En
pié, camaradas, y siempre adelante,
cantemos el himno de la juventud,
el himno que canta la España gigante
que sacude el yugo de la esclavitud.
De
Isabel y Fernando
el espíritu impera
moriremos besando
la sagrada bandera.
Nuestra
España gloriosa
nuevamente ha de ser
la nación poderosa
que jamás dejó de vencer.
El
sol de justicia de una nueva era,
radiante amanece en nuestra nación.
Ya ondea en el viento la pura bandera
que ha de ser el signo de la redención.
Con
el brazo extendido
y la frente elevada,
trabajemos unidos
en la empresa sagrada.
La
bandera sigamos,
que nos lleve a triunfar,
y, sobre ella, juremos
no parar hasta conquistar.