"Camaradas: Me voy a Oviedo a saber qué ha pasado y qué
pasa. El Gobierno miente en todo lo que dice, y Falange Española de
las J.O.N.S. necesita averiguar la verdad para gritársela a España
entera. No tengo que daros instrucciones, pues estoy orgulloso de
vosotros y sé que cumpliréis ciegamente las que os den vuestros
jefes directos. Pero sí quiero deciros a todos una sola cosa. La
cobardía del Gobierno está preparando los hilos de una burda
maniobra impunista. Impunidad para los cabecillas y los dirigentes
impunidad para los militares que han deshonrado su uniforme y para los
políticos que han lanzado a unas pobres masas embrutecidas de odio a
las más atroces violencias. Algunos de estos delincuentes fanatizados
pagarán el pato, mientras para los inspiradores se preparan indultos
y amnistías con los que comprar la permanencia en el Poder un par de
años. Lo sabemos y debemos oponernos. Acaso, esa fuerza pública que
permite la fuga de los jefes marxistas tire contra nosotros por gritar
la verdad a España. No os importe. Morir con la verdad en los labios
y en el corazón es morir en gracia de Di os, como murieron nuestros
camaradas con el grito de su fe. Yo me voy a Asturias esta noche. Sé
que algunos intentabais hacerme una manifestación de despedida en la
estación del Norte. Os lo agradezco, pero os lo prohibo. Es mucho
mejor que nos digamos adiós así, sencillamente, como camaradas. Si
yo no volviese de Oviedo o alguno de vosotros me faltase al regreso,
caído en acto de servicio, tened la seguridad de que más tarde
habremos de encontrarnos en un cielo más alto y más azul que
ninguno, que Dios está creando para los falangistas. Pero como no es
cosa de que se desaprovechen esas ganas de chillar en la estación
que, al parecer, os acucian, os propongo las empleéis en la calle de
Alcalá, en la Puerta del Sol, en la Gran Vía, en esos sitios donde
Madrid vuelve a la pereza del café, al paso impreciso y los piropos.
Nada de salir en manifestación. Os vais en grupos pequeños,
paseáis, os paráis y discutís a voces entre vosotros. No importa
que vuestras palabras sean confusas. Sólo tenéis que pronunciar con
toda claridad estas dos: impunismo y justicia. Por vez primera os
aconsejo que os dividáis. Algunos, que se sacrifiquen y hagan el
papel de impunistas, y otros, el de justicieros. En seguida os
cercarán los verdaderos impunistas, y entonces, todos la emprendéis
a mamporros con ellos, gritando: '¡Arriba España!' Vendrán los
guardias, los cobardes se empeñarán en que bajen los cierres de las
tiendas y se cierren las puertas de los casinos y cafés donde se
frustran desde hace un siglo los deseos de justicia de España, y se
desmayará alguna señora. Y vosotros seguiréis gritando:
"¡Arriba España!", con la seguridad de que por cada
señora desmayada en la calle hay tres ministros pensando, llenos de
susto, en la dimisión."
Palabras de José Antonio, en vísperas de su visita a Oviedo,
pronunciadas en el local de Marqués del Riscal el 21 de octubre de
1934. (Del libro de Ximénez de Sandoval: "José Antonio.
Biografía apasionada", páginas 355–356.)