Primo de Rivera afirmó que la
Falange no es partido de derechas, como lo prueba su resuelta actitud frente a la reforma
de la Reforma Agraria; la Falange sabe que hay que mejorar revolucionariamente la vida del
pueblo español. Y tampoco es un partido de izquierdas, porque las izquierdas han servido
más o menos conscientemente al designio extranjero de deprimir a España, para disminuir
su papel histórico. Por eso la Falange no quiere ni la Patria con hambre ni la hartura
sin Patria; quiere inseparable la Patria, el pan y la justicia. Y para separárselas al
pueblo, no sólo no pide nada, sino que ofrece el sacrificio y el ímpetu de los suyos.
(Haz, núm. 8, 29 de julio de 1935)