PEDAGOGÍA DE LA CANCIÓN (V)
ESTUDIO PORMENORIZADO DE ALGUNAS CANCIONES PROPIAS
El origen de las canciones de
marcha hay que buscarlo, lógicamente, en los grupos nacionalsindicalistas
primitivos que crearon, si no muchas, sí algunos cantos, de contenido
político y eminentemente juvenil, ya que estaban integrados
mayoritariamente por jóvenes. En la "Biografía apasionada de José
Antonio", de Felipe Ximénez de Sandoval [34], se estudia este
incipiente cancionero, que también se recoge en Arriaca [35]; no sólo
los temas, sino las propias canciones pasarán en su totalidad a las OO.JJ.
y al Frente de Juventudes, cantándose hasta en los últimos tiempos, si
bien, por supuesto, como ingrediente nostálgico más que como consigna
política eficaz.
La primera canción es la
denominada "Himno de las Falanges de Combate", más tarde
"Himno de las Viejas JONS" [36] , con letra de Juan Aparicio y
música de José Guerrero Fuensalida; aparecerá en el periódico "La
Conquista del Estado" de octubre de 1931, y algunas de sus estrofas
decían:
Juventudes de vida
española y de muerte española también, ha llegado otra vez la fortuna
de arriesgarse a luchar y a vencer.
Sobre un mundo cobarde y
avaro, sin justicia, belleza ni Dios, imponemos nosotros la garra del
Imperio solar español.
No más reyes de estirpe
extranjera, ni más hombres sin pan que comer; el trabajo será para
todos un derecho, más bien que un deber.
El pasado no es paso ni
traba, sino afán de emular lo mejor, viviremos la gesta del héroe con
orgullo, soberbia y valor.
Las ideas que contiene,
propias de la época, van a constituir más tarde el llamado
"componente jonsista":
-
Invocación a las
juventudes.
-
El mundo carece de
"justicia, belleza, Dios" y sólo la alternativa española
puede devolvérselos.
-
Los dos temas del
Nacionalsindicalismo –lo nacional y lo social– aparecen aquí en
la doble negación: "reyes de estirpe extranjera" (fijarse
en la fecha) y "hombres sin pan". Invocación social al
trabajo.
-
El pasado no como
inmovilismo de la tradición, sino para emularlo.
-
Lema jonsista: "no
parar hasta conquistar".
Su popularidad en las
organizaciones del Frente de Juventudes puede ser debida a dos causas:
carácter revolucionario inicial (lo que implicaba una continuidad deseada
por los muchachos y una aspiración "pendiente") y al leit
motiv antimonárquico, tan apreciado en aquellos momentos.
Otra canción de
"componente jonsista", mucho más popularizada incluso entre los
"encuadrados", fue "Isabel y Fernando"; se cantó
abundantemente en ambientes escolares, quizás porque su mensaje era menos
radical y más ambiguo. Su origen está en el periódico
"Libertad" de Valladolid (marzo de 1934), bajo el nombre de
"Himno de las JONS vallisoletanas" [37]; reaparece en
"Himnos y Canciones" de 1942. Sus temas específicos serían:
-
El reencuentro con la
propia historia nacional ("De Isabel y Fernando el espíritu
impera...").
-
La invocación a la
juventud (".. .cantemos el himno de la juventud...")
-
La idea de Justicia
("El sol, de justicia de una nueva era...").
-
El lema "no parar
hasta conquistar".
-
Simbología:
"bandera", "brazo extendido".
Estas canciones son
prefalangistas, es decir, anteriores a 1934 (4 de marzo, proclamación de
FE de las JONS) , quizás la última simultánea; inmediatamente
posteriores a esa fecha serían "Amanece para mí", que se
cantó por primera vez el 21 de enero de 1935 [38], con letra combativa
hacia el marxismo al que combaten "las milicias jonsistas";
siguen los símbolos originales de este grupo en la nueva Falange, y aquí
tienen su cabida (banderas rojas y negras, flechas yugadas) , y una
invocación a "la fe sindicalista nacional" que guía al
patriota; el tema poético del "amanecer" se adelantó al
"Cara al Sol".
También procede de estos
momentos el denominado "Himno de las Milicias Andaluzas de
Falange", que citan Sancho Dávila y Julián Pemartín en "Hacia
la historia de la Falange", libro desaparecido en nuestros días,
pero que menciona Ximénez de Sandoval en su "Biografía
Apasionada" [39]; quizás sea imposible reconocer su letra original y
los posteriores añadidos. Con ellos y otras variantes fue muy cantada en
las FFJJ y posteriormente (soto voce) en la OJE. Su transcripción
facilitará en entendimiento de su popularidad:
"Son las escuadras
de José Antonio las que tienen que triunfar; y triunfaremos e
implantaremos el Estado Sindical.
¡Viva! ¡Viva! la
Revolución! ¡Viva! ¡Viva! Falange de las JONS! ¡Fuera el capital!
¡Viva el Estado Sindical!
Que no queremos reyes
idiotas que no sepan gobernar; lo que queremos e implantaremos: el
Estado Sindical".
Al parecer, a partir de los
años cincuenta se le añadieron estrofas con la musiquilla del
"Romance de la Reina Mercedes", donde se contenían alusiones
poco respetuosas para los que "querían una corona...".
Punto y aparte merece la
canción "El camarada", más conocida por su primer verso
completo "Yo tenía un camarada", que se cantó
ininterrumpidamente desde los tiempos fundacionales hasta los últimos
tiempos de la OJE dependiente de la Delegación. Su origen es el
Romanticismo decimonónico alemán [40]. Se cantaron dos versiones
españolas, sobre la música y la traducción originales; al parecer el
estribillo es propiamente de Juventudes [41]:
"Yo tenía un
camarada, entre todos el mejor, siempre juntos caminábamos, siempre
juntos avanzábamos al redoble del tambor.
¡Gloria! ¡Gloria!
¡Gloria y Victoria! Con el cuerpo y con el alma, con las armas en la
mano, por la Patria.
Nuestros cantos de
guerra, el viento los lleva por ahí, en España empieza a amanecer.
Cerca suena una descarga,
-Va por ti o va por mi. Y a mis pies cayó herido el amigo más querido
en su faz la muerte vi.
(Gloria...!)
El me quiso dar la mano,
mientras yo el fusil cargué; Yo le quise dar la vida –Vete con Dios–
me decía; por España moriré.
Esta es, con variantes, la
versión más popular. Como se ve, los temas que contiene son:
Se cantaba o bien en forma
lenta y solemne, o bien en ritmo normal en los actos de Ofrenda a los
Caídos, en los Campamentos, ya en posición de "firmes" ya
desfilando [42].
El himno de Falange Española
–"Cara al Sol"– nutrirá de temas todo el cancionero de
Juventudes. En Arriaca se encuentran todas las referencias bibliográficas
de su composición; se cantó por primera vez el 2 de febrero de 1936, y
este autor lo compara, como himno de masas, a "La Marsellesa" y
a "La Internacional" [43] , si bien destaca algunas
características originales, que le confieren una personalidad
determinada, propia del "estilo" falangista; así, la ausencia
de odio o de una pura alusión al "enemigo" (también en esto
influirá sobre el Cancionero que nos ocupa). Sus ideas, en orden
progresivo, son la novia, la muerte como acto de servicio, los caídos
(que montan guardia en los "luceros" y están
"presentes" en el afán de los que viven) , el símil de la
primavera, y la dualidad victoria-paz. Está lleno de afortunadas
metáforas, elemento reconocido por ajenos a la ideología que representa.
El cancionero de las OOJJ, ya
en plena guerra, recoge todas las aportaciones que hemos ido señalando,
además del repertorio propio de la contienda civil, que será muy
importante en los primeros momentos, como las llamadas "Coplas de
guerra", estrofas de improvisación constante que llegaron hasta la
etapa OJE, o el "Alto, quién vive", de procedencia carlista con
retoques para adaptarlo a la simbología falangista. Hubo, además,
traducciones y adaptaciones –algunas de ellas poco afortunadas– de
himnos y canciones italianas y alemanas, pero la producción propia y
original no se detuvo ("Si un camarada falangista", "Flecha
y yugo de las JONS", "Somos flechas que siempre
llevamos"... etc., etc.); la "Canción del falangista"
mantiene el "componente jonsista" y alusiones a la guerra y a
José Antonio; fue también muy popular y tuvo la sorprendente variante de
ser grabada con voz de tenor en las estrofas, limitándose el coro al
estribillo, característica que quien escribe estas líneas no ha podido
encontrar en ninguna otra canción.
El himno de las Organizaciones
Juveniles, también llamado en los primeros momentos "Canción del
Flecha", y posteriormente himno del Frente de Juventudes hasta la
extinción de la Delegación en 1977, fue el "Prietas las
Filas":
"Prietas las filas
recias, marciales, nuestras escuadras van cara al mañana que nos
promete Patria, Justicia y Pan.
Mis camaradas fueron a
luchar, el gesto alegre y firme el ademán; la vida a España dieron al
morir, hoy Grande y Libre nace para mi.
Lánzate al cielo, flecha
de España, que un blanco has de encontrar; busca el Imperio que ha de
llevarte por cielo, tierra y mar.
Ya las banderas cantan
victoria al paso de la paz; y han florecido, rojas y frescas, las rosas
en mi haz.
La letra es de J. Villanueva y
la música de A. Cabanas; se puede ver a simple vista que recoge, hasta
textualmente, palabras del "Cara al Sol", del que se ha dicho
que es su "versión infantil" [44].
También se denominó
originalmente "Canción del Flecha" a una canción de Agustín
de Foxá, con un nuevo elemento de posguerra: el cambio del fusil por
"las escuelas y talleres"; surge así el tema de la
reconstrucción nacional, presente en varias canciones de la época. El
texto primitivo, citado por Sancho Dávila [45], dice así:
¡En pie, Flechas de
España; Falange es victoriosa. Dame el fusil, pequeño, que suena ya
una clara voz! Para que yo creciera, sobre una Patria hermosa, mis
hermanos mayores cayeron cara al sol.
Noble tierra española,
juro en tus primaveras que mi mano de niño, cansada de jugar, será
ancha, dura y fuerte, para clavar banderas en todas las montañas y
alzarlas sobre el mar.
Un día dejaremos la
madre y los amigos, cuando la Patria quiera y suene su tambor, y haremos
centinela en medio de los trigos para ganar valientes las batallas de
Dios.
¡En pie, Flechas de
España! ¡Arriba, camaradas! Escuelas y talleres tenemos que fundar en
un soto florido, al pie de las espadas, porque en la Patria joven ha
amanecido ya.
Nunca se llegó a cantar en el
Frente de Juventudes esta modalidad, sino una versión, refundiendo
estrofas y versos, más sencilla de aprender y de entonar.
El tema de la posguerra, el de
la reconstrucción, vendrá en muchas canciones a partir de este momento;
así, en la anónima "Al venir del Campamento", se propone
"sembrar paz y amor". Tomás Borrás, como letrista, y Federico
Moreno Torroba, como compositor, lanzan el "Himno del Trabajo",
que incluye aspectos doctrinales nacionalsindicalistas:
"Con el rumor de la
faena, ritmo febril de mi taller, formo el latido que da vida a una
nación que vuelve a ser.
Tiendo la vela de
aventura, que hay otro mundo que encontrar; siembro la flor junto a la
espiga y se hacen besos en mi hogar.
Soy nacionalsindicalista,
creo en las leyes del amor, ¡Basta de obrero envenenado y de patrón
explotador!
Soy la Falange del
trabajo, para que el bien triunfe del mal; soy la alegría y la justicia
y soy la España imperial.
Hay, curiosamente, escasas
canciones conmemorativas de episodios de la guerra ("Crucero
Baleares", "La batalla del Ebro", "Al Pe Pri"...),
y no se cantaron excesivamente en comparación con los otros temas; la
excepción seria la popular balada del "Alto de los Leones", que
se inspira claramente en el "Romance de Castilla en Armas" de
Federico de Urrutia [46]
"Los muchachos de
Castilla dejaron la mies dorada, y por los caminos blancos se fueron a
las montañas"
De la enorme producción de
1940 a 1945 destacaremos tan sólo algunas canciones representativas,
empezando por el archiconocido "Montañas Nevadas", himno de
montañeros del F. de J. [47]:
La mirada clara, lejos, y
la frente levantada, voy por rutas imperiales caminando hacia Dios.
Quiero levantar mi
Patria, un inmenso afán me empuja, poesía que promete, exigencia de mi
honor.
Montañas nevadas,
banderas al viento, el alma tranquila, yo sabré vencer.
Al cielo se alza la firme
promesa, hasta las estrellas que encienden mi fe.
José Antonio es mi guía
y bendice Dios mi esfuerzo; cinco flechas florecidas quieren alzarse
hasta el sol.
Renovando y construyendo,
forjaré la nueva historia de la entraña del pasado nace mi
Revolución.
Montañas nevadas...
Esta canción puede ser la
más representativa de la época. Aparte de la calidad poética de la
letra, su "mensaje" generacional podría ser:
-
Relación entre la
conducta y el estilo con el tema nacional (honor-alma tranquila-
mirada clara, por una parte, y "rutas imperiales" -levantar
mi Patria-, afán).
-
Componente jonsista:
"de la entraña del pasado nace mi Revolución".
"Renovando y construyendo".
-
Componente de posguerra:
reconstrucción ("levantar España").
-
"Imperativo poético’
("poesía que promete", "las estrellas encienden la
fe", "las flechas quieren alzarse hasta el sol").
-
Guía en José Antonio.
-
Símil realidad deportiva:
"montañas nevadas".
-
Invocación religiosa:
"Dios protege mi esfuerzo".
La figura de José Antonio
llenará ampliamente el Cancionero juvenil, manteniendo el tema del
"ausente", medio como acicate, medio como nostalgia de lo que
pudo haber sido y no fue, pero siempre proponiéndolo como modelo o
recuerdo.
"Juventud
española", "En marcha las Centurias", "Pequeños
Arqueros" (esta última de difícil interpretación, escasa letra y
exclusiva intención encomiástica hacia la figura de Franco) pertenecen a
esta época, pero mantuvieron su popularidad hasta la siguiente, debido a
las circunstancias nacionales; también el "Himno de la División
Azul", más conocido entre las Centurias juveniles que entre los
propios combatientes, al ser una canción conmemorativa [48], contiene
estrofas logradas ("Europa rompe albores", "vuelvan por mí
el martillo al taller, la hoz al trigal", "con humo de combate
yo retornaré"...). "Fidelidad", sobre una música alemana,
presentaba la curiosidad de repetir tres veces la estrofa (cantada,
silbada, tarareada) sobre un estribillo; anécdota significativa, que
recoge Alcocer [49] es la sustitución de la voz "Caudillo", en
la versión oficial, por "Falange", en muchas versiones reales.
El tema de la formación y la
captación aparece en "Llámame camarada" se considero como
"Himno" de las Escuelas de Mandos de las FFJJ de F.:
Cubre tu pecho de azul,
español, que hay un hueco en mi escuadra; pon cinco flechas en el
corazón, llámame camarada.
Te enseñaré una
soberbia canción de amor y de luceros; y marcharé junto a ti en
formación por el Campamento.
Ven a mi lado, que allá,
en tu tierra, cien camaradas nuevos esperan, para saber par ti, como
sabrán por mí, lo que tú y yo aprendemos aquí.
Cubre tu pecho de azul,
español, que hay un hueco en mi escuadra; pon cinco flechas en tu
corazón, que te llama la Patria.
La letra es de José Manuel
Cernuda y la música del Dr. Agustín Paíno Mendicoagne. Las ideas que se
contienen en ella son amplias:
El tema de Gibraltar surge
también en esta época; constituía la primera
"reivindicación" española, como promesa "imperial",
aunque no es desencaminado afirmar que también fuera utilizado como
"válvula de escape" y recurso fácil por parte de los jerarcas
del Régimen. El mencionado Paíno compone también "Gibraltar,
Gibraltar" ("Avanzada de nuestra nación..."), quizás la
más conseguida. Le seguirían "Nuevo Gibraltar" y "Hay una
madre que llora una pena...").
La etapa inmediatamente
siguiente es la del final de la II Guerra Mundial y el bloqueo; el tema
del Caudillo predomina, como consecuencia, en el cancionero ("Único
Capitán", "Tenemos un Caudillo"...). En "Juventudes,
juventudes", con letra del propio Elola, se dice que éstas son
"de Franco suprema ambición"; la canción tiene gran belleza
poética, y, desde el punto de vista del contenido, invoca los grades y
universales temas: Cristiandad, Hispanidad, Juventud.
Vuelve el "elemento
jonsista" en "A la voz del Capitán" [50] y, sin embargo,
no hay alusiones a Franco en el Himno de las Falanges Juveniles que
llevaban su nombre: "Marchan las nuevas juventudes", que
presenta musicalmente ciertas dificultades por sus cambios de melodía:
Marchan las nuevas
juventudes, sueñan con una España en pie , ¡será!; vienen por todos
los caminos para traer grandeza y libertad.
Ya la ventura está con
nuestra juventud para conseguir su sueño de triunfar, y, entre voces de
amor, cantando al caminar.
La Falange en sangre me
entregó su historia de guerra y de luz. Vuelven tras el laurel mis
pasos al compás.
Así marcharé gozoso de
arriesgar la vida cada vez de morir o triunfar.
A la mañana, al caminar,
se encienden mis flechas tras el ardiente afán de que la Historia gane
por mi fe tiempo de Imperio y luz de Hispanidad.
Y entre canciones, risas
y amor, la juventud hará crecer alegres abriles, en que el sol no se
vuelva a ocultar.
Ya la aventura está...
Marchan las nuevas
juventudes...
¡Gloria! ¡Siempre la
Historia es un quehacer de amor!
La letra es de Enrique Llovet
y la música del prolífico Juan Tellería. En cuanto al contenido, se ven
claros los siguientes temas generales:
-
La juventud es la
encargada de la Revolución.
-
Idea del amor como
quehacer.
-
Evocación de la Falange
primitiva, de la que las FFJJ son la continuidad.
La Academia "José
Antonio" tuvo su himno en "El Dardo", con letra del Oficial
Instructor poeta Daniel Pato Movilla [51] y música de Enrique Franco
Manera; se repite el tema del amor-misión, en la especial tarea del
hombre titulado en la Academia:
"El Dardo vivo de un
quehacer vuela rebelde y con fe, en limpia trayectoria azul llena de
paz, amor y luz.
A La semilla fértil del
amor que ha de verte en mi misión entre horizontes de canción,
signados de una fe una verdad.
La juventud de España ya
siente en su pecho que mi voz rasga la oscuridad. (...)
Ya desde las OOJJ, San
Fernando fue proclamado Patrón de las juventudes falangistas; ahora
surgirá su Himno ("Al son de una marcha triunfal...") , con el
tema del "amor-misión". Como se puede ver, los componentes
ideológicos de las canciones van poniendo énfasis en una serie de temas,
considerados como esenciales en la educación de la juventud encomendada
al Frente de Juventudes; obsérvese también La disonancia entre las
consignas de esta juventud y la realidad socio-política española.
A partir de la década de los
sesenta, se advierte la sensible evolución ya indicada en el Cancionero,
como reflejo de los objetivos más generales, menos ambiciosos y más
pragmáticos de la que será denominada "Delegación de
Juventudes", con su nueva organización juvenil (OJE) Así, la
canción "Pasa la juventud" sigue invocando a ésta, pero de
forma menos revolucionaria, aludiendo simplemente a "ser los primeros
si empezamos a cantar", "conocer la Patria", "alegres
marcharemos", etc. La "Canción del Cid" es una rara
avis en este momento, ya que mantiene los temas primitivos, con
indicaciones muy claras desde su comienzo con "Despierta,
España":
Los Tercios jóvenes de
la Falange han rescatado para la heroica empresa los guiones viejos, los
imperiales, la Patria y Revolución.
La metáfora de la mies se
contiene en esta canción ("el tiempo viene de abrirse al sol las
rubias mieses...") , como asimismo en "Caminos de mi
España" -con letra de José García Nieto- y otras varias. Muchas
son también las canciones de la Organización Juvenil Española, y se
cantaron en paridad de oportunidades con las más popularizadas de épocas
anteriores ("Montañas nevadas", "Llámame
camarada"...) , apareciendo ambos grupos en los Cancioneros editados
en la época. "Si madrugan los arqueros", "Vale Quien
Sirve", "Amadís" , "Doncel" [52]... son las más
conocidas, junto al "Desperta, ferro", que va a introducir el
tema y la "mística" almogávar en la OJE:
¡Desperta, ferro, la
espada junto al labio! ¡Desperta, ferro, la espada cara al sol! Soy
almogávar y soy doncel de España, es mi camino la senda del honor.
Como el acero se forja
nuestra estirpe, fuego en el alma y el sol en el mirar; va mantenida mi
idea con coraje, marca mi paso mi afán de caminar.
¡Desperta, ferro! , se
oye en mi Campamento. !Desperta, ferro!, es mi grito y señal. Soy
almogávar, me gusta lo difícil, mi senda pasa siempre por la Polar.
Nuevas escuadras salidas
con la aurora alzan sus brazos tendidos hacia el sol. ¡Despierta,
España, redobles de Justicia! ¡Despierta, España, a flor de mi
canción!
Los temas insisten en lo
interno ("forja" como el acero, la difícil senda del honor) y
lo externo (España, Justicia); la simbología falangista se mantiene:
"cara al sol", "alzan los brazos".
Muy significativa es
"Envío", soneto original del poeta Ángel María Pascual,
fallecido en la posguerra [53]; la letra es clarísima, con un mensaje
apto para la época en que se compuso y, mucho más, para la que se cantó
como canción; si entonces podía aplicarse a una minoría que se daba
cuenta de lo que iba a ocurrir, ahora casi será el himno de tres
generaciones completas [54]:
A ti, fiel camarada, que
padeces,
el cerco del olvido atormentado;
a ti, que gimes sin oír al lado
aquella voz segura de otras veces,
te envío mí dolor.
Si desfalleces,
del acoso de todos, y cansado
ves tu afán como un verso malogrado,
bebamos juntos en las mismas heces.
En tu propio solar
quedaste fuera,
del orbe de tus sueños hacen criba.
Pero allí donde estés, cree y espera.
El cielo es limpio, y en
sus bordes liba
claros vinos de alba Primavera.
Pon tus ojos, arriba,
¡siempre arriba!
Como se ve, el desaliento del
joven falangista, que es arrojado de "su propio solar", al que
se le rompen todos los sueños, sólo tiene, como única solución, la
hermandad en la tristeza y la esperanza en lo que sigue siendo limpio: el
cielo. Se cantaba con ritmo lento y con muchos silencios entre conceptos;
aparece así el tema de la decepción, que se trataba irónicamente en
apartados concretos del Cancionero ("Cuando Falange con rumbo a Rusia
partió /... si sé que va a pasar esto/ a mí no me ven por aquí",
de la década de los 50).
También en la época de OJE
hay un intento por cambiar el ritmo de las canciones, tradicionalmente de
paso de marcha; surgirán así la "Canción de la Hermana
Mañana", "Canción de la Hermana Lluvia", "Canción
del Hermano Fuego" y "Canción de la Hermana Noche", con
letras eminentemente poéticas, sin que se omita la aspiración juvenil de
España. Se redujo su canto a los Fuegos de Campamento, pero no gozaron de
excesiva popularidad; eran Canciones más para ser oídas que para ser
cantadas.
En la década de los setenta
aún surgirán nuevas canciones ("Si conoces el camino",
"Si no puedes tú solo", etc.) [55], que no alcanzaron tampoco
mucha popularidad, ya que las Unidades de OJE seguían cantando las
primitivas canciones del principio de los sesenta y las tradicionales de
las Falanges Juveniles, el empecinamiento era, más bien, en esta época,
rebeldía o nostalgia.
La Delegación Nacional de la
Juventud pone en circulación, en 1975, dos canciones de letra -en mi
opinión- muy significativas; su ritmo es moderno, alejado de redobles de
tambor. Se trata de "Nunca estaremos solos si cantamos" y
"En las calles de cualquier ciudad"; evidentemente, no eran para
ser cantadas en desfiles, no con aires triunfales [56]:
"Nunca estaremos
solos si cantamos, jamás cantaron bien voces cansadas, juntemos hoy las
nuestras reposadas, que es hora de saber a dónde vamos.
Debemos siempre ver
nuestros veranos con esta luz que nunca olvidaremos, la luz siempre es
la misma, no cambiemos, que es hora de saber a dónde vamos. "
El "que es hora de saber
a dónde vamos" formulado en 1975 no deja de tener su ingenuo
encanto; ahora bien, "la luz siempre es la misma, no cambiemos",
pretende quizás mantener la esperanza y la difícil unidad. Esperanza que
se convierte en consigna:
"No ha de tardar el
día que esperamos, el día que entre todos alumbraremos, cuando entre
tanto sol nos encontremos"
Desde el punto de vista
poético, hay una alusión a los versos inmortales de Ronsard y Garcilaso,
en la tercera estrofa ("Vendremos a estos pueblos que hoy pisamos! a
recoger más viejos nuestras rosas...") de gran belleza formal.
Más sintomática es, aun, la
letra de la otra canción:
"No temamos porque
el invierno nos separe con frialdad, ya sabremos reconocernos en las
calles de cualquier ciudad.
Nuestras señas están
bien claras, no nos podemos equivocar; que se note en nuestras caras la
fuerza que da la lealtad.
No temamos que al
apagarse nuestro cielo azul no brille más, despedirse no es separarse,
cuando hay fe es juntarse un poco mas.
Cuando duelan tantos
caminos, sangres nuevas nos ayudarán a empujarnos hacia el destino,
nuestras voces siempre cantarán. (. ..) "
Al igual que la anterior, una
letra aparentemente incolora nos está transmitiendo un
"mensaje" de indudable contenido ideológico:
"invierno", "frialdad", "lealtad",
"apagarse... el cielo azul", "sangres nuevas", etc.
¿A quién iban dirigidas estas canciones? En 1975-76, la Delegación de
la Juventud había alcanzado su mayor cima de neutralidad política,
adquiriendo un aspecto funcional técnico como nunca lo había tenido; la
propia Organización Juvenil Española adoptaba un camino despolitizado
evidente [57]. Parece un mensaje destinado, crípticamente, a quienes van
a experimentar la transición política en el naufragio de sus ilusiones.
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