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SOBRE LAS ELECCIONES DE 1936 ¿Cómo va usted a luchar en las próximas elecciones?, preguntaba el periodista
señor Ortega Lisson.
La Falange aún no ha adoptado una actitud definitiva ante las próximas elecciones.
Desde luego, no se alineará ninguna alianza que se constituya con un sentido de
"unión de derechas". La Falange no es un partido de derechas, como tampoco lo
es de izquierdas. Entiende que estos valores de derechas e izquierdas están caducados,
por descansar sobre concepciones laterales, incompletas, de lo que es España. España es
para nosotros la "unidad de destino" que diferencia en lo universal a un grupo
de pueblos. Las izquierdas, al entregarlo todo a decisiones de voluntad, niegan la
permanencia inconmovible en esa unidad de destino, superior a todas las decisiones; así,
bajo el signo de las izquierdas, el Estado no encuentra justificación para cerrar el
paso, aun contra la voluntad de los demás, a las corrientes separatistas, que son la
negación de España, y el comunismo, que es la negación de toda una manera occidental,
espiritual, cristiana de entender el mundo. Las derechas, por el contrario, desconocen que
un pueblo es también una comunidad material de existencia, en la que nadie puede
considerarse exento de participar, por duros que sean, en los sacrificios comunes.
Nosotros entendemos que lo nacional y lo social han de integrarse en una síntesis
superior, que para nosotros cuaja en la fórmula nacionalsindicalista. Con este sentido
integrador hemos propugnado un frente nacional. Y no entraremos en coalición alguna que
nos exija el apartamiento de nuestra doctrina.
¿Qué número de diputados fascistas cree usted que irá a la futura Cámara?
Supongo que querrá usted decir nacionalsindicalistas. No puedo
contestarle. No existiendo en España la representación proporcional, no es posible
predecir nada, mientras no se sepa cómo quedarán constituidas las candidaturas.
¿Triunfarán las derechas?
Creo que no.
¿Cuál cree usted que será la composición del nuevo Parlamento?
Me entregaré, como pasatiempo, al papel de adivinador. He aquí un cálculo en
el que, por tratarse de un pasatiempo, prescindo de la posibilidad de alguna
participación nuestra: nacionalistas regionales (más o menos declarados), 60; centro,
100; derechas, 140; izquierdas, 170.
Si lograra usted el triunfo, ¿qué política desarrollaría?
El triunfo electoral próximo de mi partido es una hipótesis absurda. Cuando la
Falange triunfe desarrollará una política acorde con el sentido de mi primera respuesta,
tal como está sistemáticamente formulada en los veintisiete puntos de su programa.
¿Qué sucesos políticos prevé usted para el aiío próximo?
Este: las izquierdas burguesas volverán a gobernar, sostenidas en equilibrio
dificilísimo entre la tolerancia del centro y el apremio de las masas subversivas. Si los
gobernantes Azaña, por ejemplo tuvieran el inmenso acierto de encontrar una
política nacional que les asegurara la sustitución de tan precarios apoyos por otros
más fuertes y duraderos, acaso gozara España horas fecundas. Si como es más
probable no tienen ese acierto, la suerte de España se decidirá entre la
revolución marxista y la revolución nacional. Ortega Lisson.
(Blanco y Negro, 25 de diciembre de 1935) |