logo_jaoc.gif (5520 bytes)busqueda.gif (2428 bytes)indices.gif (2150 bytes)principal.gif (2310 bytes)

.

ARTE DE IDENTIFICAR "REVOLUCIONARIOS"

Quienquiera se tropiece con un feroz revolucionario –o gevolucionario según dicen algunos guturalizando la r–, con uno de esos revolucionarios tan feroces, tan feroces, que juzgan falsos revolucionarios a todos los demás, debe plantearse a sí mismo, como tema de investigación instructiva, la pregunta siguiente: ¿De qué vive este sujeto?

Porque hay tremebundos revolucionarios que ganan, por ejemplo, en una oficina pública 450 pesetas al mes y que gastan dos o tres mil entre viajes, alojamiento independiente, invitaciones a cenar y salario de tres pistoleros en automóvil para protección de sus preciosas vidas.

Si alguien se obstina en averiguar de qué manera los tales revolucionarios repiten con sus parvos ingresos el milagro de los panes y los peces, no tardará en descubrir como fuente secreta de tales dispendios la mayordomía de algunos millonarios archiconservadores, o ciertos fondos estables dedicados a la retribución de confidentes. 0 las dos cosas, que de todo hay en la viña del Señor.

Esta abyección inicial aceptada por el pobre revolucionario matiza todos sus gestos y actividades. Unos y otros acaban por adoptar el color de la estafa: desde la afirmación de poseer secretos comprometedores hasta las alocuciones ingenuas, en letras de molde, dirigidas a imaginarias masas cuya simpática escasez permitiría de sobra la celebración de juntas generales en las plataformas de un tranvía.

Esto de que un individuo tenga que vender su cualidad de persona decente a cambio de unos cochinos duros (duros, ¡ay!, que sólo recibirá mientras su abyección convenga a los amos), es, aunque triste, un corriente episodio individual. Pero ya es peor que el tal individuo, para devengar su salario, tenga que jugar con la crédula desesperación de unos pobres obreros a los que promete redimir. 0 que se dedique a injuriar a quienes con sacrificio serio de posiciones, ventajas, tranquilidad y afectos, llevan adelante la durísima tarea de alistar y curtir en la abnegación a una magnífica juventud patria.

Que este movimiento pujante ponga en zozobra a los fabricantes de falsos patriotismos y estados corporativos fiambres no tiene nada de particular; pero que al servicio de esos fabricantes haya tipos de revolucionarios afectadamente mal vestidos y sucios, con la boca llena de demagogias corajudas, es una inmundicia. Las agrupaciones sanas eliminan esa inmundicia normalmente, sin aspaviento ni sorpresa.

(Arriba, núm. 1, 21 de marzo de 1935)


Sugerencias, correcciones y aportaciones:
ocja@rumbos.net
busqueda.gif (2428 bytes)indices.gif (2150 bytes)principal.gif (2310 bytes)