: Le exhorto a que
diga la verdad.
José Antonio: Lo juro.
Presidente: ¿Edad?
José Antonio: Treinta y tres años.
Presidente: ¿Estado?
José Antonio: Soltero.
Presidente: ¿Profesión?
José Antonio: Abogado.
Presidente: ¿Vecindad?
José Antonio: Madrid.
Presidente: ¿Ha estado procesado alguna vez?
José Antonio: He sido condenado por delitos de desacato y
publicación clandestina.
Presidente: ¿Penó todo?
José Antonio: Todas las he cumplido ya.
Fiscal: ¿Desde el advenimiento de la República se colocó
usted en posición de franca rebeldía y abierta oposición a la
misma, manifestando su descontento a las Cortes, acudiendo a medios
subversivos, intentando anular las prerrogativas del pueblo?
José Antonio: No, señores. Nada más lejos de todo eso. Como
sabe todo el Tribunal, mi padre, el General Primo de Rivera, difunto
desde el año treinta, fue el Jefe del Gobierno en la penúltima etapa
monárquica. Se le destituyó o se le depuso, cobardemente, por virtud
de una serie de intrigas que todos conocen. La Dictadura del General
Primo de Rivera no cayó por ninguna oposición, declarada o abierta,
popular, sino que tales maquinaciones dieron por resultado la
formación de un Gobierno palatino de antiguos políticos. Esto lo
sabe todo el mundo. Al General Primo de Rivera no le sucedió la
República, sino el General Berenguer con todos los políticos
conocidos antiguos, Romanones, Garcia Prieto, etc., etc. Mi padre, el
dictador o Presidente, pues sobre esto de dictador habría mucho que
hablar, se fue en estado de infinita tristeza, por el pago recibido a
lo que él creía servicios a la Monarquía. Se fue a París y hubo en
él tal estado de melancolía que murió en París a las seis semanas.
Murió de pura tristeza, sin que (este detalle creo puede tener algún
relieve) de Palacio, donde tanto se debían acordar de él, llegase ni
una tarjeta postal interesándose por su salud en el mes y medio que
siguió a su expatriación de España. Comprenderá el señor Fiscal
que dados esos antecedentes –y sin que yo venga aquí de ninguna
manera, a implorar la commiseración del Tribunal de una manera
humillante–, comprenderá el señor Fiscal que mi recuerdo para
aquella última etapa del antiguo Régimen, no está, por cierto,
llena de afectos. El propio señor Fiscal y el señor Juez instructor
han tenido la consideración de creer, sin el menor titubeo, que
cierto retrato –que figura en los autos y que por error entregó la
Policía como entre mis papeles encontrado–, de suponer que aquel
retrato no sea mío.
De modo que, cuando sobrevino el cambio de Régimen, en que se
derrumbaba aquel Régimen que solapadamente y mediante intrigas había
sustituido al de nuestro padre. Esto lo someto a la consideración y
al ánimo de mis hermanos. Y sustituyó al Régimen de nuestro padre
atacándole por debajo, calumniándolo, persiguiendo aquello como una
dictadura intolerable, cuando lo cierto y verdadero es que todas las
clases conservadoras, palatinas, potentados que apoyaron la dictadura
al principio, creyendo que iba a ser en efecto un instrumento de
clase, de dominación, autoritario, se le fueron apartando, cada día
más, cuando se dieron cuenta de las obras en sentido social que
hacía la Dictadura. Muchas de las obras mantenidas por la República
en materia social, están promulgadas en tiempo de la Dictadura. Desde
luego, la Dictadura no remató su obra social, y yo me he permitido,
en lugar tan público como las Cortes, decir que fue una experiencia
frustrada, que no cumplió su destino, que no colmó las esperanzas de
una juventud española obrera, estudiantil, etc., en la que yo
entonces formaba, y que creyó que la ruptura del antiguo Régimen era
para implantar una obra social revolucionaria nueva. Yo, reciente la
muerte de mi padre, no tenía que juzgar si la Dictadura había
conseguido o no todos sus objetos, sino únicamente que mi padre
había sido traicionado por unas cuantas gentes que habían sido
destituidas por una elección popular. En principio pues, aquellas
elecciones populares tuvieron simpatía mía, aún cuando sólo sea en
este aspecto.
Un dato que me he encontrado en los autos y que he solicitado, yo
mismo, que se una, es este: Cuando el famoso Diez de Agosto de 1932,
mi hermano Miguel y yo fuimos detenidos, llamándonos como nos
llamábamos, hubo sospechas. Pues bien, sabe el Tribunal que los
detenidos de aquel Diez de Agosto fueron detenidos unos, retenidos en
prisión otros, deportados otros. Pues el Gobierno de entonces,
especialmente el Ministro de la Gobernación Casares Quiroga –para
quien tengo que dedicar unas palabras referentes a las injusticias
cometidas con mis camaradas y conmigo–, pero entonces, Casares
Quiroga por falta absoluta de pruebas, por comprobación absoluta de
que no teníamos nada que ver con aquel Movimiento, dispuso la
libertad de mi hermano y la mía. Eso figura en los antecedentes que
obran en la Dirección General de Seguridad, se han pedido para el
Sumario y no sé si han contestado.
Fiscal (Gil Tirado): Los hechos y sucesos políticos que se
produjeron en la anterior etapa, principalmente durante la Dictadura
de su padre, continuados en peor forma por la otra Dictadura mixta,
civil–militar de Berenguer, ejerciendo también forma de Gobierno
contraria a todo régimen democrático ¿produjeron en usted una
influencia tan inmediata, por su espíritu y su temperamento, que le
impulsaron a Vd. a pensar en la constitución de una agrupación
política de tipo dictatorial?
José Antonio: Eso me obliga, por mucho que me pese, a que
explique mi actitud personal. En esto de las dictaduras como
oposición de todo régimen democrático, tengo que hacer constar una
cosa, señor Fiscal. Cuando se produce un movimiento, lo mismo de
derechas que de extremas izquierdas, que conviene para implantar un
régimen revolucionario, por avanzado que sea, hay que pasar por un
período dictatorial por la sencilla razón de que a un pueblo como el
español, al que se ha tenido sumido en la miseria, no se le puede
hacer la burla de soltarle y decirle: "Arréglate con tus propias
disponibilidades". Eso es burlarle. Muchos de los partidos
representados, dignamente, en este Tribunal, creen que hay que pasar
por un período dictatorial. La diferencia está en que los partidos
reaccionarios creen y quieren que este período dictatorial sea un
régimen estable, redundando en provecho de unas clases que vienen
detentando el Poder; en tanto que los que tienen un sentido
revolucionario (y uso esta palabra no con énfasis –Falange
Española tiene sentido revolucionario– y esto también consta en
ese Sumario), los que creemos esto, sabemos que en vez de hacerlo, hay
que trabajar algunos años para darle sentido. Desde este punto de
vista, yo soy demócrata. En el sentido democrático de decirle:
"Arréglate como puedas y ven un domingo cada cuatro años a
votar", yo no soy democrático. En cambio, autoritario,
militarista:... Yo le agradecería al señor Fiscal que señale un
solo pasaje mío en que me pueda acusar de tal, que yo señalaré
luego los numerosos en que se demuestra lo contrario.
Fiscal: En julio de 1933, se celebró un mitin en el Teatro de
la Comedia de Madrid, en el que pronunció un discurso JOSÉ ANTONIO
PRIMO DE RIVERA, explicando y exponiendo su programa.
José Antonio: Deploro mucho que ese discurso no esté aquí.
Pero como hay una serie de discursos y trabajos en los que desarrollo
la misma ideología, a ellos me remito.
Fiscal: Siguiendo sus propósitos de organización, buscando y
recogiendo adeptos en todas partes, ¿la Falange Española fusionó a
ella las J.O.N.S. que ya existían con anterioridad a Falange
Española, por ser útil a sus fines políticos utilizar y atraer las
asociaciones de las J.O.N.S. contrarias al régimen legal,
erigiéndose Vd. en líder o Jefe de todo ese conglomerado, de toda
esa agrupación de la Falange Española y de las J.O.N.S.?
José Antonio: No, señor. Había una pequeña agrupación que
se llamaba Juntas de Ofensiva Nacional–Sindicalista. Esta
agrupación se fund6 por un muchacho, Ramiro Ledesma, que siempre ha
tenido un revolucionarismo espectacular. No había tales juventudes,
porque eran una docena de amigos. Lo que pasa es que como él agitaba
una bandera Nacional–Sindicalista, coincidentes en muchos puntos, en
lo teórico, con la que agitábamos nosotros, el hecho de que
existieran dos agrupaciones iguales, se prestaba a un confusionismo.
Todo el que ha hecho una propaganda política sabe lo difícil que es
recoger adeptos. El hecho de que hubiera dos asociaciones con idearios
parecidos, complicaba y entorpecía hasta tal punto, que tuvimos que
transigir con la suma de esos dos movimientos. Pero Ramiro Ledesma,
que es cauto y que sabía explotar su propia fuerza y sobre todo el
instrumento de posibles especulaciones políticas que tenía en la
mano, exigió que al nombre escueto y bastante bonito, de... Falange
Española, le añadiésemos ese de J.O.N.S. No hubo manera de hacerle
desistir, y, naturalmente, por añadirle ese apéndice no íbamos a
mantener vivo ese pequeño cáncer. Transigimos y por eso hubimos de
hacer Estatutos nuevos en octubre de 1934. Los otros eran del treinta
y tres.
Fiscal: ¿La finalidad de esa nueva agrupación política no
era otra que sustituir al Estado democrático que el pueblo se dio por
otro autoritario o imperialista, que propugnaba Vd. en su ideario
político.
José Antonio: Desde luego el sistema constitucional de
Parlamento y todo eso, sí ¿Cómo voy a ocultar semejante cosa? No
por un sistema, sino por un Estado Sindicalista; lo cual quiere decir
ésto, como todo el mundo sabe. Las personas que suponen que el
régimen capitalista está en quiebra, en sus últimas
manifestaciones, entienden que este régimen capitalista tiene que dar
paso a una de estas soluciones: o bien a la solución socialista, o
bien a la solución sindicalista. Poco más o menos, los socialistas
entregan la plus-valía, es decir, el incremento de valor del trabajo
humano a la colectividad organizada en Estado. En cambio, el sistema
sindicalista adjudica esta plus-valía a la unidad orgánica del mismo
trabajador. Se diferencian los dos del sistema capitalista actual, en
que éste la adjudica al empresario, al que contrata el trabajo. Pues
bien, como la Falange Española ha creído desde un principio, en que
el sistema capitalista está en sus últimas manifestaciones (Una
conferencia que encontraréis en las páginas de "Arriba",
quizá una coyuntura decisiva ante la historia política del mundo,
que pronuncié en Madrid ante seis o siete mil personas) y que,
precisamente esta es la crisis de nuestra época al decidirse por uno
de esos dos sistemas optó por el sindicalista, porque creo que
conserva en cierto modo el estímulo y da una cierta alegría de
trabajo a la unidad orgánica del trabajador. El socialista parece que
burocratiza un poco la vida total del Estado, pero esto, como se vé,
es actitud lícita. El mundo está lleno de partidos. El carlista,
tradicionalista, monárquico... que propugnan distintas maneras de
entender el Estado. Fuimos procesados por sostener estas ideas y el
Tribual Supremo de Justicia ya bajo el Gobierno, no actual, sino del
señor Azaña y Casares Quiroga, y precisamente por la Sala Segunda
del Supremo, que es la de más probada lealtad republicana, que está
formada no por representantes de la carrera judicial, sino por
elementos como Antán Oneca, discípulo predilecto de Jiménez Asúa,
y notables jurisconsultos como el señor Crespo Cambra, nombrado por
el Gobierno de la República, este Tribunal Supremo nos dió la razón
y nos dijo que precisamente la Constitución permite que los
españoles profesen distintas ideas políticas y prevé hasta la
posibilidad de su propia sustitución. Ella misma habla de que puede
ser sustituida por otra. Me parece que eso no es delito alguno.
Uno de los puntos, aparte nuestros juicios, determina que
entendemos que la plenitud histórica de España es el Imperio. Pero
según explica una conferencia de Rafael Sánchez Mazas, que es el
primer intelectual de la agrupación, se entiende que nosotros no
entendemos por Imperio una vasta extensión de país. Nosotros no
somos nacionalistas;. no creemos que una Nación, por el hecho de ser
territorio y de que unos hombres y unas mujeres nazcan en él ya es la
cosa más importante del mundo. Creemos que es una Nación importante,
en cuanto encarna una Historia Universal. Por eso entendemos en el
destino que Italia y Alemania expresan, valores universales, como lo
representa Rusia, y éstas son Naciones. Las Naciones que ya han
dejado de potenciar un valor histórico en lo universal, no nos
interesan nada. No creemos que lo sean por el hecho de que ya están y
se hallan enclavadas en una superficie de tierra. Creemos que eso
tiene que representar una función universal; Imperio, es decir,
trascendental, que salga más allá de sus fronteras, de su tierra, de
sus piedras, de sus elementos naturales. Y esto es lo que quiere decir
la palabra Imperio y ésto es lo que está dicho, mejor delimitado, en
la conferencia de Sánchez Mazas.
Fiscal: Para escribir como título de esa Asociación política
Falange Española y de las J.O.N.S., cuando habla de Falange
Española, lo mismo en público que en privado, en hojas y en
manuscritos, ¿se refiere a un movimiento que llaman Nacional–Sindicalista?
José Antonio: Sí, señor. Lo corriente es que el partido sea
el partido. Pero, como la conciencia pública española está tan
castigada por tantos partidos, la palabra partido suena mal, y como
tenemos tendencia totalitaria, como la tienen los socialistas ladeamos
la palabra partido y la sustituimos por Movimiento Nacional.
Fiscal: ¿No es más cierto que el emplear, para escribir, ese
título de Movimiento, sea para que en cualquier momento puedan
utilizar en dos acepciones esa palabra, es decir que llegando un
movimiento insurreccional subversivo, de algo que signifique cambio
político en España, cuando se hable de ese Movimiento no pueda
entenderse y disimular su verdadero movimiento?
José Antonio: No, señor. Nada semejante a esto. Desde el
primer mitin, dado en el Teatro de la Comedia, lo dije. Nosotros no
somos un partido más. Somos un antipartido. Somos un Movimiento
Nacional. Esto se ha dicho infinitas veces. Los que hayan prestado
atención, a mis camaradas y a mí, saben que es verdad esto.
Fiscal: Entre los numerosos actos políticos que celebró Vd.
por su autoridad y ascendiente, ¿alentó o influyó en tal sentido
que produjera en su ánimo, un estado, sobre todo cuando los otros
eran izquierdas y proletarios, que determinará la comisión de actos
delictivos?
José Antonio: La cosa es bien clara de comprobar. Cuando me
dijo esto el juez, al tomarme declaración, me preocupó pensar cómo
podría sacudirme este cargo. En la colección de mi periódico a ver
si hay un solo renglón. He pedido que se traigan mis discursos
parlamentarios. El Tribunal no lo ha creído oportuno. Pregunta
después que si esta virulencia se recrudeció en tiempos en que el
Gobierno de España era regido por Gobierno de izquierda. ¿No ha
existido eso? Se constituye Falange Española en 1933, unos meses
después de caer el Gobierno de Azaña y ha durado hasta el 16 de
febrero del año en que estamos, en que fueron las elecciones. Hasta
el catorce de marzo, en que me encarcelaron. Durante esos días no
hubo actos públicos de ninguna especie; entonces, ¿de dónde puede
sacar el señor Fiscal que esa virulencia mía se ha producido?
Presidente (Iglesias del Portal): Puede el procesado suprimir
las preguntas y limitarse a contestar a las preguntas que le hagan.
Fiscal: Al conocimiento de esos actos delictivos ¿no es cierto
que no los impidió, ni censuró la conducta de sus afiliados haciendo
uso de la autoridad que tiene sobre ellos, aún en ese periodo breve,
sino que llegó hasta casi autorizarlos, defendiéndoles, cuando eran
procesados por su actuación, ante los Tribunales?
José Antonio: No he defendido ni una sola vista por ningún
delito de sangre en doce años, ni de Falange ni de fuera de Falange.
Eso se puede ver en el Registro del Colegio de Abogados. He defendido
innumerables por supuestos delitos de tenencia ilícita, etc. Me
consta que como acuerdo del partido, como cosa organizada por el
partido, no se ha cometido un solo delito de sangre. Que en épocas de
lucha encarnizada como ésta, y entre grupos políticos de ideología
contrapuesta, caigan muertos de un lado y de otro. ¡Que duda cabe!
Esto es infinitamente triste. Tengo la misma consideración por la
sangre vertida de un lado y de otro. Me ha dolido que hayan caído
obreros anarquistas, socialistas, en luchas con afiliados nuestros,
que no sé quien son. Algunos muertos nos atribuyen. También tengo yo
sesenta y cinco muertos en una lista que está en autos, y no se me
ocurre imputarle su muerte a ninguno de los partidos de donde pudieron
salir los agresores.
Fiscal: Con motivo del aplastante triunfo del Frente Popular,
¿redobló sus actividades en contacto con otros elementos afines, por
ejemplo Renovación Española, contraria al régimen republicano, para
preparar la revolución que ensangrienta a España?
José Antonio: Le diré al señor Fiscal. A fines de diciembre
de 1935 vino a visitarme un redactor de Blanco y Negro periódico
ultraderechista, para decirme: ¿Qué resultado prevé Vd. de las
elecciones? Había preguntado ya a Calvo Sotelo, a Gil Robles y a no
sé quien más. Todos habían dicho: "Triunfo aplastante de las
derechas". En la última página o en la penúltima de este
periódico está lo que yo dije: "Preveo el triunfo de las
izquierdas". "El triunfo rotundo de las izquierdas". Y
me dijo: ¿Qué sucesos públicos prevé como consecuencia? Respondí:
"Se constituirá un Gobierno de izquierdas burguesas,
probablemente presidido por Azaña. Si este Gobierno acierta a
comunicar al país la experiencia de una obra izquierdista,
renovadora, pero con alegría nacional, puede .esperarse para nuestra
Patria buenos días, grandes días". Esto dije yo. Y agregué:
"Si no consigue eso, probablemente, habrá una pugna evidente
entre la Revolución Marxista y la Revolución Nacional". Esto
dije también. Se celebraron las elecciones, la Falange Española fue
separada de las derechas e hizo campaña contraria a ellas, porque les
eché en cara treinta veces que no habían sabido hacer una obra
Nacional y Social; que se habían limitado a aplastar, de modo torpe y
excesivo, la Revolución de Asturias, sin ponerse a indagar por qué
podía haber estallado. Todo esto lo dijimos hasta hartarnos y cuando
vino el, dieciséis de febrero y triunfaron las izquierdas, publiqué
un número de Arriba, en el que a toda plana se decía: "Sucedió
lo que tenía que suceder"
"Como habíamos previsto el veintiocho de junio de mil
novecientos treinta y cinco, antes de la primavera de este año
tendremos Gobierno Azaña en el Poder". "La experiencia es
peligrosa. Está llena de riesgos. Pero esta experiencia peligrosa nos
interesa. Esta puede tener una sustancia, un color y un
contenido". Así que, como españoles, miramos esto con una
expectación benévola.
Fiscal: Acaba Vd. de manifestar que tenía que venir la
Revolución Marxista con la Nacional. ¿Es la equiparación de que
tenía que ser la marxista con ustedes?
José Antonio: No voy a dar parte de mis condiciones de
profeta. Yo lo que dije es que estallaría un choque violento. Eso es
evidente. En la calle está. La relación mía o la simpatía con esto
que está luchando en la calle, esto, cuando el señor Fiscal me lo
pregunte, le contestaré con mucho gusto.
Fiscal: En virtud de ese triunfo del Frente Popular ¿dedicó
sus actividades a celebrar reuniones clandestinas, con sus secuaces
para llegar a un acuerdo a la forma, la manera y la época propicia en
que habían de tener lugar el movimiento subversivo?
José Antonio: Si estaba en la Cárcel, algo así como
veintitantos días, no podía hacerlo y ¿cómo iba a mostrar
simpatía hacia esas personas a quienes había combatido y censurado
durante dos años?
Fiscal: ¿Presentaron Vds. impreso del programa político, en
la Dirección General de Seguridad?
José Antonio: No, señor. De los Estatutos, sí: pero del
programa político ¿desde cuándo hay que presentarlo?
Fiscal: La lectura de los números y puntos que se detallan y
expresan sin hablar del conjunto, ¿ese programa político era sin
variación alguna, lo que constituye el desarrollo de todas las
actividades políticas de ustedes? ¿Lo refleja todo?
José Antonio: No voy a condenar ahora la Revolución, para que
parezca que quiero congraciarme con el Tribunal. Esto me interesa
ponerlo en claro. La revolución en calidad de cipayos, la revolución
de mis muchachos, ardorosos, combatientes, para luego Dios sabe qué,
eso no. Creo que eso es la sustancia del juicio presente y espero las
preguntas del señor Fiscal.
Fiscal: ¿Antes de ser detenido hizo propaganda en contra de la
República y a favor del Fascio, que continuó con posterioridad, y
siempre tratando de la Revolución para su logro?
José Antonio: ¡Jamás! ¡Jamás! ¡Jamás!. La palabra Fascio
no aparece ni una sola vez en treinta y tantos números. ¡Que me
señale un solo hecho, o indicio, de semejante cosa!
Fiscal: ¿Recibía cartas dirigidas a Vd. como Jefe de la
Falange de sus secuaces, en las que estos decían, llenos de ímpetu y
valor, que se preparaban para lanzarse al asalto del Poder?
José Antonio: Probablemente innumerables. Es cosa de los
ingenuos.
Fiscal: ¿Usted realizó un viaje a Alemania en el año treinta
y cinco?
José Antonio: No, señor. El primero de mayo de 1934, por
primera vez, y volví el siete del mismo mes. Le voy a decir que
hablé unos minutos con Hitler, pero éste no habla más lengua que el
alemán y yo es una lengua, que apenas puedo decir, que empiezo a
entender. Me tuve que valer de un intérprete y en cinco minutos que
hablamos me dijo que tenía gran afecto para la memoria de mi padre,
le di las gracias, y como había entre nosotros una gran distancia,
allí terminamos la entrevista. No he vuelto a poner los pies en
Alemania ni antes ni después.
Fiscal: ¿La gestión de este Movimiento data precisamente de
este año?
José Antonio: ¿Del año treinta y cuatro?
Fiscal: Quizá del año treinta y tres, a virtud de aquella
época.
José Antonio: Eso no lo sé.
Fiscal: La prensa ha publicado escritos, que nadie ha
contradicho ni rectificado, en donde se ha dicho que antes de que Vd.
fuera a Alemania, hubiera ido ya el difunto ex General Sanjurjo, por
sugerencias que le hicieron a Vd., en su estancia en Berlín, por
Hitler o alguno de los lugartenientes suyos, y usted lo indicó a
Sanjurjo para preparar la subversión.
José Antonio: Perfectamente. El señor Fiscal en su acusación
dice que eso ha sido publicado un día de octubre de este año. Según
dice el señor Fiscal, mi absoluta incomunicación empezó el
dieciséis de agosto. Es decir que, desde entonces, se acabó la
tolerancia conmigo. Entonces, comprenda el Tribunal, que es imposible
que yo me enterase de que se había publicado eso y me rectificara.
Eso sería pedir gollerías. En cuanto a Sanjurjo lo vamos a ver
enseguida.
Fiscal: Ya le preguntaré sobre eso.
José Antonio: Decía el señor Fiscal que el General Sanjurjo
fue propuesto por mí, o me dijeron que era mejor que fuera Sanjurjo.
Pues bien, sobre lo que he dicho antes, referente a mi paso por
Alemania, de que jamás he visto al señor Hess, añadiré que no he
tenido la más mínima relación con Sanjurjo, a quien tenía afecto,
porque era compañero de armas de mi padre y hombre de muy buenas
cualidades, aunque quizá fuera equivocado y torpe en política,
porque no tenía capacidad política. No he tenido relación con él,
porque él ha estado emigrado en Portugal y yo he estado en España.
Fiscal: ¿Heff no preparó una entrevista de Vd. con Hítler?
José Antonio: ¡Jamás!, no he visto jamás a Hess.
Fiscal: Lo de Hess o Heff, lo mismo da. Ahora, si le conoce
mejor el procesado, eso varía. Yo sigo con Heff, mientras no se
demuestre lo contrario con un diccionario. Claro que, cuando el
procesado lo dice, él sabrá por su superior cultura.
José Antonio: Bien; el señor Fiscal sabe que mi cultura es
bien modesta, pero que la uso.
Fiscal: Basta. ¿Tuvo lugar un mitin en Berlín en el que
habló usted, hablando también Mosley?
José Antonio: Yo le digo al señor Fiscal que un mitin es un
acto público. Ha tenido que publicarse la reseña en infinitos
periódicos de Europa. Hay muchos periódicos españoles que tienen
completísimo archivo: El Sol, El Debate, ABC.
Todos están ahora incautados por el Frente Popular. Que se pida a los
archivos de esos periódicos, ya que yo no lo puedo hacer, porque
estoy encarcelado y todos lo sabéis, a ver si existe un supuesto
mitin, en un lugar de Europa, en que yo haya hablado. Tampoco conozco
al señor Mosley.
Fiscal: ¿Recuerda que Sanjurjo al hacer su viaje a Alemania
desde Portugal, vino una referencia que se publicó y la insertaron
todos los periódicos españoles, de su disimulo de que se marchaba
porque se le había hablado de algo que se preparaba?
José Antonio: Sí, recuerdo haberlo leído.
Fiscal: Sin embargo, como a usted le consta que hizo un viaje a
Alemania y le notificó a usted...
José Antonio: Yo le ruego que no me haga explicar la conducta
del General Sanjurjo, sino la mía. Yo creí que se había visto que
no lo estaba. Pero esto ¿qué relación puede tener conmigo?
Fiscal: Pues por el afecto. El General Sanjurjo disimuló su
salida de Portugal.
José Antonio: Pero ¿cómo detrás de mí, señor Fiscal?
¿Cómo he podido decir que Sanjurjo fue detrás de mí, si he
sostenido que estuve a primeros de mayo de mil novecientos treinta y
cuatro y Sanjurjo fue en el año treinta y seis?
Fiscal: No hay una distancia tan grande. Para mí, según mi
información, es más próxima.
José Antonio: Pues, por fortuna, en la colección de Arriba,
se da noticia cada semana de mi actuación. Cada semana estoy dando un
mitin en ciudades de España.
Fiscal: ¿Usted sabe si en su estancia en Berlín el General
Sanjurjo, llevó a cabo un pacto especial, en el cual Alemania
colaboraba no sólo con protección y ayuda económica, sino también
con armas y.municiones, a cambio de algo que se le concedía de
nuestro suelo?
José Antonio: Yo no sé nada de semejante pacto. Y si eso
puede ser puede tener la seguridad de que a quien hubiera firmado un
pacto de esta índole, no hubiera tenido yo después escrúpulo de
pasarlo por las armas. Es decir, envolvernos en un régimen colonial
en que tantos años ha estado España y del que estaba saliendo hace
treinta y cinco o cuarenta. Eso de ninguna manera.
Fiscal: En una de las cartas que usted recibió de Sanjurjo,
éste empezaba así: Desde Vigo y a mi regreso de Alemania tengo mucho
gusto en felicitarte, porque eres muy valiente..." pues bien, en
el ángulo hay una nota, de su puño y letra, en la que habla de algo
de carácter secreto.
José Antonio: Dice: "Contestada de palabra por persona
segura".
Fiscal: ¿Quiere usted explicar por qué se le dio ese
carácter secreto, como una inteligencia común entre ustedes?
José Antonio: Está clarísimo. Me escribe una carta el día
de mi santo, que es también el santo suyo. El día 19. Me pone esas
cosas que se ponen a todos los amigos que están en la Cárcel. A mí
me habla de tú y yo a él no. Me considera por la amistad que a mi
padre le unía, como un niño. Dice: "A mi vuelta de Alemania te
puse un telegrama que supongo no recibirías". En vez de
contestarle por escrito a esa carta de diecinueve de marzo, a alguien
que vino y me dijo: "Voy a ver al General Sanjurjo en
Portugal", le encargué que le dijera que había recibido su
carta y que me alegraba muchísimo. Pasó un mes y pico y el
veintitrés de abril me volvió a escribir otra carta que está ahí
en la que me dice: "Supongo que recibirías una carta mía que te
envíe a la cárcel Modelo". Ni ha recibido esa contestación
mía, ni le importa, ni me ha vuelto a escribir. Y esta segunda carta
es, poco más o menos, tan frívola como a otra. Me habla: "Aquí
veo todos los días a tus magníficos muchachos expatriados".
¡La gracia que me haría ver a esos que iban a presumir de héroes
cuando todos estábamos en la cárcel! El General Sanjurjo me escribe
una carta felicitándome por mi santo. Le mando recado de palabra. No
lo recibe. Me escribe segunda carta y se acaba mi correspondencia con
el General Sanjurjo. Esto es lo que está en los autos.
Fiscal: ¿Estando en la Cárcel de Madrid detenido, lo mismo
que en esta de esta Capital, no ha recibido usted muchas cartas sin
censurar todas ellas.
José Antonio: Sin censurar, que yo sepa...
Fiscal: ¿Reconoce que son del General Martínez Anido, del
Doctor Albiñana, de Serrano Súñer?
José Antonio: Y de Miguel Maura, doctor Marañón, y otros
amigos más. El contenido de esas cartas está ahí y a ellas me
remito y si quiere un pequeño comentario a ellas, lo haré.
Fiscal: Estando en la cárcel, las principales visitas que
recibió ¿no eran de elementos de Falange Española?
José Antonio: Naturalmente que sí.
Fiscal: ¿Con ellos hablaba usted de la preparación del
movimiento subversivo?
José Antonio: Con ellos hablaba por tandas de quince a veinte
y rogué a los Oficiales que me las abreviasen. Se trataba de gente
cariñosísima. Eran "Arriba España", el saludo y alguna
que otra vez "Os trasladan a Madrid", "Cuándo os
libertan". ¿Ibamos a conspirar a gritos con treinta o cuarenta
personas a la vez y con personas que yo no conocía pues no había
estado jamás en esta región?
Fiscal: ¿En el locutorio de conferencias concurrían nada más
que Letrados o también personas de la intimidad o correligionarios?
¿Podía usted, no a gritos, sino en conversaciones aparentemente
corrientes por todos los que concurrían allí, de la capital y de la
provincia, haberlo hecho?
José Antonio: Claro que eran afiliados casi todos, pero yo
personalmente no les conocía. Eran afiliados porque me lo decían
ellos. Muchas veces les pregunté: ¿Tenéis carnets? Entonces salían
una tercera parte de ellos diciendo que eran simpatizantes. Yo les
dije que tenía poca simpatía a los simpatizantes, porque eran los
que se sumaban a los homenajes, pero no a la lucha. Tuve visitas
individuales, y estoy dispuesto a contestar sobre esas entrevistas.
Fiscal: ¿Recuerda que las comunicaciones en el locutorio con
su familia, eran en el mismo pasillo reservado a la vigilancia?
José Antonio: Sí, señor.
Fiscal: ¿Las demás eran en el locutorio de enfrente? ¿No
recuerda que ha recibido visitas sin tener el carácter de Abogados en
el locutorio de Abogados?
José Antonio: Generalmente en consideración a ser Diputados
que venían a verme de cuando en cuando.
Fiscal: ¿Recuerda que entre esas visitas recibió una de José
Ibáñez Massó, de esta capital, en donde le habló a usted de la
preparación del movimiento y tiene su explicación en el momento en
que esperaba la llegada de su Secretario, el Letrado señor Sarrión,
con el cual le pondría usted en relación?
José Antonio: Del movimiento no me habló nada. Probablemente
sí me dijo: "Tengo que decirle alguna cosa reservada", como
muchísimas veces me han dicho –porque como es de comprender no
todos los partes pueden darse al pregonero–, y es probable que le
dijese: "Puesto que va a venir Sarrión entrevístate con
él". Con lo que terminó la entrevista con mi Camarada ya
difunto y entrañable Ibáñez Massó.
Fiscal: ¿Fue éste el que fundó Falange Española en
Alicante?
José Antonio: No lo sé, porque tuvo sus dimes y diretes. Yo
no le conocía directamente, aunque nos habíamos escrito,
personalmente, hasta esa primera vez que vino a verme. Lo que le ha
pasado después desgraciadamente, lo he sabido ayer...
Fiscal: ¿Es cierto que llegó Sarrión, su Secretario?
José Antonio: Es compañero mío de Universidad.
Fiscal: ¿Le puso usted en relación con Ibáñez Massó?
José Antonio: No. Le dije a Ibáñez que se pusiera en
relaciones con Sarrión.
Fiscal: ¿Recibió la visita de Augusto Aznar, Médico de
Crevillente, que había llegado en coche conduciendo a algunos amigos,
con unas pistolas ametralladoras? ¿Le visitó a usted personalmente,
a mediodía del diecinueve o veinte de julio y después salió? ¿No
regresó a Crevillente, quedándose en la población y hubo un tiroteo
por la noche en Alicante?
José Antonio: La radio sonaba bastante clara aquella noche y
oí por la radio que habían intentado venir aquella noche.
Fiscal: ¿Es cierto que en la misma prisión, y una temporada
de ocho o quince días, estuvo usted casi en constante comunicación
con elementos reaccionarios, monárquicos, desafectos al régimen,
fascistas, que se saludaban ustedes desde la galería, los que estaban
en contacto directo con usted, y por una reja conversaban con el
saludo: "El Fascio ha de triunfar".?
José Antonio: Lo del Fascio es una expresión que no hemos
empleado nunca y que comprenderá el señor Fiscal que me molesta.
Somos sencillamente afiliados a Falange Española, pero no enemigos
del régimen. Estaban detenidos aquí desde antes de llegar yo, y
aunque estábamos formalmente separados, como había bastante
tolerancia en el régimen de la cárcel, nos veíamos con frecuencia y
nos saludábamos.
Fiscal: ¿Recuerda el nombre de Antonio Macía, apodado
"El Pollo"?
José Antonio: No señor. A este no le recuerdo. Aquí hay dos:
José Macía y Francisco Macía.
Fiscal: Usted ha hablado con algún Macía. ¿Recuerda que
estallado el movimiento, cuarenta y ocho horas después recibió la
visita de uno de los Macía. Fue Antonio Macía. Por la mañana habló
con usted ultimando el Movimiento, y por la tarde, precisamente al
oscurecer, volvió a visitarle y le pidió una carta, usted se la dio
–puesto que gozaba de una libertad absoluta en la prisión, donde el
régimen interior no rezaba para usted–, cuya carta al Macía le
indicaron la llevara al cuartel Benalúa donde estaban reunidos?
José Antonio: No, señor.
Fiscal: ¿Le habló Macía de que, cumpliendo sus instrucciones
había dejado dos camiones en la carretera de Alicante, para venir,
sacarles y señalarles la conveniencia de ir al Gobierno?
José Antonio: Mientras me hablaba de un Macía, no sabía de
que Macía se trataría. Ahora cuando me precisa este hecho, no sé...
Fiscal: Un mapa que obra al folio cuarenta y uno y al folio
cuarenta y cuatro, si mal no recuerdo...
José Antonio: Lo he reconocido.
Fiscal: Y dos calcos, en los que con lápiz azul y rojo se
señalaba la situación de las fuerzas. ¿Quiere decir al Tribunal –porque
ya dije que eso no se hace a título de curiosidad, sino como
interesado–, por qué hacía usted todas esas manifestaciones y la
distribución de los combatientes?
José Antonio: Por la sencilla razón de que creo que en
aquellos días no había un solo español a quien no interesase eso, y
como teníamos las veinticuatro horas del día para estar en la celda,
haciendo ese género de comunicación, nosotros dibujábamos, más o
menos, con el informe de los periódicos, la situación de las fuerzas
combatientes. Seguramente muchísimas personas hicieron igual en sus
casas.
Fiscal: ¿Quiere explicar al Tribunal los motivos de esas
inscripciones del calendario de Falange Española de las J.O.N.S.,
desde primero de octubre de mil novecientos treinta y cuatro a
primeros de octubre de mil novecientos treinta y cinco, en las que
aparece una cruz grande y luego "Presente"; en otras
"Asalto a la C. N. T....... ha caído un socialista"?
José Antonio: obra en el sumario de Madrid, que ya fue
sentenciado. Este almanaque no tiene ni la más mínima indicación de
procedencia, ni pie de imprenta. No ha venid o al sumario porque se
haya encontrado en registro alguno, sino en la Dirección General de
Seguridad porque lo tenía un confidente. Uno de los medios de lucha
es la falsificación de documentos de los partidos contrarios. Esa es
toda la autoridad que merece ese calendario. Tal es que no ha merecido
interés alguno a las autoridades de Madrid.
Fiscal: Yo tengo mi juicio formado de ese calendario. Es para
que explique la aparición de esas notas.
José Antonio: No tiene ninguna autoridad.
Fiscal: ¿Lo reconoce?
José Antonio: sí, lo he visto.
Fiscal: ¿Cómo estaba en las oficinas de Falange Española?
José Antonio: No lo creo; será falso.
Fiscal: Entonces, ¿la Dirección General de Seguridad
falseará las comunicaciones alguna vez?
José Antonio: Eso lo sabrá usted.
Fiscal: Vamos a ver si aclaramos una visita de Goicoechea.
José Antonio: Vamos a ver si la aclaramos.
Fiscal: ¿Usted tiene un primo, José Goicoechea y Primo de
Rivera, jubilado de Hacienda?
José Antonio: Sí, domiciliado aquí desde hace dos años, y
quizá mucho antes.
Fiscal: Según certificaciones de esta Prisión, aparece,
cuando se habla de Goicoechea y es don José, siempre "D. José
Goicoechea". Este dijo al declarar que había estado dos o tres
veces y aparece cinco; que hizo las tres o cuatro visitas con sus
familiares y ha hecho cinco visitas. Pero ahí, en el número 1639 de
las mil ochocientas y pico visitas que aparecen en treinta y cinco
días, que le han visto en la prisión figura en la relación un
señor Goicoechea de Madrid, que le visitó el dieciocho de julio.
José Antonio: El catorce.
Fiscal: Aparece, sin decir José o Antonio, señor Goicoechea,
Madrid. Es el ocho de julio. Y con el número 1778, aparece bien
claro, como tal visitante, Antonio Goicoechea, de Madrid, el catorce
de julio.
José Antonio: Antonio Goicoechea no ha estado en Alicante en
esta prisión, nunca. Además sería estúpido negarlo, he recibido
otras visitas que, igualmente, podrían ser sospechosas. Sobre esto
hay un poco de confusión. Por de pronto, el llamado Antonio
Goicoechea no es Diputado. Lo ha sido en otras cortes pero no en
estas. Están mal informados el señor Fiscal y el señor Juez. Pero
todos los que han declarado que vino a verme numerosas veces el
Diputado Antonio Goicoechea, es porque Abundio Gil dice que estuvo
varias veces. Perea dice: "No recuerdo si estuvo una o más de
una". El Juez decide que una sola vez, el catorce de julio y el
Fiscal parece que se inclina a que fueran dos. Es que hay un lío
armado. D. Antonio Goicoechea no estuvo aquí nunca. He pedido que por
Comisaría se diga si estuvo o no aquí, una persona tan conocida y
que necesariamente tuvo que ser registrada en la ciudad.
Fiscal: Usted a propósito, buscó una conferencia, una
entrevista, con un enviado especial de un periódico de Londres,
recientemente, y cuando el movimiento estaba ya en su auge, preparada
o espontáneamente ese enviado especial se le presentó solicitando
interviuvar a usted.
José Antonio: Yo no podía pedir nada porque estaba
incomunicado y una mañana me dicen: Viene a verle un periodista
extranjero –no inglés, sino norteamericano– acompañado de varios
miembros de la Comisión de Orden Público. La entrevista me hizo
poquísima gracia, porque... ¡un incomunicado ponerse a hacer
declaraciones Pero como siempre es bueno hacer una declaración
sincera, hice algunas declaraciones recogidas, con alguna fidelidad,
en los extremos que más me pueden perjudicar en ese periódico de
Murcia que tuvo la amabilidad de enseñarme el señor Fiscal.
Fiscal: A pesar de eso que depuso usted en el sumario ¿no es
más cierto que buscó usted esta entrevista como medio de sincerarse
puesto que la publicó El Liberal de Murcia, con conocimiento
de la información extranjera publicada por El Liberal con
fecha veinticinco de octubre, puesto que esta fue el seis, siete u
ocho de noviembre.
José Antonio: Aseguro, absolutamente, que no, que esta fue
tramitada por entero por la Comisión de Orden Público. Ni siquiera
recuerdo cómo se llama el periodista, aunque le conozco desde hace
varios años, tres o cuatro, de Madrid. Y recuerdo que le conocí
porque almorzamos juntos, invitados por un amigo común rumano,
antifascista furibundo.
Fiscal: ¿Recuerda que en esa entrevista hizo manifestaciones
de desagrado y menosprecio hacia Gil Robles, porque éste durante su
mandato en el bienio negro radicalcedista, no hubiese hecho lo que
podía hacer, porque de esa manera hubiera hundido el izquierdismo y a
las organizaciones sindicales?
José Antonio: Sería ridículo. Eso está en pugna. Jamás he
dicho semejante cosa y le diré otras cosas que me perjudicarán
luego. Esa entrevista está llena de disparates.
Fiscal: ¿Censuró usted el período álgido de Lerroux–Gil
Robles, como gobernantes, a ese enviado especial?
José Antonio: Sí señor. Y también el de Casares Quiroga,
como gobernante.
Fiscal: ¿Le preguntó ese enviado especial, si usted
aceptaría un puesto, de triunfar la Revolución, en el Gobierno que
llegara a constituirse o en la Asamblea o lo que fuera?
José Antonio: No me lo dijo en esos términos. Ahora, me hizo
declarar mi punto de vista sobre esa rebelión. Me dijo "Se han
unido todas las fuerzas antiguas" Si es así, le dije que yo
estaba en contra del movimiento. No creo que el Ejército se haya
sublevado para restaurar la política antigua. Si lo hubiera hecho no
creo que algunos de los que figuran se hubieran adherido, pero ello
sería la razón para que volviese pronto el régimen de izquierdas.
Fiscal: Añadía usted que eso daría motivo a que Azaña
volviese a reconquistar el Poder.
José Antonio: Exacto.
Fiscal: A mi juicio guarda una relación directa. Recuerde
usted que le hizo la siguiente pregunta: "Qué diría usted si
supiera que Franco ha logrado la colaboración de alemanes e italianos
a costa de la concesión de determinadas porciones peninsulares y
puertos de España, y sin tener en cuenta el riesgo que existe para
una nueva guerra". ¿Le hizo esta pregunta? ¿Cree que tenía
relación con el otro informe que dijo entendía el Ministerio Fiscal
que había relación tan directa, de que efectivamente en sus visitas
de usted, había una relación de causa efecto y después de esas
visitas señalar las posiciones estratégicas, no cree que exista
relación entre esa pregunta y la anterior?
José Antonio: No puedo explicar relación alguna de hechos que
no sean míos. No se ni por qué el periodista me preguntó eso, ni
por qué lo ha publicado El Liberal de Murcia. Estoy
contestando con bastante sinceridad. El periodista me hizo la pregunta
y le di la respuesta vituperando todo pacto en que se enajenase todo o
parte del territorio o de la riqueza española.
Fiscal: Nada más.
Presidente: (D. Eduardo Iglesias del Portal).–¿Los jurados?
Jurado (Ortega): ¿Usted conocía en Madrid a Ribagorda?
José Antonio: Le conocí en la cárcel, el catorce de marzo de
este último año.
Jurado (Ortega): ¿Y a un individuo apodado "El
Negro"?
José Antonio: De ese no me acuerdo. De Ribagorda sí, porque
me escribió alguna carta. El pobre creo que ha muerto, tenía gran
empeño por hacerse pasar por camarada. Yo les dije a los camaradas de
la misma galería que no lo consideraran como tal.
Jurado: ¿Usted, anteriormente a ingresar en la Cárcel no
tenía ninguna relación con él?
José Antonio: No tenía la menor idea de que existiera
Ribagorda.
Jurado: ¿Cómo le pusieron para su custodia personal?
José Antonio: El único negro que conozco es Antonio Pereira,
que es afiliado, y tiene cariño especial o afecto a Ruiz de Alda. El
otro no sé quien es, y Ribagorda no ha estado afiliado nunca.
Jurado: Para su salvaguarda personal, ¿no le acompañaban
estos individuos?
José Antonio: No me acompañaba nadie.
Jurado: ¿Y a Ramos y Sotomayor?
José Antonio: Claro. Son los que prepararon con Ledesma la
disensión de las J.O.N.S. Este nos traicionó y lo tuve que echar.
Salió una nota mía en los periódicos. Precisamente por los puntos
de contacto que existían entre las J.O.N.S. y la Falange Española
quise que convivieran y llegaran a fundirse. Entonces Sotomayor entró
y armó la disensión.
Jurado: Ya fundidas, por la actuación de Ramos, con éste
¿guardaba usted enemistad?
José Antonio: Hay que señalar tres períodos. Ellos forman
J.O.N.S. y nos fastidian. Se suman al Movimiento y se funden. Y
tercero, ellos son desleales.
Jurado: Con anterioridad a romper relaciones con estos señores
¿guardaba usted con ellos relaciones amistosas?
José Antonio: Tenía con ellos trato diario de camaradas.
Jurado: ¿Era en la calle Marqués de Riscal donde planteaban,
como verdaderamente se ha visto en la práctica, por toda la opinión
española, el sinfin de asesinatos cometidos en Madrid contra
elementos de izquierdas que, indudablemente habían de ser provocados
por elementos de derechas?. ¿Era en la casa de esa calle donde
organizaban los asesinatos estos?
José Antonio: Esto será un rumor. No hemos planeado
asesinatos como cosa del partido. Allí no sé si en alguna
habitación unos cuantos planearían eso. Pero no tengo conocimiento
de ello.
Jurado: ¿Usted ignora los individuos que atentaron contra
Juanita Rico?
José Antonio: Los conozco. Conozco los que fueron facilitados
por un confidente del periódico Mundo Obrero, como en todas
partes hay traidores, pone unos nombres y esos nombres son distintos
de los que publica Mundo Obrero. Esto es lo grave: que Mundo
Obrero encontró más periodístico y sensacional dar ciertos
nombres.
Jurado: Concretando. Los individuos que atentaron contra esa
muchacha pertenecían a Falange Española?
José Antonio: No sé quienes atentaron contra Juanita Rico. Y
digo que esos nombres son distintos. Hay los verdaderos autores, los
del confidente y los del periódico. De los verdaderos autores no
tengo idea.
Jurado: ¿Al señor Robles, que actuó de Fiscal en la causa
contra usted le unía alguna amistad?
José Antonio: De él conmigo no.
Jurado: ¿Ni de una prima suya?
José Antonio: Nada.
Jurado: Usted dice a preguntas del Fiscal que cuando fue el
Ibáñez Mussó a comunicar con usted, le dijo que se sometiera a las
instrucciones que le daría uno de sus compañeros.
José Antonio: No señor. Exactamente, no. Ibáñez Mussó me
dijo que me tenía que decir algo más minucioso, más reservado. Yo
para asegurar la intimidad de la comunicación le dije: "Pues hoy
viene precisamente Sarrión, que es compañero mío de despacho. Habla
con él".
Jurado: ¿Cómo puede justificar que siendo la máxima
autoridad de Falange Española vitupere el movimiento que han
provocado, siendo Falange Española uno de los puntales de este
levantamiento?
José Antonio: Por el hecho, sencillísimo, de estar yo en la
cárcel, hecho que ha sido buscado directamente, por las fuerzas de
derechas que están en la calle. Han querido aprovechar el brío y la
energía combatiente de los muchachos de Falange Española, impidiendo
mi control sobre ellos.
Jurado: ¿Y no ve que se contradice la opinión del procesado
con la prueba evidente, que existe y personalmente vamos a confirmar
en Alicante mismo? Sí verdaderamente debióse a que haya tenido esta
intervención tan directa Falange Española, a estar él preso y no
poder guardar la debida autoridad, con los de la localidad ha guardado
el procesado estrecha relación, por la libertad que ha tenido de
comunicaciones. ¿Y cómo es posible que los de la localidad y
provincia, que guardaban esta estrecha relación, sean también unos
de los tantos que estaban en el movimiento? Se inició el movimiento y
vimos las figuras de Falange Española guardando relación máxima con
usted y luego actuando en la calle.
José Antonio: Esto no lo sabía. Lo sé desde ayer.
Jurado: Si hubiese condenado este movimiento ¿no cree que
estos hubiesen dejado de colaborar? Si el Jefe, la cabeza máxima del
movimiento indicase la necesidad de apartarse, sus subordinados se
apartarían inmediatamente y se pondrían a su disposición, porque
goza de la simpatía y admiración de sus subordinados. ¿Cómo siguen
estos con tenacidad férrea y voluntad inquebrantable sumados al
movimiento, luchando y estrangulando el movimiento?
José Antonio: Para demostrar si es verdad o no que lo reprocho
en público, tengo el periódico clandestino que lo publicó. Hay un
artículo claro, del veinte de junio, que se llama: "Vista a la
derecha". "La Falange no es una fuerza cipaya". Se
extiende a casi toda España, precisamente por ser una de las
organizaciones modernas y por estar encarcelados muchos de los que
había ligado con más dificultad y sólo por la comunicación directa
con mis camaradas.
Jurado: Yo quiero que me conteste concretamente. ¿A qué puede
atribuirse que esos representantes de la organización aún con menos
categoría que el procesado, continúen al frente del movimiento?
¿Cómo lo justifica?
José Antonio: No sé que continúe el movimiento más que
porque me lo dice el Jurado. Además no se nos ha dejado hablar. Yo
sabía que ese movimiento se preparaba y luego explicaré cómo
trabajé para impedir que se produjera. Será porque los de Falange se
hayan dejado ganar por la sugestión de algún otro.
Jurado: A pesar de que aduce temores grandes, tenía la
libertad de destino para que creamos todos, que con una simple
insinuación, que les podía haber hecho, le hubieran obedecido y esto
parece que es lo más sencillo. El movimiento, en la forma en que
está planteado, puede haber visitas que desempeñaran una misión.
Eso sí podría decirse. En cambio salen de la cárcel, van al pueblo
y organizan atendiendo instrucciones de Alicante.
José Antonio: No puedo creer que esté demostrado. Esta tarde,
cuando me haya informado de esos autos ya argumentaré en contra.
Jurado: Además, el procesado al explicar la organización de
Falange la equipara al Partido Socialista. Hace una distinción del
Partido Socialista, a Falange, porque es una organización estatal,
que pacta cierto capital que viniendo de la producción, podría pasar
a los obreros y manifiesta que precisamente las J.O.N.S., eran lo
fundamental para que toda la producción pasase a todos.
José Antonio: A los Sindicatos.
Jurado: A los Sindicatos. Y habiendo como hay una
Confederación Nacional del Trabajo, de un puro federalismo, y donde
verdaderamente están condensados y defendidos íntegramente, los
intereses de la clase trabajadora ¿cómo justifica esta distinción
que en el fondo mantiene el procesado?
José Antonio: Precisamente en la nota de lo nacional. Tenemos
un cierto valor histórico que es lo nacional, casi todo un contenido
nacional, religioso, que habrá que conservar. Por eso somos nacional–sindicalistas
y no sindicalistas solamente.
Jurado: Pues no existiendo esa relación tan profunda, porque
si así fuera, indiscutiblemente, estaría dentro de la organización
confederal y da la coincidencia de que precisamente, en la
Confederación han ingresado todos los trabajadores, todos los
explotados y por el contrario recurren a Falange todos los señoritos
para hacer guerras de conquista, de dominios, que han de repercutir en
perjuicio de la clase obrera.
José Antonio: Pues se equivoca el señor Jurado. Puede que
ocurra eso al final. Eso será consecuencia de la lucha obrera y
revolucionaria.
Jurado: ¿Cómo se contradice en la práctica que a Falange
vayan todas las gentes de riqueza y a la organización confederal
todos los pobres?
José Antonio: Es hora de informaciones. En Falange, que tiene
cien mil afiliados, no encontrará el Tribunal ni siquiera ciento
cincuenta que tengan un vivir de sus rentas. Ahora se les ha
encarcelado por centenares, por millares. Pues vean como están en la
cárcel. ¡Miren si les mandan comida excelente! Son todos gentes
modestísimas, de la clase obrera urbana, por estar todos ganados por
otros fervores, quizá todos de una pequeña clase campesina,
estudiantes, operarios de pequeña importancia. No tenemos un
millonario en toda la organización.
Jurado: Por las acciones hechas con su padre, dice usted, que
no supieron agradecer la labor que hizo su padre en bien de España, y
en consecuencia de ello usted rompió las amistades con los demás
sectores políticos de derechas. Pero en cambio aparece aquí Sanjurjo
y otros militares y otros políticos que usted manifiesta tener para
ellos profunda relación, agradecimiento, amistad, y no se explica si
verdaderamente está en pugna porque no han sabido ponerse y que
después de guardar estrecha relación vienen a corroborar los hechos
de que todas las fuerzas de Falange, de Derecha Regional Agraria, de
las derechas, vienen engrosadas en el movimiento fascista que se ha
levantado.
José Antonio: Los Generales Martínez Anido y Sanjurjo, los
perfectos amigos de mi padre y colaboradores. Me refiero a quienes
maltrataron a mi padre. Me refiero a izquierdas y derechas, y que
tengo amigos personales en los dos bandos, ¡esto le pasa a todo el
mundo!
Jurado: ¿Usted conocía al Barón de la Lide?
José Antonio: ¿Cómo se llamaba de nombre natural?
Presidente: Roca de Togores.
José Antonio: ¡A sí! ¡De Valencia creo! Me visitaban
catorce o quince personas nuevas cada día.
Jurado: ¿Usted cree que puede llevar al convencimiento del
Tribunal si son figuras destacadas en el Movimiento?
José Antonio: Apenas si lo conozco. No lo sé. Mi primer
conocimiento de estos Camaradas ha sido cuando venían de la Región y
en visitas de quince o veinte al mismo tiempo.
Jurado: ¿Pero ellos han guardado esta relación con usted, y
se han incorporado al movimiento?
José Antonio: No lo sé.
Jurado: ¿Pronunció un mitin el 29 de octubre de 1933, en
Sevilla?
José Antonio: No. No hice en aquella fecha más que el mitin
del Teatro de la Comedia, en Madrid.
Jurado: ¿Y cómo justifica este artículo? Sevilla
¡Entusiasmo indescriptible! La Fiesta de Falange, conmemorativa del
29 de octubre de 1933... (Lo lee).
José Antonio: La de octubre del treinta y tres es justamente
lo que he dicho: la fundación de Falange Española. Que ahora lo
atribuyan a un sitio o a otro, de eso no tengo la culpa. No fue en
Sevilla, sino en Madrid.
Jurado: Si las fuerzas fascistas que se levantan para un...
José Antonio: El Estado fascista nadie sabe lo que quiere
decir. Lo que es posible es que tenga un carácter capitalista
retardatario. Esto lo hubiera impedido. Las derechas saben que estando
yo en la calle, hubiera habido o no movimiento, pero no me hubieran
apartado a que me siguieran los grupos de muchachos en Alicante,
Madrid, Coruña...
Jurado (Antonio Moreno Peláez): ¿Me puede decir el procesado
por qué medios recibió en la cárcel el mapa de que ha hecho
referencia antes, el original?
José Antonio: No lo sé. Por carta.
Procesado Miguel Primo de Rivera: Lo tenía yo.
Jurado: En un registro en la celda de usted, encontraron una
pistola y unos cargadores. ¿Puede el procesado decirnos por qué
medios llegaron a su poder?
José Antonio: He negado que esas pistolas las hubiéramos
puesto nosotros allí. El Director de la Prisión, que he visto como
testigo, dijo que nada más fácil que lanzar un paquete de este
tamaño por encima de la reja.
Jurado: ¿Esas pistolas le fueron entregadas o facilitadas a
usted por alguien?
José Antonio: No señor.
Jurado (Doménech): ¿El procesado acaba de contestar a
preguntas de un compañero jurado, que solamente ha hecho propaganda
en el año treinta y cinco o treinta y seis en La Coruña, Aragón o
Sevilla?
José Antonio: No he dicho eso. Me ha entendido mal. Propaganda
he hecho desde el año treinta y tres en el mes de octubre, hasta que
me dijeron: "Esta organización la tenéis mal controlada, porque
no habéis estado nunca". Precisamente eso en Andalucía, Aragón
y Madrid, más que en ninguna y que esta de Alicante, la tenía muy
descuidada por no haber estado nunca.
Jurado: Pues a este Jurado, que no se le oculta la inteligencia
que el procesado tiene, ¿cómo le explica que Aragón y esos sitios
donde usted ha trabajado mucho, estén con los fascistas y Radio
Burgos al dirigirse a los radioyentes diga: Falange Española, Radio
Burgos? ¿Cómo explica que estén combatiendo con ardor al lado de
toda la masa reaccionaria del país, precisamente en aquellas
provincias que ha cuidado?
José Antonio: Pues me lo explico por lo mismo que he dicho
antes. Por no estar yo en libertad. Por haber sido deliberadamente
aislado.
Jurado: Las revoluciones tienen dos aspectos. Uno, íntimo. ¿A
mí no va a convencerme de poder desmentir la cosa revolucionaria que
estamos viendo, de que están los falangistas juntos?
José Antonio: El miembro del jurado sabe perfectamente que, en
caso de exigir la participación de masas, es dificilísimo mantener
la cosa secretamente. Ante la masa se puede disimular, pero no poner
en pugna patente. Porque eso se descubriría en seguida.
Fiscal: Permítame el señor Presidente una aclaración.
Presidente: Tiene la palabra el señor Fiscal.
Fiscal: Dice usted que su detención obedeció a una maniobra
de las derechas. ¿No obedeció a un estado de insubordinación ante
un Tribunal?
José Antonio: No, señor Fiscal. Fui detenido el catorce de
marzo. Me impusieron dos meses de arresto. Los soporté. Cuando
todavía no se habían terminado me vino otro por publicación
clandestina. Me condenaron a dos meses de arresto, que es lo que marca
la Ley. Cuando estaba a punto de acabar los dos meses, el Tribunal
Supremo me largaba otro por asociación ilegal. Todas estas fueron con
prisión en el proceso. Nos absuelven, pero antes de que nos absuelvan
ya me han promovido el cuarto, para que no salga nunca de la cárcel,
porque dicen que me han encontrado dos pistolas. Tienen la suerte de
que me encuentren dos pistolas en el sitio en que más daño podía
hacerme. El Tribunal, que las vió, sin polvo, encima de un cajón
lleno de polvo, me condena. Entonces se me fueron los nervios. Esto
pasó en junio y estoy preso desde el catorce de marzo.
Fiscal: Toda esa actitud fue estudiada, relativamente meditada
por tener usted todos los trabajos de preparación. Usted
disimuladamente dio orden a los Jefes de Centurias, para que usted,
metido en la cárcel, apareciera libre y ajeno, en la seguridad de que
triunfaría el movimiento, para luego decir: ¡Aquí está el Jefe!
José Antonio: Hubiera hecho lo que hicieron todos los demás
jefes de derechas: marcharme al extranjero. Si por estar en la cárcel
me puede ocurrir lo que puede ocurrir, sí que hubiera sido sitio
seguro el mío.
Fiscal: ¿Usted conoce que sus huestes forman partidas
militares y van en la vanguardia?
José Antonio: No lo conocía. Más las referencias no puedo
tomarlas como artículo de fe.
Fiscal: Hasta el dieciséis de agosto, contestando a preguntas
sumariales, se le permite escuchar radios próximas. ¿No ha oído por
esa radio facciosa, que los falangistas van a la cabeza, en
vanguardia, con los moros mercenarios?
José Antonio: Las radios facciosas no se oyen nunca, ya que la
primera medida fue cortarlas. La única que se oye, a gritos, es la
del Gobierno.
Fiscal: Nada más.
Del libro "FRENTE A FRENTE. José Antonio frente al
Tribunal Popular. Alicante–noviembre 1936", de José
María Mancisidor. Editorial Almena, Madrid 1975