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Publica la Asociación Cultural "Rastro de la Historia".

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El Rastro de la Historia. NÚMERO SIETE

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HACIA UNA HISTORIA DEL FES (VI)

Francisco Blanco y José Lorenzo García

Los sectores en donde mayormente podía significarse un grupo político eran el obrero y el estudiantil, ambos frentes constituyeron la franja de vanguardia en la lucha contra el régimen, y por supuesto una opción transformadora, dinámica, había por fuerza de dirigir sus invectivas contra el inmovilismo institucional y muy en particular contra la antigualla del Partido único, al que interpretaban como falsificador de la Falange.

El movimiento obrero

Fue en 1963 cuando Ceferino Maestú publicaba un folleto de título La Falange y los Sindicatos obreros" en donde, tras repasar el sindicalismo falangista republicano, hacía una llamada a la esperanza (1). Se desempolvaban los rancios sabores, ya olvidados, del obrerismo jonsista, se apostaba por conseguir un estado  de justicia social alejado de posturas acomodaticias, y se expresaba la voluntad de competir revolucionariamente con otros movimientos obreros. Si en la historia reciente tales presupuestos se habían dado ¿por qué no ahora?

La estructura económica del país era capitalista sin paliativos. El régimen había ido abandonando en el camino lo que de sindicalismo falangista pudiera haber tenido. Persistían tan sólo ciertos substratos legales y un vocabulario tópico.  Los  tiempos de las movilizaciones sindicales por parte de la Falange quedaban lejos, no atravesaban el umbral de los años inmediatos  de posguerra con los intentos del falangista Salvador Merino que asustó a empresarios, Ejército e Iglesia y que fue convenientemente purgado, a pesar de lo cual resulta curioso que esta alternativa falangista no reivindicara la figura del antiguo Delegado de Sindicatos. No se establecieron nunca  puentes de entendimiento  con ningún ministro falangista que hubiera desempeñado jefatura en los sindicatos del régimen, parcela tradicionalmente considerada del dominio azul.  

El FES juzgaba mala la situación de los trabajadores. Su participación en la renta nacional había descendido. La realidad agraria merecía el calificativo de "desesperada" para algunas zonas. Constituían los factores más degradantes un paro que afectaba a 600.000 personas y dos millones de emigrantes. Junto a esta realidad, y viviendo de ella, estaba el capitalismo y por la Falange, que multiplicaba sus beneficios sin mejorar siquiera las condiciones de vida de sus trabajadores.

Se efectuaba una crítica que perfectamente podía haber sido asumida por cualquier integrante de la oposición de izquierdas. No existía el mínimo alborozo por las realizaciones del régimen por parte de esta Falange que intentaba conseguir prestigio entre las filas de los trabajadores. Las menciones al obrerismo jonsista-falangista servían de autoconvencimiento, de generadoras de ilusiones, aunque bien sabían estos utópicos falangistas   la escasa fuerza real que entre los obreros había tenido la Falange. 

Sin la parafernalia al uso, pero de claro contenido falangista en su sustancia era la revista Sindicalismo, del año 64, obra de Maestú, con tan solo cinco números publicados, que era repartido en núcleos obreros y en bocas del metro madrileño. Su distribución en la zona obrera de Villaverde fue juzgada por la organización de éxito  al haberse vendido 1500 ejemplares en un par de horas. Si bien era Maestú el ideólogo de la publicación, no cabe duda que allí se expresaba el contenido sindical de aquel incipiente núcleo falangista.

Las diez cartas de Hillers, Carmena e Izquierdo dirigidas a mandos de la OJE, mostraban una acusada sensibilidad sindical en las críticas que se ejercían a los ministros de Trabajo o Comercio y en la necesidad imperiosa de que surgieran sindicatos falangistas (2).

Fue también el año 64 quien presenció la creación, en dependencias del Movimiento, del Centro Social Manuel Mateo. Allí se reunían Camacho, Ariza y otros militantes del PCE en esta primera etapa de Comisiones Obreras, ocultando su identidad bajo la de socialdemócratas. También frecuentaban el local falangistas disidentes como Maestú, Perales o Fernando Pérez Garijo. Primitivos contactos quedaron rotos a propósito de los distintos criterios sindicales en torno a un grupo de jurados de empresa; esta fue la causa inmediata. Las ideologías, tan dispares entre unos y otros fue la raíz del desacuerdo. Ceferino Maestú había acudido con la siglas UTS (Unión de Trabajadores Sindicalistas) a la creación de la Comisión de los 16. Había una gran esperanza en canalizar la lucha obrera por cauces falangistas, pero pronto cundió el desánimo. Maestú abandonará el movimiento  falangista, posiblemente convencido de que era inútil una "oposición falangista". El relevo en el incipiente obrerismo se hará con las siglas FNT y como inspirador de ese Frente Nacional de Trabajadores actuará el histórico falangista disidente Narciso Perales Herrero.

La espiral dextrógira, que utilizaron como emblema o marca sucesivamente el F.N.T. y el F.S.R.

El contacto con la Organización Sindical quedaba descartado, a lo que no era ajeno el franquismo medular de los falangistas allí colocados. Si se pensaba que el Movimiento y la Organización Sindical eran las dos grandes armas de opresión de los que se servía la plutocracia resultaba un tanto forzado cualquier intento de comprensión hacia el sindicalismo del régimen.

La negativa a integrarse en los circuitos del sindicalismo oficial, considerado de extremada corrupción, aun cuando se tuviera por parcela falangista, les llevó a pedir la abstención en las elecciones sindicales de 1966 (3). Esta  petición  de  boicot  a  las   elecciones, junto a la crítica sobre el nuevo salario mínimo se hicieron en un panfleto de septiembre del 66 en el que ya aparece la dextrógira, más tarde símbolo del FSR profusamente utilizado.

¿Qué pretendía el FNT? Crear un sindicato único,  libre, representativo y obligatorio, y luchar por la desaparición del capitalismo. Se creía en una sociedad con banca de la nación, en la que los servicios públicos fueran lo que su nombre indicaba y donde la propiedad de tierra y empresa fueran de los que las trabajaban. Tal declaración de intenciones suponía desde luego compartir planteamientos izquierdistas al menos en el constructo teórico. El grado de utopía era enorme, pero entonces aún se vislumbraban alternativas de transformación radical al sistema capitalista. 

Participaron estos falangistas en los comités de empresa de la Standard-Marconi, haciendo gala de un lenguaje mimético del de la izquierda: "¿Por qué hemos de ser los trabajadores los que suframos las consecuencias? !Que inviertan los millones de pesetas repartidos como botín del robo de nuestro sudor en solucionar la crisis." La asimilación izquierdista no sólo era en el lenguaje y fue también utilizada, de vez en cuando, en el análisis teórico. La distinción entre trabajo, fuerza de trabajo y remuneración, eran usadas al hablar del engorde del capitalismo al lado de los raquíticos salarios mínimos que decretaba el gobierno.  

Al  examinar   la  postura  que manifestaban en esta época surge la duda de si este maximalismo verbal podía amparar situaciones conservadoras cuando no reaccionarias, pero difícilmente esto puede ser aceptado cuando siempre hubo la negativa sistemática a  imbricarse en el sistema y, desde la extravagante trinchera de lucha escogida, se iban condenando a convertirse en un grupo marginal.

Con el nombre de Falange Nueva se lanzó propaganda en contra de Solís, "el Delegado Nacional de Sindicatos que no son sindicatos", a propósito de la fijación del salario mínimo. La utilización de ese nombre, que parecía responder al sentir de estos falangistas disidentes como contraposición a la vieja

Falange del Movimiento, pronto se dejaría de utilizar porque parecidos términos utilizaban, o con ellos se definía, a quienes relanzaban la ideología fascista en otras partes de Europa.

El FNT cambiará su nombre, para hacer más vendible la mercancía por el de Frente Sindicalista Revolucionario. Según Ellwood es el 66 el año del abandono de Perales y de otros militantes por el autoritarismo que, según decían, imponía Hillers en la organización. Otros datos sugieren que la marcha de Perales ocurre en el 67. Fue en Abril de ese año cuando el FNT denunciaba "a todos los estudiantes" la miseria del convenio de la banca, la opulencia de los beneficios de los banqueros y les convocaba a una manifestación ante el cine Carlos III de Madrid en donde se habría de celebrar una Junta de accionistas. Consecuencia de aquella concentración fue la detención del dirigente del FES Antonio Hermoso Trigo.

Presenciaba el año 67 el final de los escarceos de la Falange alternativa, con organización propia, en el mundo del trabajo. No faltarán a partir de aquel año, desde las publicaciones del FES  o mediante charlas de miembros del grupo, la crítica económica y social junto al esbozo de soluciones. Particularmente en lo que tocaba a la promoción cultural de los trabajadores y en el acceso a la universidad de los mismos,  en donde el FES reclamaría  al gobierno "medidas de excepción" para lograrlo.

Los sucesos de Octubre del 70 en Granada, que produjeron tres muertos, contaron con la participación falangista (que con las siglas FES acude, al haber desaparecido el sector laboral de la organización) llegando incluso a acusar tanto al gobierno como al PCE de reprimir la huelga general convocada para el 21 de Octubre. Fueron precisamente los sucesos de Granada, los últimos en donde la organización participaba  como tal en  movilizaciones de trabajadores.

El combate en el sector obrero era muy duro. Experiencias personales de militantes sindicalistas falangistas, víctimas de la represión empresarial, que quedaron en el más absoluto desamparo, unido al escaso eco que entre los trabajadores tenía la protesta de este signo, fueron causas que llevaron a desistir de la lucha en este frente, si bien hubo esporádicos intentos de acción sindical obrera, bajo las siglas F.T.S., Frente de Trabajadores Sindicalistas, e incluso, en Galicia, se hizo propaganda bajo el nombre de un episódico F.L.S., Frente de Labradores Sindicalistas.

Sello o emblema que lució la propaganda del Frente de Trabajadores Sindicalistas

Aunque se sometía a dura crítica al sindicato vertical, complejo burocrático y controlador, no se demandaba abiertamente la libertad para la organización de sindicatos: pesaba la ambición de unidad sindical. Desde Resurgir se manifestaba una  postura equidistante tanto del sindicalismo oficial como de las peticiones de libertad sindical que entonces reclamaban Tierno, Laín o Ruiz Jiménez entre otros. 

Si algo se acusa con claridad es la escasez de recursos, indispensable para acometer una tarea sindical de algún fuste, y cierta falta de definición, en un sector donde los planteamientos concretos, de aquí y de  ahora, no se producían con la nitidez deseable, alzando como banderín de enganche utópicos objetivos compartidos por la izquierda más radical, que ciertamente no alcanzaron el éxito.

NOTAS

  1.- El librito de Ceferino Maestú, lanzado a multicopista, finalizaba así:"Camaradas: Si los demás movimientos obreros se sienten fuertes porque tienen historia, porque detrás de ellos están años de lucha, hombres que murieron por su ideal, sacrificios y renunciaciones, también nosotros tenemos un bagaje que nos impulsa, exige y condiciona. Que el recuerdo de García Vara, de Montesinos, de Orellana, de Moldes, de Manuel Mateo, de José Antonio Primo de Rivera y con todos los muertos de la Falange y de sus sindicatos nos obliguen a conseguir, con paz o con violencia, la Justicia y la Libertad en Nuestra Revolución"

2.- S. ELLWOOD, Ob.cit., p. 224

3.- Los panfletos lanzados para aquella ocasión decían: "Lo que   debemos  hacer  los trabajadores es abstenernos de todo contacto con la OS que pueda ser utilizado para su engorde y sostenimiento, y elegir en nuestras fábricas, talleres y secciones a los mejores y más capaces, para que a expensas de la OS y con apoyo directo a todos nosotros, gestionen directamente nuestros intereses laborales y resuelvan los conflictos colectivos cada vez que surjan"."Los que se presentan y los que voten hacen el juego a Solis. Salga lo que salga será igual. Los que mandan  son los especuladores de  solares, los truquistas de finanzas, los ricos tronados puestos a  flote por la llamada acción concertada, los negociantes protegidos, los perceptores de las grandes  comisiones de compras, los explotadores directos y afortunados de nuestros esfuerzos y de nuestro sudor, los multipolienchufistas. La ralea de los banqueros, aliada a los aventureros del poder político".


HACIA UNA HISTORIA DEL F.E.S.  

SUMARIO  

I.- Número 2 de la revista:  

V.- Número 6 de la revista:

Introducción.

La definición doctrinal-

Metodología.

Lo azul.

Antecedentes y controverisa ideológica.

Conceptos vertebradores.

El estado de la cuestión.

El marco católico.

II.- Número 3 de la revista:  

VI.- Número 7 de la revista:  

Antecedentes.

El movimiento obrero.

III.- Número 4 de la revista:  

VII.-Número 8 de la revista:

La aparición del F.E.S.

El movimiento estudiantil.

Formaré junto a mis compañeros.

 

IV.- Número 5 de la revista.

y VIII. Número 9 de la revista.

Estructura orgánica

El inmovilismo institucional.

La Asociación Juvenil Octubre

Notas.

El Círculo Ruiz de Alda

Epílogo.

Los militantes del F.E.S.

Bibliografía utilizada.

Publicaciones.

 

Relaciones con grupos de extrema derecha.