La
espiga ha de florecer
en fértil resurgir
en un intenso caminar
crear un nuevo abril.
Nuestro
cuerpo en tierra caerá
por tu honor, por el pan,
por la Patria que he de engrandecer
en un constante afán.
Glorias
de siglos claman hoy
de una España mejor
la empresa que he de conseguir
con mi Revolución.
Pues
tu puesto allá en lo alto está,
cara al sol, rumbo al mar,
de infinitos destellos de azul
de ansia universal.
Y
su voz resuena en nuestra fe,
Dios es luz, gloria,
nuestro haz refulge de ilusión
por la España Imperial.