"Estos amigos, con su exceso de amabilidad, me han hecho el
mal servicio de presentarme como un fenómeno, y yo no soy fenómeno
ni como orador ni de ninguna manera, ni siquiera en lo físico, que no
quiero merecer la repulsa de todas mis electoras. Me sorprendió mi
nombramiento de candidato, y de buena gana me dedicaría a otras
actividades, pero hay que reconocer que en estas circunstancias nadie
puede rehuir el papel que convenga en la lucha, aunque sea el de
fenómeno electoral.
Nosotros, al pediros los votos, no prometemos nada, ni siquiera el
dragado del puerto, que ya realizó quien a nadie pidió votos (esta
delicada alusión a la memoria de su padre despierta grandes
simpatías que se traducen en aplausos). Lo que hay que prometer en
estos momentos es rescatar a España, impedir que algún día nuestros
hijos, y quizá nuestros hermanos menores, se encuentren sin España.
España no es esa cosa material que se llama Península Ibérica, sino
una unidad espiritual indestructible.
Después de algún tiempo de libertad vuelve a aparecer el
pesimismo y parece que España queda hundida con la actuación de ese
equipo infame de los dos últimos años, que ha dividido a los
españoles en clases, creando dos ejércitos para sembrar el odio y la
destrucción en lugar del amor de hermanos. Por eso los candidatos
esperamos que votéis todos, y más aún esperamos que vote la mujer,
sin temor al peligro, para devolver a España la convicción de sí
misma."
Enumeró algunos actos de heroísmo de distintas regiones
españolas, para concluir que siempre se realizaron bajo el signo de
España. A los obreros dice que ésta no es candidatura de partido,
sino para todos; pero no se puede ir a los jornales de hambre, ni a
los de pereza, sino que pensando en la Patria, cada uno debe realizar
su tarea hasta encontrar a España salvada y fuerte.
"Y pasado el tiempo, nos reuniremos bajo este cielo, en una
tarde como ésta, no ciertamente para reclutar votos; vosotros,
cansados ya; vosotras, bellas todavía, aunque con la belleza que da
el atavío de los años, y nuestros hijos, que no votaron, pero que
verán con orgullo nuestros barcos cruzar los mares y mirarán con
admiración cómo se alejan nuestras fronteras..."
Diario de Jerez, 7 de noviembre de 1933.