
bien un tipo acomodaticio, dotado de cierto cinismo que disimula sus auténticos
pensamientos. Es un anticomunista visceral
al que vemos reaccionar en ciertos momentos enfrentándose en solitario a las
deformaciones de los discursos panfletarios de los correligionarios que apoyan a
los republicanos españoles (mitin de Jean Cassou en la página 169, edic.
original de 1943). Apoyado por unos pocos fascistas franceses (camelots
du roi) que le preguntan: ¿es usted
fascista?. Mintió Javier: soy falangista. Se
trata esencialmente de un personaje atormentado por el remordimiento del pecado
y la traición a sus convicciones morales y religiosas. Algunas frases de Javier
acerca de cómo imagina la España de postguerra traslucen, posiblemente, el auténtico
pensamiento escéptico y la desilusión del protagonista: Nada
habrá cambiado, porque en España nada cambia esencialmente,
y sus hazañas y sus gestos quedan en la mitad . Es inútil pelear. Todo es lo
mismo (pág. 564). Esta
novela sufrió numerosos cortes de censura[vi].
Esta le obligó a cambiar el final
americano por otro, donde regresaba acompañado de Magdalena embarazada, a
su Vigo natal, a su patria, para
ponerse el uniforme y partir para las trincheras. El último párrafo de la
novela reza así: Podía morir; pero si no moría, su vida estaba definitivamente ligada a
la de España y a la de Europa .Ya
no era dueño de si, ni podía disponer su vida de acuerdo con su voluntad. La
historia se calzaba coturnos de tragedia y por encima de los hombres lanzaba sus
gemidos. Muchos
años después de escribir esta novela los intelectuales
progresistas de la izquierda española dieron un homenaje a Gonzalo Torrente en
el Ateneo madrileño. A cambio, le conminaron a que retirase de Javier
Mariño aquellas descripciones maniqueas y frases nada agradables de
los retratos que hacía de la izquierda y la burguesía francesa (repugnantes,
sodomitas, avaros, bestias, momia asquerosa de Lenin....) que consideraban
profranquistas. Con una actitud que le honra Gonzalo Torrente se
negó rotundamente a quitar una sola línea de su novela. Ha reiterado que
la novela desde aquella óptica no
era profranquista, y ha calificado la contienda civil española como una
mascarada trágica.[vii] EL RETORNO DE ULISES (¿1944?) En
sus primeras obras para la escena (El
viaje del Joven Tobías , República
Barataria, El retorno de Ulises) plantea una temática donde aborda los
problemas y las relaciones del poder, basada en las enseñanzas de los
arquetipos de la mitología clásica. El hallazgo fundamental de El retorno de Ulises
estriba en el paralelismo que realiza entre los mitos homéricos (La
Ilíada y La Odisea) que mediante sus principales protagonistas: ULISES[viii],
PENÉLOPE[ix]
y TELÉMACO y las claves culturales que representan, pone de manifiesto las
realidades políticas que le tocó vivir en la postguerra franquista.
El
retorno de Ulises, para Dionisio
Ridruejo sería el mejor de sus dramas[x].
Aquí el autor ferrolano aborda inteligentemente, mediante el acertado uso de
claves y leit motiv intelectuales
cosechadas dentro de los mitos clásicos griegos, el paralelismo entre la
organizada ausencia [xi]del
fundador de la Falange y el personaje de Ulises, realizando un parangón con la
figura del héroe homérico. Aquella mitificación paralizante, la sacralización
de sus textos, dichos y preferencias (a la que el propio Ridruejo no se
considera ajeno) provocaría una beatería inhibitoria y laudatoria, que
convirtió al personaje en alguien que quizá
no hubiera sido ya reconocido por sus inventores de haber vuelto (como se
esperaba) con su estatura de hombre real, de carne y hueso. En esta obra
publicada en los años cuarenta,
vemos a una sacrificada y entregada Penélope (La
tejedora de sueños de Buero Vallejo) que guarda la ausencia de su esposo
durante veinte años, sin someterse a las presiones y requerimientos de los pretendientes,
el pueblo y su propio hijo. Aparece la mitad de la obra tejiendo un enorme tapiz
con un retrato del ausente de
proporciones gigantescas y semidivinas: Ulises (¿José Antonio?) en
actitud guerrera tendiendo el arco. Penélope
(símbolo quizás de la auténtica Falange
joseantoniana, de la revolución pendiente, de la resistencia fiel y abnegada)
se refiere al ausente (Ulises) diciendo: Todos habláis
de su gloria. Yo la vivo y la siento bullir dentro de mi como una criatura
luminosa que quiere ser parida y que estoy pariendo desde hace cinco años, noche a noche en este tapiz[xii]. Cuando Ulises
regresa a su casa y
se topa con el tapiz exclamará: "Nunca soñé
con ser así, ni me hubiera apetecido.¡ Que falta de mesura¡Es un retrato
heroico, y el heroísmo no es mi clima. La expresión, demasiado fiera; los ojos
con mucha fiebre, y la ironía de la boca, ironía sobrehumana. Si quien lo hizo
quería retratarme, tuvo una idea equivocada de mi". Eumeo
(que va con él): es una figura admirable. Ulises:
Yo
no lo soy. Penélope:
(cuando ella despierta de su sueño,
al principio no lo reconoce. Luego pregunta)
¿De dónde vienes? Ulises: De los
caminos del silencio y de la muerte. Cuerpos sin vida quedan atrás, testimonios
de mi paso. Marché de Itaca con una lúcida tropa. Regreso desnudo y solo... ¿Y
Telémaco?, interroga
a su esposa. El propio personaje dirá lo que piensa al describir su largo viaje
en busca de las huellas de su padre: Telémaco:
vosotros
aprovechabais mi empuje juvenil, mi
admiración y mi amor, para fines enormemente prácticos y respetables, pero
inoportunos. Donde yo encontraba una emoción, quería Mentor[xiii] que descubriese una
enseñanza... porque si yo quería parecerme a mi padre, quería Mentor ser mi
modelo. Un Mentor que se hacía pasar por Palas Atenea[xiv]. CONCLUSIONES
Estas reflexiones acerca de textos olvidados, inencontrables o simplemente raros, escritos en una época tortuosa, difícil y poco conocida, creemos que deben continuar realizándose con muchos otros autores. La perspectiva de casi cincuenta años a muchos los engrandece, a otros quizás los deja con las vergüenzas al aire. Las nuevas generaciones de curiosos y estudiosos deben conocer de primera mano todas las luces y las sombras del anterior régimen. Que cada palo aguante su vela, no se puede despachar todo aquello con el socorrido fascismo al que nos tiene acostumbrado el pensamiento único. NOTAS[i] Entrevista concedida por Jesús Suevos a Francisco Blanco y a mí en su domicilio madrileño el 22 de enero de 2001. Estamos preparando un resumen de su larga entrevista para publicarla en estas páginas. [ii]
RIDRUEJO, Dionisio. Casi unas
memorias. Planeta. Barcelona. 1973.pág. [iii] El primer nombre que aparece en la novela es ENEAS al que el autor llama precisamente Javier Mariño. Eneas es símbolo del alma delicada y piadosa, del espíritu religioso y prudente.- Pérez Rioja, J.A. Diccionario de símbolos y mitos.Tecnos.Madrid. 1980. [v]
La
dedicatoria, todo un ejemplo de agradecimiento y amistad dice textualmente: Esta novela, Dionisio, comenzada cuando combatías en Rusia, fue desde
el principio destinada a ti. Ahora de vuelta entre nosotros, te la envío
como prueba de amistad y camaradería.
Estima la voluntad, no el valor de la prenda. Tu amigo. GONZALO. Compostela,
1º de septiembre de 1942. [vi]
En la entrevista concedida por el autor a CANAL PLUS emitida al día
siguiente de su muerte (28 de enero de 1999) Torrente afirma que Javier
Mariño salió en Navidad y por Reyes ya había sido retirada de la
circulación. Los motivos fueron religiosos, sólo
se hablaba de los griegos y no de los romanos. [viii] De Ulises se ha dicho: Uno de los personajes más atrayentes de la antigüedad clásica, su prudente ingeniosidad, junto con la audacia curiosa de saberlo y conocerlo todo, han hecho de Ulises el primer personaje ejemplar y típico. Junto al vigor físico pose el valor moral; al lado de la bravura y la audacia el ingenio, el sentido del cálculo y la flexibilidad.Joyce, autor de Ulises(1922), opina que representa el arquetipo de hombre total, que lo ha visto todo y lo ha experimentado todo, como síntesis perfecta de una rica experiencia milenaria. Diccionario de Símbolos, op. Cit. Pág 410. [ix] Penélope, esposa de Ulises y madre de Telémaco ha inspirado a varios dramaturgos (Antonio Buero Vallejo escribió acerca del mito su obra La tejedora de sueños). Personaje trágico que durante los veinte años de ausencia de esposo le guarda absoluta fidelidad, recurriendo a la artimaña de tejer y destejer un tapiz para ganar tiempo y resistirse a los requerimientos de los pretendientes. Símbolo de la fidelidad y de la resistencia. [x]
La única representación de la que tenemos noticia de esta obra se produjo
en el verano de 1985 y sería la puesta en escena en tono de comedia musical
del grupo Retablo, dirigida por
Pepe Díaz y protagonizada por Carmen
de la Maza, con el título
de ¡Oh Penélope!, y que se paseó por varias plazas españolas.
Nosotros la vimos en Alcalá de Henares. [xi]
Véase el acertado análisis de
un joven profesor de la Universidad San Pablo - Alvaro de Diego- presentado
en el 2000, en el Congreso
Internacional sobre la Guerra Civil organizado por la USP, que ofrecemos
en otra parte de este Rastro de la Historia. [xii] El retorno de Ulises. Gonzalo Torrente Ballester. Teatro 2. Destino Libro. Barcelona. 1982. Pág. .152 y ss. [xiii] Mentor es el amigo fiel de Ulises, al que éste encomienda el cuidado de su casa y la educación de su hijo. [xiv]
Hija de Zeus, según la mitología
preside los aspectos intelectuales y morales de la vida humana.. Símbolo
de la inteligencia y la sabiduría. |