El marqués de la Efiseda
buscaba hace tiempo pretexto para apartarse de Falange Española de las J.0.N.S., cuyos
rigores compartió bien poco. No ha querido hacerlo sin dejar tras de sí, como despedida,
una ruidosa declaración que se pudiera suponer guiada por el propósito de sobresaltar la
conciencia religiosa de innumerables católicos alistados en la Falange.
Estos, sin embargo, son inteligentes de sobra para saber: primero, que la declaración
sobre el problema religioso contenido en el punto 25 del programa de Falange Española y
de las J.0.N.S. coincide exactamente con la manera de entender el problema que tuvieron
nuestros más preclaros y católicos reyes, y segundo, que la Iglesia tiene sus doctores
par calificar el acierto de cada cual en materia religiosa; pero que, desde luego, entre
esos doctores no figura hasta ahora el marqués de la Eliseda.
(ABC de Madrid, 1 de diciembre de 1934)