El señor Primo de Rivera interviene, y después de saludar a la
Cámara, replica a las palabras del señor Gil Robles manifestando que
no comprende eso de dictaduras de izquierdas ni de derechas. Nosotros
no queremos divinizar el Estado, sino todo lo contrario. Agregando que
ya es bastante absurdo que haya izquierdas y derechas: es mejor un
Estado igualitario en que todos se rindan a una unidad de destino, de
sacrificio y de lucha (1).
El señor Primo de Rivera habla brevemente a raíz de la
intervención de Prieto. El no ha provocado lo ocurrido. Se han
lanzado aquí dicterios contra hombres ausentes y fallecidos. La
Comisión de Responsabilidades ha actuado libremente durante tres
años para esclarecer las culpas de aquellos hombres. Ha callado,
dice. Sólo ha exigido en un proceso famoso que se distinguiera la
responsabilidad política de la responsabilidad de gestión.
Nada se ha podido demostrar contra aquellos hombres. Yo adhiero a
la petición del señor Gil Robles. Pido más; pido que se constituya
otra Comisión de Responsabilidades, que se juzgue la actuación de
aquellos hombres. Y si nada se prueba contra ellos, si queda todo
reducido a charlas de periódicos y mentiras del Ateneo, entonces
solicito que, como en un Tribunal de Honor, se excluya a todos los que
sigan desahogándose con esas calumnias (2).
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(1) El Sol, edición del 20 de diciembre de 1933.
(2) Diario Universal, edición del 21 de diciembre de
1933.