Dice que éste no es un mitin
electoral, sino uno más de la serie en que la Falange va buscando el contacto de la
auténtica España, encubierta por la costra de la vieja política. Esa España como
la Falange ni cree en la vieja política ni tiene nada que esperar de ella. Ni de
las izquierdas ni de las derechas. Las izquierdas rompen con la tradición de España y
con el orgullo de haberla servido como la sirvieron nuestros antepasados y nosotros mismos
en las guerras imperiales, en la de la Independencia y en Africa. La política de
izquierdas obedece a consignas extrañas y transige con los separatismos. Y la de
derechas, en cambio, se desentiende de la angustia popular. No se acongoja con la
conciencia de que el pueblo campesino español vive condenado a arañar tierras pobres,
por las que, encima, tiene que pagar renta.
Nosotros sabemos que ni en la derecha ni en la izquierda está el remedio, sino en el
resurgimiento de la auténtica España de debajo, estructurado en sus unidades reales:
familia, municipio y sindicato. Entonces tendrán que guardar silencio los charlatanes de
la política y ganarse el pan los parásitos. Veréis cómo sin ellos volvéis a cumplir
grandes destinos. Eran como vosotros, tenían vuestras mismas caras los que hicieron que
este sol de la Mancha calentara la redondez del mundo sin dejar de mirarse en tierras
españolas.
(Arriba, núm. 26, 2 de enero de 1936)