Los que, refiriéndose
a Italia, creen que el fascismo está ligado a la vida de Mussolini, no saben lo que es
fascismo ni se han molestado en averiguar lo que supone la organización corporativa. El
Estado fascista, que debe tanto a la firme voluntad del Duce, sobrevivirá a su
inspirador, porque constituye una organización inconmovible y robusta.
Lo que pasó en la Dictadura española es que ella misma limitó constantemente su vida
y apareció siempre, por propia voluntad, como un Gobierno de temporal cauterio. No hay
pues, que creer, no hay siquiera que pensar que nosotros perseguimos la implantación de
un nuevo ensayo dictatorial, pese a las excelencias del que conocimos. Lo que buscamos
nosotros es la conquista plena y definitiva del Estado, no para unos años, sino para
siempre. Los últimos partidarios de la democracia, fracasada y en crisis, procuran, con
la mala intención que es de suponer y en defensa de los reductos agrietados, llevar el
confusionismo al pensamiento de las gentes. Estamos aquí nosotros para impedir el engaño
de todos los que no quieren dejarse engañar. Nosotros no propugnamos una Dictadura que
logre el calafateo del barco que se hunde, que remedie el mal de una temporada y que
suponga sólo una solución de continuidad en los sistemas y en las prácticas del ruinoso
liberalismo. Vamos, por el contrario, a una organización nacional permanente; a un Estado
fuerte, reciamente español, con un Poder ejecutivo que gobierne y una Cámara corporativa
que encame las verdaderas realidades nacionales. Que no abogamos por la transitoriedad de
una Dictadura, sino por el establecimento y la permanencia de un sistema.
El distingo es muy importante, y no hay que olvidarlo.
(El Fascio, 16 de marzo de 1933)