Desde la pasada semana, F. E. y
J. 0. N. S. forman una organización única, con una Junta única de mando, con una
perfecta fusión en todos los grados nacionales y locales de la jerarquía, con una
entrañable fraternidad en todas las masas de afiliados. No podía ser de otra manera. No
es una unión lo que se ha logrado, sino una hermandad lo que se ha reconocido. Por eso no
nos ha costado un solo minuto de discusión programática; y luego, en toda la práctica
labor de acoplamiento de mandos, la generosidad y la buena voluntad han sido tales por
ambas partes, que ninguna dificultad ha surgido en las deliberaciones y resoluciones de la
superioridad, cuyo solo criterio ha sido el de dar el máximo incremento a nuestra empresa
común de redención de España y de constitución del nuevo Estado. Sirva de ejemplo a
todas las Juntas provinciales. Falange Española y J. 0. N. S. eran dos movimientos
idénticos, procedentes de un mismo estado de espíritu ético y patético, con raíces
intelectuales comunes, nacidos de una misma escueta autenticidad española. Uno y otro
estaban y están puestos al servicio de las mismas grandes invariantes de la historia
patria y nutridos de la misma actualidad técnica y universal frente a la vicisitud de los
tiempos. Además, las gentes de F.E. y de las J.0.N S. estaban ligadas por amistades
verdaderas y por un exacto y mutuo conocimiento, que tenía que sobreponerse de una vez
para siempre a toda superficial diferencia y a toda competencia circunstancial. Este
último momento de F.E. como entidad separada de las J.0.N.S. es necesario que lo
aprovechemos para levantar el elogio que dentro nos cantaba de siempre. Estos camaradas
que ya son unos con nosotros, no ya solamente en la fe y en el combate, desde siempre
comunes, sino en la disciplina, en el sentido de cada momento bajo ese claro símbolo
imperial de las flechas y el yugo, que tomamos desde hoy como nuestros y que siempre
sentíamos como nuestros e insustituibles. Con las J.0.N.S. en hermandad única y nueva
vamos a reponer en el escudo, en el cuadrante solar de las Españas, yugo y haz;
equilibrio perfecto de la pastoral y la epopeya. Esa es nuestra meta de combate, camaradas
de la que hoy se llama para siempre Falange Española de las Juntas de Ofensiva
NacionalSindicalista. Nuestros hermanos de las J.0.N.S. guiados por Ramiro Ledesma,
fueron los primeros en abrir la brecha difícil. Fueron la primera guerrilla del estilo
nuevo, los gallos de marzo que cantaron escandalosos y aguerridos la gentil primavera de
las Españas, la que hoy nos da ya por todas partes su brote irresistible de verdor. Y no
podía ser, decimos, de otra manera. Dos movimientos, con una finalidad idéntica y con
una técnica idéntica, afianzados, además, en el principio inconmovible de la unidad y
la abolición de los partidos, no tenían otro remedio sino aniquilarse uno a otro, lo
cual hubiera sido inhumano, ininteligente y absurdo, o fundirse, en uno solo apenas
demostrada la ya demasiado evidente vitalidad de entrambos. Hecha la unión, en todo nos
ha sonreído la fortuna.
El movimiento de las J.0.N.S. había, sobre todo, insistido en una cierta crudeza de
afirmaciones sindicales, que en nosotros habían quizá retardado su virtud operante y
expresiva, aunque estuviesen bien dibujadas en nuestras entrafías. Con las J.0.N.S., hoy
todavía más que ayer, al formarnos en un solo haz de combate, somos rotundamente
"ni de izquierdas ni de derechas", o sea, de España, de la Justicia, de la
comunidad total del destino del pueblo como integridad victoriosa de las clases y de los
partidos.
Uno de los primeros efectos que la superioridad había previsto como resultado
inmediato de la unión era la seguridad de que nuestro Movimiento aumentaría
poderosamente sus capacidades de atracción. El mismo día de firmado el pacto, este
resultado previsor se producía en gran escala, no sólo por mayor afluencia de
adhesiones, sino por la incorporación en bloque de núcleos importantes, que daremos a
conocer en breve. Saludemos todos esta unión fraternal, absoluta y sin reservas,
camaradas de F.E. y de las J.0.N.S. Al escribirse este artículo es la última vez ya que
se verán separados nuestros nombres. Nos hemos unido por arriba como seres nobles y
generosos, para defender abnegadamente a la Patria y no por subalternos intereses
particulares que unen a los partidos de clase bajo máscaras de grandes principios.
Nosotros no tenemos intereses subalternos de clase, y quien nos conozca y quien nos mire
de cerca y en lo hondo lo sabe. Nos hemos unido no sólo por lo más alto y noble, sino
por la emoción, aún más que e por la inteligencia. La sangre de nuestros muertos nos ha
unido y ella es la que ha sellado nuestro pacto. Aquí abajo nos abrazamos nosotros en un
solo haz; pero allá arriba, sobre el cielo azul de las Españas, se dan hoy un abrazo
estrecho José Ruiz de la Hermosa y Matías Montero y Rodríguez de Trujifio. Ante
nuestras filas cerradas ellos están presentes. Camaradas de la Falange Española de las
J.0.N.S.: ya para siempre un solo grito: ¡ARRIBA ESPAÑA!
(F.E., núm. 7, 22 de febrero de 1934. Año ll)