Si algunas veces me acometió la
duda de si los veteranos de la Falange llegaran a dirigir a España, en cambio no dudé
nunca de que regirán los muchachos que han descubierto en la Falange su verdadera actitud
ante España. No hay más que vieja política y nueva política. Más fuerte que las
actitudes de derecha e izquierda es hoy, en la juventud española, la conciencia de
generación. Entre unos y otros pueden los muchachos de hoy enzarzarse a tiros; pero,
aunque combatan, todos se sienten unidos en una misma responsabilidad, en un mismo estilo.
Los estudiantes de hoy se adiestran en el deporte, estudian que es lo que parecería
más irrealizable y no se entristecen ni se marchitan en los sórdidos antros de
esparcimiento que rodean a la calle de San Bemardo. Pronto se habrán entendido por encima
de sus luchas y harán juntos a nuestra España verdadera. Y entonces nosotros, los que ya
podremos consideramos viejos a la hora del relevo, ya que no del descanso, podremos
decirnos con tranquilo orgullo: "Si no vencí reyes moros, engendré quien los
venciera."
(Arriba, núm. 25, 26 de diciembre de 1935)