EL PODER IRÓNICO
Para muchas cosas y circunstancias es más cómodo tener la Presidencia del Consejo sin
partido que con partido. Siempre los partidos traen un engorro enorme de ineludibles
compromisos, por ejemplo, en vísperas electorales.
El señor Portela se ha encontrado la partida ideal para hacer una política de tipo
irónico, gohetiano, volteriano, maquiavélico. Sus enemigos han acertado al presentarle
en sus caricaturas como un vizconde del siglo XVIII. Se ha encontrado el señor Portela
con una gruesa pugna de tipo romántico y materialista, entre dos movimientos dispuestos a
insurgir confusamente rousseaunianamente contra las leyes y usos
constitucionales que se oponen a sus pasiones. Socialistas y derechas dicen cada uno:
"El Estado voy a ser yo".
Tercia Portela en la política desde la Presidencia del Consejo con un escepticismo
absoluto de castas y partidos, con un desdén usuario y diabólico por las retóricas y
gritos en contraste, los plácidos idealismos y las hipocresías de virtud. En seguida se
revela como un titiritero de extraña raza, casi tan interesante como Cambó, que es un
nigromante. Muchos empiezan a poner el grito en el cielo contra el titiritero. Pero no
comprenden que lo primero que hace falta para que un titiritero exista es que haya
títeres. Portela ha operado maravillosamente sobre los títeres. Los ha encontrado de
todos los colores y pelajes, por la izquierda y por la derecha, y los ha movido por medio
de todos los hilos a su alcance, con rara habilidad. Así tenía que ser en un campo
político donde las escorias son de mayor peso que el metal puro y donde los residuos
superan siempre a los cocientes. Eso sucede siempre que no se sabe dividir. Es lo que
venimos diciendo en la Falange: España está mal partida en dos, partida por la línea
oscura de los intereses y no por la clara y neta línea moral de las conciencias. De esta
mala división general, de esta serie de malas divisiones locales, ha surgido esta
política irónica de los residuos frente a la política de los cocientes mal obtenidos.
Portela es la contraprueba irónica del yerro que nosotros venimos denunciando desde hace
meses, porque la ironía es siempre eso: contraprueba.
EL PACTO FUTURO
La ironía tiene una virtud. Conduce a los hombres a ser moderados y razonables.
Los descompone dulce y burlonamente después de haberles producido una ira personal. La
polémica contra Portela desciende en los medios más hostiles hasta hace pocos días,
pero también más avisados y más interesados. La campaña contra el presidente de la
República se va desvaneciendo. El propósito de Cortes Constituyentes, el grito de
"todo el Poder para el jefe", la reforma del artículo 81, persiste ya tan sólo
en zonas excitables e ingenuas. Los enterados han desistido. Es menester prepararse a
pactar, en previsión de que la ironía gubernativa siga causando sus terribles estragos.
Nadie ha negado nunca al señor Gil Robles un gran sentido de la realidad y la medida, una
adaptación constante a las circunstancia de momento y una rara habilidad en las
evoluciones. A esto se añaden, sin duda, los buenos consejos. Todo hace pensar que si no
hoy, en un futuro próximo y quizá apacible, los señores Gil Robles y Portela se podrán
entender. Todo marcha, por los pasos contados, hacia combinaciones de grado superior al
cedorradicalismo.
EL FRENTE "PACÍFICO"
Las llamadas derechas "auténticas" van a padecer. Todo parece conjurarse
con ellas y las constelaciones políticas se les vuelven cada vez más crueles.
En las dos zonas de derechas, la "auténtica" y la "conformista", o
si se quiere, la "pura" y la "aplicada", se han podido observar
parecidos fenómenos. Los grandes aparatos de intereses concentrados en la autoridad de
dos grandes periódicos matutinos han ido moderando el antiportelismo y el
antipresidentismo de Gil Robles, así como el anticedismo de Calvo Sotelo. Los dos grandes
periódicos, como representantes de vastas zonas neutras de intereses, que tienen su signo
y su concordia en una pingüe publicidad, han ido empujando las cosas, cada uno en su
campo y "siempre para evitar mayores males", hacia temperaturas cada vez más
serenas, normales y pacíficas, dentro de sus criterios respectivos. Este largo e
instintivo trabajo de erosión, realizado por la gran Prensa, va desprendiendo cada vez
más la política de los señores Calvo Sotelo y Gil Robles de sus raíces originarias.
Uno y otro pueden cantar a sus órganos periodísticos la conocida copla:
Ni contigo ni sin ti
tienen mis penas remedio.
La gran Prensa, la Banca, las ambiciones personales, laboran y especulan sin cesar
sobre las divisiones y rencillas, sobre la baja manifiesta del tono moral para ir
conduciendo las cosas a una nivelación y a un reparto tranquilos, puestos al reparo de
una defensa gubernativa del orden público. Todo empuja a la paz de la C.E.D.A. con el
portelismo y a la paz de los monárquicos y tradicionalistas con la C.E.D.A. Si no se hace
a gusto, si en muchos casos se hace aún con rencor mal contenido, se hace a la fuerza y
"en vista de intereses superiores".
Es la kermesse heroica...
Esto da una gama de compromisos que parte del ironista cauteloso y pasa por el hábil
razonable, cogiendo en el garlito al terco doctrinario ilusionado y haciendo llegar al
tonto enardecido la consigna de "guarda, que es podenco". Las rupturas a la
larga y complicada cadena que se va formando serían posibles, pero se reharían
inmediatamente. Si en esta vasta línea hay muchos dispuestos a herirse entre sí, van
siendo muchos los que vierten amorosamente el bálsamo o piden árnica.
LAS IZQUIERDAS
Las izquierdas se conservan en un silencio inteligente y amenazador. Saben que si
se les presenta mal el campo político les quedan otros dos, el social y el
revolucionario, para forzar la partida. El socialismo es siempre un ejército de tres
armas frente a un ejército de una sola. Sólo la Falange dice escuetamente: frente a esa
política, otra política; frente a esa sociedad, otra sociedad; frente a esa revolución,
otra revolución.
(Arriba, núm. 30, 30 de enero de 1936)