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EL ACTO DE MADRID Y LA PRENSA Con
recortes de Prensa se podrían demostrar, respecto al acto de Madrid, las más diversas
cosas: desde la realidad de su gran importancia hasta la suposición de que no se ha
celebrado nunca. Entre los de la mañana, ABC se produjo con una probidad
informativa que a quien más favorece siempre es al periódico que la usa, reflejando la
verdad ante sus lectores. Dedicó al acto del domingo casi una plana en su edición de
Madrid y dos en su edición de provincias. Más que la extensión nos interesa si la
calidad y las noticias y extractos de los discursos eran fieles. Otro criterio siguió su
colega El Debate. Pretendió restar importancia al acto, no sólo en volumen, sino
en estilo, y dijo, por ejemplo, "que se habían tomado toda clase de precauciones
para evitar incidentes", mientras ABC, más veraz, cerraba su información
señalando que "no hubo alarde de precauciones". La autoridad estaba bastante
informada para saber que no eran necesarias. En la Prensa de izquierdas circuló la
consigna masónica del silencio. Hicieron la política del avestruz, en la cual brilló,
sobre todo el Diario de Madrid, imparcial, equilibrado y sereno, mitad capitalista
y mitad masónico. Algunos diarios de izquierdas, a sus referencias brevísimas añadieron
comentarios breves al discurso del jefe nacional. El número de asistentes fue calculado
por cuantos periódicos asistieron a él con cifras aproximadas en diez o doce mil. Se dio
a entender también en diversos diarios que estos diez o doce mil no eran precisamente
curiosos, sino en su inmensa mayoría, por no decir unanimidad, gentes de ¡Arriba
España!" y brazo en alto. Informaciones hizo honor a su espléndida
ascendente carrera de periódico vivo y rápido y dio una información amplia y exacta,
con una fotografía magnífica bajo grandes titulares, que recogían la vibración del
acto. No quedó a la zaga La Epoca en fidelidad informativa, y en su fondo publicó
un comentario Reno de ponderación e inteligencia, fértil en objeciones, pero que puede
servir de modelo de disparidad polémica, por la limpieza y claridad de las actitudes
doctrinales. Ya se supo conducir también como un gran periódico. Su descripción del
aspecto de la inmensa sala revelaba una percepción excelente de nuestra ritualidad
colectiva. De triste excepción en la Prensa de noche dio muestras La Nación, y
aunque la decadencia manifiesta de este diario en la consideración del público nos
incite a ser piadosos, no dejaremos de notar que La Nación ha caído bajo las
peores influencias que podía elegir en su campo. Un día este diario quiso ser exponente
de nuestro Movimiento, con comprensión, por cierto, escasa de nuestro espíritu, y ahora
se llama a engaño porque no somos lo que se había figurado y por otras razones. La
información gráfica del acto y de la comida que hubo después fue amplísima. Pero esas
fotografías apenas se publicarán. Son un testimonio vivo y patente y no exigimos
demasiado. La Prensa, dadas las posiciones en que nos movemos, ha hecho esta vez bastante.
(20 de mayo de 1935) |
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