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  SÍNTESIS DEL DISCURSO PRONUNCIADO EN CÁCERES, EN EL TEATRO NORBA, EL MARTES 11 DE FEBRERO DE 1936

Primo de Rivera comienza diciendo: "Veo por todas partes rótulos aconsejando votar a España, ¿a quién se ha de votar en estos momentos?" Esa propaganda no basta, manifiesta. Porque España no es eso, a menos que sea una falsa invocación. España es la tradición, su historia, su destino, su gran misión; cuando España dejó de ser todo esto vino a dar en lo que estamos presenciando, y lo que podrá ocurrir es fácil preverlo. O somos hermanos o somos los mismos mercaderes o, sencillamente, no formamos una Patria. España era una nación en la que había para todos, pero desde hace unos cuantos lustros se ha especulado con su vida, con el afán de emancipación de su pueblo; la situación que configuraba el feudalismo era mejor que lo de ahora.

Hay dos clases de propietarios: el que dirige, desempeñando una función social con competencia e interés, y otro, el que sin saber nada de la explotación agrícola sólo se preocupa de cobrar la renta, sin misión por arriba, ni convivencia por abajo. Los demagogos son los interesados en que esto siga para que haya desesperados. Las derechas tampoco ponen gran interés en remediar esto.

Describe el panorama de muchos pueblos de España, donde se vive en la mayor miseria; sólo se les lleva pan en el período electoral, a título de una caridad fingida, que no se siente en otros momentos más que en los presentes.

Habla del pucherazo, que sólo se realiza por ignorancia de las pobres gentes de los pueblos, y dice que este procedimiento, a su vez, lo utilizan las izquierdas y las derechas.

No cree en el peligro de la revolución; es el coco de todas las campañas electorales desde el advenimiento de la República. Las anteriores Cortes fueron regidas bajo la consigna del miedo. Hay que devolver a España lo que propugna la Falange Española, que es Patria, pan y justicia; por eso la Falange está sola, sin inteligencias con nadie; ni un solo puesto se les ha ofrecido; y que conste así para que lo sepa toda España, después de haber sido los de Falange los que iniciaron la organización del Frente Nacional; nos importa únicamente el reconocimiento de nuestra organización. No hay que temer el triunfo de las izquierdas, porque el Poder no se les entregaría, aunque se apoderasen de él, y en cuyo gesto todos estaremos juntos, lo mismo que en octubre cuando no hubo diferencias entre los dispuestos a salvar a España.

Cree que es mayor peligro el que vayan a las Cortes quince o veinte partidos, con los cuales será imposible gobernar.

Terminó diciendo que no hay más lema que el de ellos en momentos como los presentes ¡Arriba España!

Arriba, núm. 32, 13 de febrero de 1936
La Época
, 12 de febrero de 1936
ABC
, de Sevilla, 12 de febrero de 1936.


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