Quienes
entienden la vida como de sí propia, quieren, ante todo, vivir, afirmar la propia
individualidad entre todas las individualidades, existir por encima de todo. Quienes
entienden la existencia como servicio, como camino hacia una meta superior, tienen hecha
siempre ofrenda de su vida, en tanto el sacrificio de la vida sirva al cumplimiento de un
fin más alto.
Libertad no nació por el gusto de afirmarse, de erigirse en centro vivo
justificador de sí propio; nació para ser voz de una empresa abnegada. Cuando esa misma
empresa, en una nueva etapa más extensa y más fuerte, exige que vuelva al silencio
aquella voz, Libertad renuncia a la vida.
Pudo resistirse a morir; pudo obstinarse en lanzar su grito y su nombre como un ángel
rebelde. Entre nosotros no es ésa la moral que rige. Cada uno de nosotros está dispuesto
a callar y a renunciar para ocupar el puesto en que mejor sirva a la Falange Española de
las J.0.N.S.
Válganos a todos el caso de enseñanza. Y en las horas próximas del triunfo, como en
las horas presentes del crecimiento, no olvidemos aquellos intentos de los primeros días
como esta Libertad que ahora se extingue, cumplido el deber, ni seamos
desagradecidos para los que ocuparon el puesto de vanguardia en los tiempos duros.
(Libertad, de Valladolid, 20 de mayo de 1935)