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  RESUMEN DEL DISCURSO PRONUNCIADO EN SANLÚCAR DE BARRAMEDA, CÁDIZ, EN EL TEATRO VICTORIA, EL 8 DE NOVIEMBRE DE 1933, CON LOS AUSPICIOS DE LA AGRUPACIÓN LOCAL INDEPENDIENTE

Empieza diciendo que siente no poder corresponder a los amables e inmerecidos elogios que se le han tributado, sino como una humilde promesa de que si consigue ser elegido diputado, va con una consigna: la de que estas Cortes no sigan un paso más el camino emprendido por las Constituyentes.

Olvidemos el corto lapso de tiempo transcurrido después de seis años que llaman indignos, y que yo me enorgullezco en llamar gloriosos.

Con verbo cálido hace una emocionante descripción de los hechos que motivaron la pacificación de Marruecos... (Otra ovación cerrada le impide continuar.)

Y cuando todo era paz y trabajo y prosperidad, a unos intelectuales decadentes se les ocurre decir en un café de Madrid "que esto no podía ser"; "que esto no podía seguir así", y el pueblo español, que vivía tranquilo, votó contra la dictadura que de ese modo "le oprimía". Esos han sido los diputados de las Constituyentes.

España, dice la Constitución, es una República de trabajadores; pues bien: España, ni es República, ni es Monarquía; es una unidad permanente al servicio de todos los españoles, trabajadores y capitalistas.

¿España no es católica? ¡Es mentira! No existen pueblos laicos. Cuando el ser humano se pregunta qué hay más allá de la tumba y de nuestro materialismo, y se vuelven los ojos hacia la incógnita del infinito, no se puede contestar con la sonrisa satánica y pálida de don Fernando de los Ríos.

España no configura ya una unidad, después del rumbo seguido por Cataluña y el que desgraciadamente inician otras regiones.

Combate el divorcio, que destruye los cimientos de las familias y de los pueblos sobre los que se asienta la integridad de la Patria. España no es independiente: la influencia de Amsterdam lo proclama.

Recuerda la misteriosa visita de Herriot, que nadie sabe a lo que vino ni qué pactos secretos se fraguaron, pero inmediatamente empezaron las obras de dragado del puerto de Mahón y el "tubo de la risa", que es el tubo de la afrenta construido para dar paso a las tropas coloniales de no se sabe qué país.

Trata de la Ley de Reforma Agraria, y pregunta si hay algún campesino que haya recibido un pedazo de tierra; pero, sin embargo, el que tenga relaciones en Madrid, que pregunte por las oficinas, donde se nutre una numerosa burocracia, con fastuosas alfombras, con un lujo asiático, y diga si eso no humilla por igual al terrateniente despojado y a los obreros escarnecidos. (Gran ovación.)

La situación actual es producto que han dejado las Constituyentes y Azaña. España no puede salir de esas Cortes, ni de ninguna corporación parlamentaria; no creo ni poco ni mucho en el sufragio universal inorgánico. El sufragio lo que hace es dar la victoria al partido más fuerte, sin que la expresión de esos votos alcance a traducir la verdadera realización de la voluntad nacional; acepta la realidad de la lucha, pero el destino de la Patria no se resuelve con unos votos. Triunfaría acaso un partido, nunca la integridad de España.

Termina diciendo que la Patria que él quiere no saldrá de las Cortes: pero no se perderá tampoco. Cuando vayan a ella, dirán las derechas: "Hasta aquí"; para cuando otra vez vuelvan, decir todos: "Desde aquí hacia la España del pasado y del futuro; otra vez hacia nuestra eterna España."

La Unión, de Sevilla, 11 de noviembre de 1933.


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