Le sorprendieron algo nuestros deseos, porque don José Antonio en
su modestia, en su sincera modestia, no se creía con méritos o
personalidad para ser interviuvado; pero nuestros ruegos, basados en
el interés público, le deciden a hablar y nos dice:
– Ya que quiere usted que por conducto del Diario de Jerez me
comunique con este pueblo de la predilección de mi padre, y todos
nuestros amores, le suplico haga constar mi más profunda gratitud por
el recibimiento que se me ha hecho. De sobra sé que nada de esto
merezco, que todo se ha hecho en honor de mi padre como prueba del
cariño que aquí le tenían y de los merecimientos que en todo
instante le reconocieron los jerezanos. Por eso mi agradecimiento es
mayor y mi emoción más intensa.
– ¿...?
– Nunca pensé dedicarme a la política. Ni aun en aquellos años
en que mi padre gobernaba pasé por mi imaginación la idea de actuar
como político; pero muerto mi padre, los ministros civiles del
Gobierno que presidió, exceptuando los señores Aunós y conde de los
Andes -el primero, por sus aficiones puramente sociales, y el segundo,
por los motivos que adujo en nota de todos conocida-, quisieron seguir
las últimas instrucciones del que había puesto hasta lo más íntimo
de su vida al servicio de la Patria. Y respetando aquellos últimos
deseos, constituyeron el partido de Unión Monárquica Nacional, del
que será jefe el ilustre conde de Guadalhorce, y al que, como es
natural, quedé afiliado.
– ¿...?– Lo hice así porque lo creía un deber, pero quedando
como soldado de fila del naciente partido político. Y soldado de fila
soy, dispuesto a seguirlo en su empresa de buscar la tranquilidad y el
engrandecimiento de España.
– ¿...?– El nuevo partido de Unión Monárquica Nacional,
recogiendo las inspiraciones e ideario de mi padre -claro que
apartados del régimen de dictadura, que fue transitorio- procurará
llevar a la política española el nuevo ritmo que permita el
desenvolvimiento de las riquezas de España, de su agricultura, de su
industria y de su comercio, a base del orden como fundamento de toda
obra social que pueda ser grandemente provechosa.
Al hablarle de la proximidad de elecciones, sentí que me obligaba
el deber de reclamar para el apellido de mi padre el puesto que a él
hubiera correspondido. Y hoy más aún, porque después del
recibimiento que se me ha hecho como homenaje a mi padre, que era el
que todo lo merecía, me siento más ligado a este pueblo y obligado a
trabajar por él con todos mis entusiasmos, con tanta voluntad y con
tanta decisión como mi padre lo hubiera hecho, aunque ni como sombra
de lo que él, con su valer, hubiera realizado.
– ¿...?
– Mi primer pensamiento, y en ello persisto, fue presentar mi
candidatura por Jerez (1), pero sin pacto previo con otras
fuerzas organizadas, sino sólo con la ayuda de todos aquellos buenos
amigos que estaban compenetrados con los idearios de mi padre,
recogidos para desarrollarlos, con miras a la prosperidad de España,
por el partido de Unión Monárquica Nacional.
Mi candidatura nunca será una declaración de guerra, porque ni a
ello me llevaría mi manera de ser y de pensar, ni me considero con
personalidad para venir a sembrar discordias a Jerez; pero en ningún
caso pretendería alcanzar una representación honrosísima para mí
por ser de jerez, apartándome de las mismas normas de sinceridad que
quiso mi padre imprimir a su vida pública. Por tanto, no aceptaría
alianzas que envolvieran o determinaran el apartamiento de aquellos
principios de sinceridad y de lealtad que aprendí en su ejemplo.
– ¿...?
– Para todo esto estoy celebrando, y continuaré teniéndolas,
reuniones con varios amigos que tuvieron lealtad para mi padre y la
conservaron para su memoria. De todo ello, ampliándolo como es
natural, pensamos ocuparnos en un acto público. Para celebrarlo se ha
pedido la correspondiente autorización, que creo se concederá, ya
que las últimas manifestaciones del general Berenguer son favorables
a esas concesiones. Por último, efectuaré visitas a varios pueblos
de la circunscripción para ponerme en contacto con los amigos de mi
padre y exponer, como aquí, a la consideración de ellos los
propósitos de mi partido.
(Declaraciones publicadas en el Diario de Jerez, de Jerez de
la Frontera, el 1 de julio de 1930, reproducidas en La Nación
el 2 de julio de 1930.)
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(1) En febrero de 1931, reiteró iguales propósitos, a cuyo
efecto marcha a Jerez.