Hecho el silencio, el señor Primo de Rivera fija la posición de
Falange Española, que no está ni en la derecha ni en la izquierda,
por dos razones: la primera, porque lo que una da la otra lo quita;
mientras, seguimos sin pan y sin justicia, y la segunda, porque esa
política de derecha e izquierda divide a los españoles, en vez de
unirlos para una empresa nacional común.
Relata lo que ha ocurrido hasta conseguir que Falange Española
tenga que presentarse sola en la lucha, y refiere cómo ellos
anunciaron hace tiempo, en Madrid, que la próxima lucha electoral,
como así ha sucedido, se entablaría entre los extremos de uno y otro
partido.
Añade que España es una nación rica, que está sin explotar,
mientras que hay tantos hombres parados que no tienen qué comer, con
cuya hambre especulan los vividores de la política.
Censura los grandes sueldos de los consejeros de Administración de
grandes empresas industriales. Aboga por que se cree un fuerte Estado
basado en un poderoso Ejército de mar, tierra y aire, para que
España sea respetada en el concierto de las demás naciones europeas
y cumpla su destino glorioso.
Con un emocionante canto patriótico termina su discurso el señor
Primo de Rivera . que es largamente ovacionado.
Al acto asistieron numerosos camaradas uniformados de los pueblos
del partido, que saludaron con el brazo en alto.
Semanario La Muralla, de Trujillo, Cáceres, 16 de febrero
de 1936. Proporcionado por el camarada Julián García de Guadiana.