Saluda a los fieles y leales de la obra de su padre. Ha venido como
miembro del Comité Directivo de Unión Monárquica a terminar la
organización de este partido en la provincia, y, como Primo de
Rivera, a visitar la circunscripción de jerez, donde tiene una
herencia que recoger legítimamente.
Dice luego que al volver a Cádiz, de donde partió hace trece
años, cuando aún era niño y desempeñaba su padre el Gobierno
Militar de la Plaza, ha experimentado emociones de muy diversa
índole.' Una, de tristeza, por el recuerdo y la ausencia del que se
fue para todos, y otras, confortadoras y de alegría al contemplar la
gran transformación y el verdadero engrandecimiento material a que
Cádiz ha llegado, pareciendo que hasta se ha modificado el efecto de
las brisas marinas para poblarlo de bellísimos y maravillosos
jardines.
Continúa diciendo que viene a visitar al alcalde, que se encuentra
ausente, y que ya que por esta circunstancia no ha podido saludar a la
ciudad en la persona de su alcalde, la saluda en la de todos los allí
congregados.
Habla luego de la labor realizada por este alcalde en mejoramiento
y embellecimiento de la ciudad, y felicita a todos por ello.
Agrega que quiere recordar a todos, sin que en ello haya
inmodestia, cuántos fueron el cariño, la solicitud y los desvelos
que su padre puso siempre en cuantos asuntos, vitales y problemas
gaditanos se le presentaran, en cuya labor beneficiosa para Cádiz
llevó siempre la iniciativa con una constancia y un afán insuperable
José María Pemán, a quien hoy Cádiz debe todo su engrandecimiento,
porque si hoy esta ciudad está transformada y embellecida lo está
gracias a la obra de un alcalde que Pemán propuso a su padre y que
Pemán sostuvo en todo momento.
Si Cádiz -dice- tiene una deuda de gratitud con mi padre, que
siempre se desvelé por sus problemas, es Pemán el único indicado
para recoger esa deuda; porque Pemán, que durante los años de la
Dictadura se destacó y se colocó en primera fila por su talento y
por su verbo elocuentísimo, como principal paladín de la obra y de
las doctrinas de mi padre, habiendo merecido recompensas que para
otros hubieran sido siempre codiciadas y preciadísimas. rechazó
siempre que le fueron propuestas todas esas recompensas, y a mí me
consta, porque en más de una ocasión fui testigo presencial de ello,
que al hablarle de algún premio para sus eminentes servicios rogó
que esos premios fueran sustituidos por mejoras para Cádiz.
Voy a hacer uso -agregó- del carácter de socio de honor que me
acabáis de otorgar, honor que es para mí de un valor inapreciable, y
voy a haceros una proposición. Esta proposición se refiere al puesto
de honor y de enorme responsabilidad que por derecho propio le
corresponde. Hoy Pemán es acreedor a que vosotros, como acontecía
con los antiguos caballeros al entregarles la espada, le entreguéis
todo el honor de una elevada investidura y le carguéis con toda la
responsabilidad que a esa investidura corresponde. Me refiero a que
Pemán debe ostentar vuestra representación en las futuras Cortes, a
donde lleve, con su esclarecida inteligencia y con su verbo cálido y
elocuente, el eco de esa enorme masa de opinión sana, robusta y leal
a la que vosotros representáis en este momento.
Estoy seguro -termina- de que Pemán contará, cuando llegue su
día, con el apoyo de todos, porque es un deber de gratitud y de
lealtad.
Diario de Cádiz, 5 de julio de 1930.