(Palabras pronunciadas el 10 de febrero de 1934)
¡Firmes! ¡Otro! Y éste es un hombre humilde. Los que nos creen incapaces de entender
el dolor de los humildes, sepan que desde hoy la Falange, además de por su resuelta
voluntad, está indisolublemente unida a la causa de los humildes por este sacramento
heroico de la muerte.
¡La muerte! Unos creerán que la necesitamos para estímulo. Otros creerán que nos va
a deprimir; ni lo uno ni lo otro. La muerte es un acto de servicio. Cuando muera
cualquiera de nosotros, dadle, como a éste, piadosa tierra y decidle: "Hermano: para
tu alma, la paz; para nosotros, por España, adelante."
¡Firmes otra vez! ¡Angel Montesinos Carbonell!
(Todos: "¡Presente!")
(La Nación, 10 de marzo de 1934, y F.E., núm. 10, 12 de abril de 1934)