Eran cuatro
camaradas,
cuatro camisas azules.
Eran cuatro camaradas,
cuatro camisas azules
y veinte flechas bordadas
cuatro camisas azules
y veinte flechas bordadas.
Uno
cayó cara al sol
bajo el cielo del Jarama.
Uno cayó cara al sol
bajo el cielo del Jarama,
las flechas de su camisa
se hicieron rosas en grana,
mientras tras voces decían:
-Yo tenía un camarada.
Cayó
el segundo en la cumbre
de una montaña nevada.
Cayó el segundo en la cumbre
de una montaña nevada,
lívido de amaneceres
sobre la nieve manchada,
mientras dos voces decían:
-
Yo tenía un camarada.
Otro
se marchó al lucero
que en el ciclo le esperaba.
Otro se marchó al lucero
que en el cielo le esperaba,
donde falangistas muertos
forman centurias de plata,
mientras una voz decía:
- Yo tenía un camarada.
Un
beso de fuego y plomo
mordió la última palabra.
Un beso de fuego y plomo
mordió la última palabra,
jinetes sobre los montes
cuatro luceros cabalgan,
y el eco va repitiendo:
-
Yo tenía un camarada.
Si
les quieres escribir,
ya sabes su paradero.
Si
les quieres escribir,
ya sabes su paradero,
junto con los camaradas
que hacen guardia en los luceros.
Junto con los camaradas
que hacen guardia en los luceros.