Sucias
bodegas de sombra y de sangre
se abren al cielo, impasible y feliz,
al rojo y al negro pendón de Falange,
y arriba, el azul de las noches sin fin.
Palpitan
gloriosas estrellas lejanas,
murmuran en torno aguas que no vi,
y a cada disparo se enciende un lucero
y escalan al cielo almas de marfil.
¡Al
Pe Pri!
Torres
de esperanza, destellos de imperio
ya trepan, ya alcanzan la cota, el cenit;
ciento ochenta almenas gritan a los vientos:
Nuestro es el triunfo, siempre es nuevo abril.
De
sombra y de sangre la fosa se anega;
cinco flechas vuelan. ¡míralas allí!
¡Ya vuelve el Ausente, se rasga la niebla!
Ciento ochenta almenas le miran venir.
¡Al
Pe Pri!