(Notas tomadas por el periodista José Montero Alonso en la
entrevista celebrada con José Antonio el 12 de diciembre de 1935, que no llegaron a
publicarse.)
Guerra y neutralidad.Lo fundamental es esto: que en cada coyuntura internacional
elija España libremente su actitud. Y, claro está, para elegir con libertad hay
que ser fuerte. Mientras España no sea militarmente fuerte, toda discusión sobre
neutralidad o participación en guerras será lamentablemente ociosa.
Paro obrero.De momento hay que alejar el fantasma del hambre, cueste lo
que cueste, buscando el dinero donde lo haya (como alguien dijo y no cumplió). Pero a la
larga, el problema del paro exige la desarticulación del sistema capitalista, dentro del
cual no hay solución para los problemas sociales, porque es él quien los crea o los
agudiza. La Falange, contra el criterio capitalista que asigna la plusvalía al
capital, propugna el criterio sindicalista: la plusvalía para la comunidad
orgánica de productores.
Relación entre capital y trabajo.Para nosotros el capital no es sino un
instrumento al servicio de la producción; no concebimos la estructura de la producción
como relación bilateral entre capital y trabajo. El capital, en cuanto instrumento para
el logro nacional de la producción, debe pertenecer a los productores mismos en sus
formas individuales o sindicales o a la integridad económica nacional.
Matrimonio.La familia es, para nosotros, la célula social indestructible:
la primera de las unidades naturales que el sistema liberal capitalista ha desnutrido. Y
no admitimos que haya más forma de constituir y conservar indisolublemente la familia que
el matrimonio.
Autonomías. Cataluña.A nuestro modo de pensar, constituye una traición
contra España la entrega de estatutos autónomos a regiones en cuyo espíritu no se halla
definitivamente instalada la conciencia de la unidad de destino en que España
consiste. El estatuto dado sin esa garantía es un instrumento de desmembración.
Cataluña, pueblo magnífico, al que acaso esté reservado recobrar el primero la
conciencia de un gran destino común español, no está al presente limpia de separatismo
como para que pueda entregársela sin riesgo un estatuto que ponga en sus manos la
formación espiritual de las nuevas generaciones.
El momento político.El momento este las seis de la tarde del día
12 de diciembre es tan fugitivo, que más vale llegar a una hora un poco más clara,
¿no le parece?