Si
subes a la pradera,
no pises las amapolas,
que están regadas con sangre
de la Falange Española.
Con
un puñado de sal,
y otro de canela en rama,
hizo Dios a José Antonio
para que salvara a España.
En
la Sierra de Alcubierre
hay una fuente que mana
sangre de los falangistas
que murieron por España.
Échale
tristeza al vino
y amargura a la guitarra,
camarada, nos mataron
al mejor hombre de España.
Tres
cruces llevo en el pecho,
tres heridas en la carne,
y en el corazón tres nombres.
Dios, España y la Falange.