La Junta
de mando de la Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista necesita
hacer constar:
Primero: Que en su centro de la calle del Marqués del Riscal no se estaba celebrando
ayer reunión alguna, ni pública ni clandestina. Lo prueba el hecho de que el señor juez
de guardia sólo ha comprobado la existencia en el Centro de unas cuarenta personas,
repartidas entre la oficina parlamentaria, la Bolsa de Trabajo, las administraciones de la
revista F.E. y J.0.N.S., el garaje, la conserjería, el jardín, etcétera.
Cuarenta personas en un local donde funcionan, con sus equipos de empleados, todos esos
servicios, no es cosa como para poner en movimiento a toda la Dirección General de
Seguridad.
Segundo. Que el registro policíaco, en cuya virtud se dice haber encontrado el
imponente arsenal que los periódicos describen, fue practicado por los agentes sin
requerir la presencia de ningún testigo como exige la ley y, en su mayor
parte, cuando ya habían sido trasladados a la Dirección General de Seguridad cuantos se
encontraban en los locales y podían fiscalizar el registro.
Tal es la verdad. Ahora bien: si este simulacro de descubrimiento terrorífico tiene
por objeto distraer la opinión de cosas más graves o consolar al señor Salazar Alonso
de la falta de otros éxitos, la Falange Española de las J.0.N.S. no tiene nada que
decir.
Madrid, 11 de julio de l934.
(F.E., núm. 14, 12 de julio de 1934)