Karl
Popper
(*), filósofo de la ciencia, de nacionalidad británica
pero de origen austríaco, fallecido hace pocos años
y considerado como el
máximo defensor del liberalismo
democrático, en uno de sus últimos ensayos publicados refiriéndose
a la televisión afirmaba :
"Si
reflexionamos sobre la historia de la televisión, vemos que en sus
primeros años era bastante buena. No era ni por asomo la cosa dañina que
llegó a ser después, pues ofrecía buenas películas y otras cosas
discretas. La razón de esto está, en parte, en que en principio no era
competitiva... Por eso la producción podía ser más selectiva.
Una democracia no puede existir si no pone bajo control a la
televisión, o más exactamente no puede llegar a buen fin si
el poder de la televisión no
está plenamente
descubierto.”
Al
comienzo de la década de los setenta el Vicepresidente
del Gobierno Español, almirante
Carrero Blanco,
encargó un proyecto ambicioso a los rectores de TVE capitaneados por
su Director General, Adolfo
Suárez González:
confeccionar y producir un
programa seriado de ficción para emitirse en el horario
de "prime time", que tratase
de divulgar los textos de las Leyes
Fundamentales del Reino ( Fuero de los Españoles, Fuero del trabajo,
Principios del Movimiento Nacional...).
Este
programa estuvo listo en el otoño de 1971 y se denominó CRÓNICAS DE UN PUEBLO. Durante
varios años mantuvo una enorme aceptación de audiencia, hasta que
su estilo se desvirtuó con la entrada de "savia nueva" ( otros
guionistas más progresistas).
El programa se rodaba en blanco y negro cerca de Madrid en un pueblecito
llamado Santorcaz, y se emitía
los domingos por la noche en horario de máxima audiencia.
Los
padres creativos de la criatura fueron notables realizadores. Miguel
Picazo, autor de una magnífica
versión de
una novela
de Miguel de Unamuno -- La tía
Tula--, rodó alguno capítulos
al principio de la serie.
Otros directores, ahora muy conocidos en el mundo del cine y de la
televisión, como Antonio Giménez
Rico ( contertulio en la 2
del programa Qué grande es el cine)
y Antonio Mercero (actual Presidente de la Academia Española de la
TV) , comenzaban entonces su andadura
mediática. A este último director la
plataforma oficial ("única"
entonces, pero vedada a otros muchos ) le sirvió de lanzamiento para,
posteriormente, cosechar éxitos
antológicos para TVE : LA CABINA ( programa
de ficción protagonizado por José Luis López Vázquez y galardonado
internacionalmente ), VERANO AZUL ( la
serie más repuesta y premiada de
TVE ) y la posibilidad de realizar importantísimos
"especiales dramáticos" en la Segunda
Cadena.
Hace
pocos años, Antonio Mercero
alcanzó la cima de las audiencias
con una serie de Antena 3 de ciento sesenta capítulos llamada FARMACIA DE GUARDIA.
Sus parámetros estructurales
y creativos
eran muy semejantes a
los utilizados en Crónicas de un pueblo : personajes populares y arquetípicos en
un ambiente creíble de la gran ciudad. Aunque esta vez convenientemente
"sponsorizado" con compresas, dodotis y potitos.
Los
guiones de Crónicas de un pueblo
fueron encomendados a dos escritores "fiables" para
asegurar la estrategia y los objetivos marcados por el Almirante
Carrero Blanco: Juan Farias y Juan
Alarcón Benito. Las píldoras políticas siempre estaban a cargo del personaje del
maestro de escuela y eran introducidos de forma "chirriante" por
Alarcón Benito ( este autor
sería posteriormente Subjefe Provincial del Movimiento de Avila). Juan
Farias ( novelista y redactor de RNE ) procuraba dar un tono menos
duro a sus diálogos educativos.
La
serie funcionó muy bien gracias a sus personajes
perfectamente creíbles para la España de entonces: Goyo el
conductor del autobús, el cartero, el pregonero, el maestro de escuela,
el alcalde, el cura, el hidalgo y especialmente por los niños
( de los que Antonio Mercero es un consumado director). Todos ellos
conectaban perfectamente con la audiencia de entonces, especialmente en
las poblaciones rurales.
Recuerdo que en mis veraneos juveniles en una aldea asturiana (La
Frecha, cerca de Campomanes), una anciana lugareña no paraba de
contarme las excelencias y bondades de ese programa emblemático de
comienzos de los setenta.
Antonio
Mercero, elevado ahora a los altares
del ranking privado, con
motivo de la emisión de una
serie acerca de la historia
de TVE se quejaba, no hace demasiado tiempo, de que la 2 de TVE
hubiera repuesto algún capítulo aislado de su serie. La tachaba
de anacrónica, y de que le obligaron
a realizarla. Paralelamente a estas declaraciones, los programadores
de TVE no se atrevían a emitirla a pesar de que fue profusamente
anunciada en la prensa. Pero
no para ahí la cosa. Algún funcionario
televisivo de toda la vida, aprendiz de Maquiavelo, propuso a la
dirección de TVE una idea genial: cortar
y mutilar esa serie histórica para eliminar todas las alusiones a la
legislación anterior. La serie no era políticamente
correcta.
A
pesar de nuestras serias discrepancias, diferencias y críticas
con el régimen de Franco resulta pueril y absurdo tratar de
ocultar, silenciar y suprimir la historia más reciente de España. Las
nuevas generaciones, acostumbradas a la "telebasura" y
a las "plataformas digitales", y no sólo los
investigadores y curiosos de la videotecas, deben tener la
oportunidad de conocer
de primera mano todo lo que ocurrió en aquel período histórico. Con
la distancia de más de veinticinco años es necesario saber quién era
quién y dónde
estaba cada uno. Todo lo demás sería
stalinismo, miedo, censura y fascismo puro y duro disfrazado
de democracia.
(*) Entre
sus publicaciones hemos de
destacar: La sociedad abierta y sus
enemigos. Conjeturas y refutaciones. La lógica del conocimiento científico.
En busca de un mundo mejor.
Paidós.1992. Ensayos
(1961-1989 ). Estas declaraciones aparecieron en el Diario
El País 18-9-1994.
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